La caída del gobierno de Al Assad elimina, en teoría, un obstáculo geopolítico para la eventual construcción del gasoducto Catar-Arabia Saudita-Jordania-Siria-Türkiye («Oleoducto Catar-Türkiye»), apoyado por Estados Unidos, que se ha proyectado para atravesar Siria y ofrecer a Europa una alternativa al gas ruso.
La guerra en esta nación se ha librado, fundamentalmente, por la disputa entre la eventual implementación de esta ruta energética y la del oleoducto Irán-Irak-Siria, llamado el «Oleoducto de la amistad», nombre que recibe de los países involucrados.
Cables e informes secretos de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel, develados por Wikileaks, indican que cuando Al Assad rechazó el enlace gasístico entre Catar y Türkiye en 2009, los planificadores militares y de inteligencia rápidamente llegaron al consenso de fomentar un levantamiento sunita en Siria para derrocarlo.
SIRIA COMO ENCRUCIJADA. ¿LA GUERRA DE LOS DUCTOS?
La idea de convertir este territorio de Asia Occidental en un nodo de tránsito internacional para el transporte de recursos energéticos entre Europa, los países del golfo Pérsico y la cuenca del mar Caspio surgió hace bastante tiempo.
En 2009 Bashar Al Assad anunció la «estrategia de los cuatro mares», destinada a convertir el país en un centro regional para el transporte de hidrocarburos entre el golfo Pérsico y los mares Negro, Caspio y Mediterráneo.
Por esta zona pasa también el gasoducto árabe (AGP), que se extiende desde Egipto hasta la ciudad libanesa de Trípoli (1 200 km), así como el oleoducto Kirkuk-Baniyas, diseñado para bombear petróleo iraquí hacia los mercados europeos.
La construcción de este último fue detenida en 1983 por el hoy fallecido presidente Hafez Assad, después de un fuerte deterioro de las relaciones con el gobierno iraquí de Saddam Hussein. Sin embargo, en 2010 Bashar al Assad firmó un memorando de entendimiento con Irak para retomar la construcción de dos oleoductos y un gasoducto en esta ruta.
INTERESES GEOENERGÉTICOS
Arabia Saudita mantiene intereses en torno a la nueva realidad del país. Durante la revolución de color de 2011, un alto funcionario saudí dijo a John Hannah, exjefe de gabinete de Dick Cheney: «El rey sabe que, aparte del colapso de la República Islámica en sí mismo, nada debilitaría más a Irán que perder Siria».
En 2008 la Unión Europea (UE), Türkiye, Irak, Egipto, Jordania, Líbano y Siria planearon una extensión del AGP desde Alepo hasta la ciudad de Kilis, en el sur de Türkiye, que luego podría conectarse con el gasoducto Nabucco.
Cuando estalló la guerra en 2011 se estaba construyendo este último tramo que nunca se completó. Pero se suscitaron problemas con el ducto, que costaba 1,5 millones de dólares por kilómetro, incluso antes de que estallara el conflicto.
Catar aparece en la disputa debido a su importante producción de gas, comparte con Irán el depósito de gas natural más rico del mundo: el campo South Pars/North Pars, y compite contra la República Islámica y Rusia por el mercado europeo.
Rusia llegó a producir 32% del gas natural que consumían los hogares europeos, mientras Catar solo 9%, de allí el supuesto motivo por el cual Europa ha requerido proyectos como el turco-catarí para reducir su dependencia de Moscú.
En mayo de 2009 el emir de Catar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunciaron el proyecto del gasoducto Catar-Türkiye. Una vez en suelo turco, el gas del pozo catarí de North Pars conectaría con el también proyectado, pero no concluido, gasoducto Nabucco.
Este gasoducto debía estar operando en 2018 con capacidad para transportar el gas iraquí y del Caspio hacia Austria, pasando por Türkiye y Bulgaria. No obstante, tuvo un serio revés cuando Azerbaiyán eligió otro, el llamado Trans-Adriático, para llevar su gas a partir de 2017-2018 hacia Italia vía Türkiye, Albania y Grecia.
Türkiye, que se encuentra en la encrucijada de Asia y Europa, ha esperado casi 40 años para ser incluido en la UE y recientemente solicitó su incorporación a los Brics. Algunos análisis lo consideran la mejor opción para facilitar el movimiento de suministros de gas desde Asia Occidental hacia Europa; se beneficiaría de las tarifas de tránsito y otros ingresos generados por la energía.
El gobierno de Ankara también podría asegurar, con el apoyo de Estados Unidos, que todos los proveedores de gas en Asia Occidental puedan exportarle libremente su producto y facilitar su rol de pivote en las rutas energéticas hacia Europa. Además, aspira a diversificar sus fuentes energéticas para apuntalar su crecimiento económico sostenido.
CONSENSOS Y DISENSOS
Desde la perspectiva geopolítica, Occidente y las monarquías del golfo Pérsico buscarían debilitar la influencia de Irán y Rusia en la región de Asia Occidental, además de socavar la zona sirio-iraní y el Eje de la Resistencia (Irán-Siria-Hezbolá).
El mayor Rob Taylor, instructor de la Escuela de Comando y Estado Mayor del ejército estadounidense, escribió en el Armed Forces Journal que los oleoductos rivales influyen decisivamente en el conflicto.
Algunos análisis plantean que las rutas que llevan el gas de los grandes centros productores en Rusia, el Caspio y el golfo Pérsico hacia Europa constituyen un intrincado tablero estratégico en el que, luego del derrocamiento de Al Assad, ganaría la UE.
Estados Unidos ya es el primer productor petrolero del mundo debido a que ha impulsado la extracción de shale oil y gas de esquisto. Luego de la voladura del Nord Stream y de las sanciones contra Rusia, ha aumentado su influencia en los mercados energéticos europeos.
En teoría, la caída de Siria podría contribuir a la implementación de un proyecto de larga data basado en utilizar los recursos energéticos capturados del país, lo que socavaría la posición de los exportadores regionales de petróleo y gas, y los obligaría a aumentar la producción de hidrocarburos para competir.
Los gasoductos que ya están en funcionamiento favorecen a Türkiye. La inestabilidad extrema en el territorio sirio no sería favorable para las rutas proyectadas, que incluyen a actores como Catar, que ya cuenta con rutas para exportar hidrocarburos a Asia. Doha dirigió casi todo su crudo a dicho continente en 2022 y más de 70% de sus exportaciones de gas natural, mientras que 25% se destinó hacia Europa.
El periodista Pepe Escobar plantea que no hay evidencia de que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos colaboren con Catar para consolidar las rutas energéticas proyectadas, como el oleoducto Catar-Türkiye.
DECLIVE SIRIO POR EL SAQUEO DE PETRÓLEO POR PARTE DE ESTADOS UNIDOS
Siria, que llegó a producir 600 mil barriles diarios (b/d) de crudo en 1996, en 2010 produjo solo 334 mil. El declive de su producción fue constante, su valor más bajo alcanzó los 20 mil 581 en 2018 y comenzó a recuperarse tímidamente hasta llegar a 40 mil b/d en el año en curso.
La importancia regional y global del sector energético sirio destacó en 2009-2010 en relación con el desarrollo de políticas hacia el sector por el gobierno de Al Assad, quien implementó una nueva estrategia energética para el país motivado por el descubrimiento de importantes reservas hidrocarburíferas en las cuencas del Levante —a lo largo de las orillas de Siria, Líbano, Israel, Gaza, Chipre— y el Nilo —en el norte de Egipto—.
Desde 2016 las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos, tomaron gradualmente el control de las zonas que anteriormente estaban bajo control del ISIS. Casi todos los recursos hídricos y energéticos, junto con el potencial de producción y exportación que una vez disfrutó ISIS y financió sus actividades, cayeron bajo la hegemonía de estas agrupaciones armadas.
Se trata del campo de gas Conoco y los campos petrolíferos ubicados en Raqqa y Hasaka, donde se descubrieron más de diez campos de petróleo y gas, específicamente Al Omar, ubicado al este de Deir Ez Zor. El distrito de Zor ha estado en manos de las FDS.
Por otro lado, el gobierno controlaba los yacimientos de petróleo y gas de Shaer en Homs, así como varios pozos petrolíferos situados al occidente del distrito de Deir Ez Zor. Solo uno o dos yacimientos petrolíferos situados en el sur de la ciudad, y en algún lugar cercano a la ciudad de Abukamal, quedaban bajo el dominio del ISIS.
En 2019 el gobierno sirio tenía el control de más de 30% de los recursos energéticos del país, mientras que las milicias apoyadas por Estados Unidos controlaban casi 70%. Los ingresos que podrían obtenerse a través de estos recursos eran equivalentes a 8 mil 500 millones de dólares.
Los campos orientales controlados por estos grupos producían 25 mil b/d adicionales, una cantidad total de aproximadamente 50 mil b/d, 90 mil b/d menos que la necesaria para satisfacer la demanda interna de Siria.
En 2022 la agencia estatal SANA informó que «las fuerzas de ocupación estadounidenses instalaron una refinería de petróleo con una capacidad de refinar 3 mil b/d, en cooperación con la milicia FDS, en los campos de Remelan en el noreste de la provincia».
De acuerdo con la cancillería siria, desde 2011 hasta finales del primer semestre de 2023 el valor de los daños provocados al sector petrolero y mineral sirio, como consecuencia de la agresión, saqueo y sabotaje cometidos por Estados Unidos, ascendió a un total de 115,2 mil millones de dólares.
En 2023 el entonces Ministerio Sirio de Exteriores puso de relieve que las pérdidas directas en el sector petrolero del país ascendieron a 27,5 mil millones de dólares.
Según estimaciones del Departamento de Servicios Geológicos de Estados Unidos, las reservas potenciales de gas en alta mar de Siria ascienden a 700 mil millones de metros cúbicos (bcm), más del doble del volumen de su gas en tierra, mientras que sus reservas de petróleo son de apenas 50 millones de toneladas, una sexta parte de sus reservas de petróleo en tierra.
RECURSOS Y HEGEMONÍA OCCIDENTAL
La derrota del gobierno de Al Assad constituye un paso más para que Occidente acceda a los recursos energéticos de Asia Occidental mediante el control hegemónico de rutas energéticas claves. De esta forma, se intenta socavar la influencia de Irán y Rusia en la materia.
El declive de la actividad petrolera del país levantino, producto de la guerra impuesta y las sanciones ilegales, facilitó el control de los recursos energéticos del país. Esto constituye un método de control y saqueo distinto a las invasiones como la de Irak; en este caso, Estados Unidos y Europa no reportan bajas de sus tropas al haber financiado milicias y agrupaciones terroristas.
La guerra por los recursos se mantiene en Asia Occidental, así como en el resto del mundo. La crisis por el acceso a materias primas se asoma en el horizonte geopolítico y, al parecer, seguirá constituyendo la razón ulterior de una guerra total.
Misión Verdad / Observatorio de la Crisis