Juan J. Sánchez (Unidad y Lucha).— Se inicia el 2025 aplicando el acuerdo de la edad de jubilación de los “sindicatos” CC.OO. y UGT, acuerdo llegado con el Gobierno de Zapatero; el mismo gobierno de la reforma de la constitución. Art 135 que garantiza el pago de la deuda bancaria por parte del estado, antes que garantizar las cuestiones sociales necesarias para una mejor calidad de vida de millones de trabajadores. Este acuerdo que está siendo aplicado por etapas, no de una sola vez, ya que contaron con la posibilidad de que amplios sectores de la clase obrera no lo aceptara y comenzaran a organizarse fuera de sus influencias. Este es el acuerdo que situó la edad de jubilación en 67 años, este 2025 se sitúa en 66 años y ocho meses, el 2026 será 66 años y 10 meses y llegado el 2027 los 67 años, pero no perdamos de vista el que, ya el actual gobierno progre, ha situado en varias ocasiones que la jubilación debe situarse en los 70 años, el o los mecanismos serán los ya aplicados, este aumento de la edad, se ira aplicando por tramos.
El gobierno de coalición, autodefinido como de progresista, nos ha presentado con música y fanfarria lo que ellas y ellos consideran un logro económico que solo ellos pueden llevar a cabo, por ser mas progres que nadie. Redoble por favor: Las pensiones contributivas y de clases pasivas del Estado subirán un 2,8 % en 2025; mientras que las mínimas aumentarán cerca de un 6 %, y las pensiones no contributivas y el Ingreso Mínimo Vital (IMV) que no van ligadas al IPC, sino a un Real Decreto-Ley 2/2023 que el Gobierno aprobó para que progresivamente y hasta 2027 se acerquen al umbral de pobreza. Estas subirán un 9 %. Siempre el título rimbombante, ¡para que se acerquen al umbral de la pobreza!, ¿qué o cual es el nivel? La medida de este también la establecen ellos y lo dejan muy claro, que se acerquen, no que sea superado. Y que la miseria es fundamental para el mantenimiento del sistema capitalista.
A la vista de estos porcentajes, se podría tener la percepción de que, estos aumentos resuelven la situación de precariedad que hoy viven millones de jubiladas y jubilados, así como de cientos de miles de pensionados. La realidad es otra muy distinta, lo que se expresa en estos porcentajes es una congelación real de las pensiones. Durante décadas estas no han superado ni siquiera el 25 % del IPC, año tras año se vienen aplicando subidas muy por debajo de la subida del coste de la cesta básica, año tras año las pensiones han ido perdiendo la capacidad adquisitiva con la que garantizar una vida digna. Y cada tiempo, medido este estratégicamente, las cifras aparecen como el mantra que todo lo soluciona y a través de estas cifras porcentuales, se quiere dar la apariencia de la aplicación de medidas sociales justas, muy justas.
Mientras con música y fanfarria propagandística, el gobierno y sus acólitos, con la estimable colaboración de los que se titulan oposición, publican y agitan cifras y más cifras, millones de familias pensionadas y trabajando activamente, sufren para garantizarse un plato de alimento en la mesa, calefacción para sus hogares y todo lo que se considera necesario para vivir dignamente. Para despistados, aclarar que no es lo mismo una subida del 2.5 % en la pensión de uno o una obrera que, en la de un alto funcionario, militar o profesiones al servicio del capital, por participación u omisión, ya sabemos.
A poco que nos interesara el estudio de lo que nos afecta, en estos casos, edad de jubilación y cuantías a percibir en las pensiones, podríamos ver que el gobierno de turno siempre legisla y aplica en beneficio del capital. Ante la crisis y sin esta, el capital necesita apropiarse de todos los recursos económicos a su alcance, no tolera que haya servicios públicos que presten atención a las masas, no permite que las rentas del trabajo sean destinadas a garantizar que las masas gocen de un mínimo de garantías sociales, toda aplicación jurídica y presupuestaria debe estar orientada a que, los cientos de miles de millones que la clase obrera produce acaben en la bolsa de la burguesía. Y la exigencia de prolongar la edad de trabajo, y la de reducir las pensiones, apropiación del salario diferido, son mecanismos que el capital aplica a través de sus gobiernos títeres.
Si somos capaces de comprender que el capital, la burguesía, tiene como objetivo principal, la apropiación de todo el fruto del trabajo de millones de trabajadoras y trabajadores, que esta apropiación la llevan a cabo desde las estructuras de un estado que les pertenece, la pregunta es, ¿por qué no estamos organizados como clase para hacer frente a esta dictadura?
Es necesario que veamos cómo se encuentra actualmente el frente por la defensa de las pensiones, que desde el PCPE hemos categorizado siempre como Defensa del Sistema Público de Pensiones, categorización que afortunadamente fue asumida por amplios sectores de las masas obreras, ya que, la inclusión en la reivindicación del elemento central de PÚBLICAS, determina todo una concepción ideológica y política de la lucha.
Lamentablemente este tan necesario frente se encuentra dividido, o fraccionado; por un lado están los que consideran y aún creen que el gobierno progre, escuchará sus reivindicaciones y aplicará las exiguas y obsoletas recomendaciones de la carta social europea, por otro están quienes entienden que cualquier gobierno en el estado burgués, dictadura del capital, jamás se legislará al servicio de las masas trabajadoras, y entre estos dos y en una situación de casi parálisis política, está la mayoría, quienes en ocasiones están a un lado u otro, con una posición indefinida que no da más allá de la queja.
No vamos a entrar, por falta de espacio, en las razones detalladas de qué o quienes han llevado al frente a esta lamentable situación, solo apuntar que es más de lo mismo, divide y vencerás, para lo que la burguesía necesita a sujetos políticos y humanos dispuestos a realizar una labor, en ocasiones organizada y en otras por omisión y/o defecto. Una situación extremadamente peligrosa, es la que sitúa como eje central, la creación de nuevas estructuras alejadas de las ya existentes, como referente histórico debemos tener lo sucedido en el frente sindical, donde se aceptó el que la puesta en liza de multitud de sindicatos, resolvería el abandono de posiciones de clase de CC.OO, la realidad, esa maldita práctica que determina la razón, nos ha demostrado que no era la solución a tamaño problema. Como se suele decir, a agua revuelta, en esta ocasión beneficio de caudillos y miserables.
En una primera etapa de la lucha por la recuperación del frente, a través de un análisis objetivo, debemos ser conscientes de cual es la magnitud del problema. Al tiempo que situamos propuestas políticas y de trabajo que, tienen como objetivo principal, el que no se generen mas divisiones en el frente.
Para lo que debemos comenzar por comprender algo fundamental, es un FRENTE, no es una estructura partidista o sindical. FRENTE que se compone de multitud de organizaciones o estructuras locales repartidas por la geografía estatal, y es, hacia estas o en estas estructuras, plataformas locales, donde se debe trabajar, o a las que hay que dirigir el esfuerzo. Todos los atajos en la lucha de clases traen acompañados, la eminente derrota de las aspiraciones de las masas trabajadoras. Esta batalla nos exige comprensión dialéctica de los procesos, análisis materialistas de las razones. Nuestra intervención no debe estar basada en ningún momento en razonamientos emocionales y/o influidos por las aspiraciones en ocasiones lícitas de compañeras/os.
Esta batalla no la pueden perder las masas trabajadoras, es responsabilidad de la militancia comunista el hacer comprender a millones de TRABAJADORAS Y TRABAJADORES la necesaria unidad de clase en el Frente por la Defensa del Sistema Público de Pensiones y los servicios públicos.