Un brote de cólera en Angola ha cobrado la vida de 32 personas y, hasta el momento, han registrado 671 casos.
Según el Ministerio de Salud, el 70 por ciento de estos casos se concentró en Luanda, mientras que el resto se registró en las provincias de Icolo, Bengo, Huambo y Malanje.
Las autoridades sanitarias apuntan que la enfermedad, transmitida por agua contaminada, presenta síntomas como diarrea intensa y deshidratación.
Los grupos más afectados fueron los niños de dos a nueve años y los adolescentes de diez a 19 años.
Se contabilizaron 176 casos en niños pequeños, con diez muertes en este grupo y también se reportaron 176 casos en adolescentes y tres muertes en esa edad.
Para enfrentar esta crisis, el Banco Mundial otorgó 2,6 millones de dólares para adquirir 1,2 millones de vacunas.
La ministra de Salud angolana, Sílvia Lutucuta, dijo que avanzaron las gestiones para obtener las vacunas y que la inmunización priorizaría a los niños.
Las autoridades esperaron controlar el brote antes de marzo, previendo la temporada de lluvias en abril, que podría facilitar la propagación de la enfermedad.
La mayoría de los casos se registraron en el municipio de Cacuaco, seguido de los municipios de Viana y Cazenga.
Desde el inicio del brote, Luanda reportó 505 casos, mientras que Icolo documentó 132 y Bengo, 67. También se registraron tres casos en Malanje y uno en Huambo. Del total de casos, 370 (52%) fueron mujeres y 338 (48%) fueron hombres, con edades de dos a 81 años.
Además, de las 32 muertes registradas, 23 ocurrieron en Luanda, con mayoría en Cacuaco. Seis muertes se documentaron en Bengo, en los municipios de Dande y Panguila, y tres en Icolo y Bengo, todas en Sequele. Esta situación mostró la fragilidad de la infraestructura de salud y la necesidad de medidas urgentes.