Al menos 21 personas murieron y otras tantas resultaron heridas este lunes como consecuencia de un atentado con coche bomba en las afueras de Manbij, norte de Siria. De acuerdo con información de la Defensa Civil del gobierno interino dirigido por miembros de la organización terrorista Hayat Tahrir al Sham (HTS), entre las victimas se encuentran 14 mujeres y un hombre, todos trabajadores agrícolas.
Los llamados Cascos Blancos, miembros de la Defensa Civil, advirtieron que la cifra de fallecidos podría aumentar debido a la magnitud del ataque, que calificaron como una «horrible masacre».
El atentado se produce dos días después de un ataque similar en la misma ciudad, donde cuatro civiles perdieron la vida y nueve resultaron lesionados.
En la ciudad siria de Manbij existe una fuerte disputa entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos y respaldadas por Estados Unidos, y el Ejército Nacional Sirio (SNA), apoyado por Türkiye.
Desde el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad el pasado 8 de diciembre, la violencia se ha intensificado en la gobernación de Alepo, con el SNA y las FDS enfrentándose por el control del territorio rural y de la presa de Tishreen.
La presa de Tishreen, un punto estratégico en la región, se ha convertido en uno de los principales focos del conflicto, con las FDS defendiéndola y las fuerzas respaldadas por Türkiye intentando controlarla, por tratarse de un recurso hídrico estratégico.
En ese contexto, los residente kurdos de los alrededores han exigido la protección del afluente, y las autoridades kurdas señalan que los ataques aéreos a la presa pueden ocasionar graves daños medioambientales.