El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez (tanto con Unidas Podemos como con Sumar) ha dado fehacientes muestras de posicionamiento al lado del fascismo en el mundo. Ejemplos existe bastantes, no es una suposición nuestra.
En el caso de Venezuela, Sánchez reconoció a Guaidó; apoyó a Leopoldo López (condenado por su responsabilidad en más de 40 muertes); ahora apoya al sanguinario Edmundo González, a quien le protegió en la Embajada española en Caracas y le otorgó asilo. Además, el gobierno español no ha enviado representación a la asunción de Nicolás Maduro, que se celebrará mañana, 10 de enero, con lo que le desconoce como presidente legítimo de Venezuela.
¿Por qué el gobierno español se abstuvo en la votación de la ONU que condenaba el nazismo?
En el caso de Ucrania ya sabemos que está al lado del gobierno neonazi de Zelenski, a quien apoya con enormes cantidades de dinero que niega a sus gobernados más vulnerables de este engendro que llamamos España.
En Siria está del lado de los terroristas rebanacuellos; la próxima semana el ministro de Exteriores viajará para reunirse con las nuevas “autoridades”.
Y de la venta de armas al genocida y nazi-sionista Estado de Israel, así como la no rotura de relaciones para con él, ¿qué decir?
Como ha quedado dicho, son muchos los ejemplos que demuestran que el Gobierno presidido por Sánchez apoya al fascismo (en cualquiera de sus versiones) en el mundo. Pero no nos extenderemos ahora con ellos; tan solo nombrar uno más que le retrata sin posibilidad de dobles lecturas: Recientemente hubo una votación en la ONU para condenar al nazismo; España votó en contra de su condena.
Aquí, en el Estado español, mientras las formaciones políticas revolucionarias son altamente perseguidas y reprimidas, los neofranquistas campean a sus anchas; tanto que en muchas ocasiones las mismas fuerzas de seguridad del Estado les protege.
En fin, todo esto el presidente Pedro Sánchez lo obvia por completo y se arroga ser el adalid contra el fascismo, sobre todo ahora que tratan de conmemorar los cincuenta años de la muerte de Franco y el nacimiento de la «Democracia Plena» española.
Aprovechando la coyuntura, Sánchez ha alertado de que el fascismo y la dictadura “puede volver a ocurrir”.
Sánchez ha expresado perlas como estas: “Quieren que olvidemos que, todavía en 1970, España estaba gobernada por una minoría autocrática y represora que usaba el miedo y el poder para imponer sus intereses y sus valores al resto de la sociedad. Quieren que olvidemos que aquella España que algunos decían una, grande y libre, estaba en realidad hecha a pedazos y hambrienta, entre otras muchas cosas, de libertad”.
Cierto lo que dice Sánchez, pero ¿acaso ahora no se reprime, se usa el miedo y el poder para imponer los intereses del gran capital y sus valores al resto de la sociedad? ¿Acaso España no sigue siendo una, grande y libre que niega la autodeterminación a las naciones secuestradas por el Estado?
Sánchez nos dice en otra de sus perlas: “El fascismo que creíamos dejar atrás es ya la tercera fuerza política en Europa”. ¡Como si él, su partido y su gobierno no apoyara nunca resoluciones fascistas que se aprueban en la UE! ¡Cómo si no condecorara a elementos fascistas europeos! Y continúa diciendo: “No hace falta ser de una determinada ideología, ni de izquierdas, ni de centro, ni de derechas, para mirar con tristeza, con enorme tristeza y también con terror, los años oscuros del franquismo y temer que ese retroceso se repita. Basta con ser demócratas. Basta con entender que la libertad, la verdadera libertad, es aquella que nos hace mejores como personas y como sociedad”.
Claro, por eso mismo Pedro Sánchez y su gobierno apoya tanto al fascismo europeo y de todo el mundo.
