Teresa Pantoja (Unidad y Lucha).— Desde el año 1967 es una práctica habitual en los territorios ocupados. Se aplica a cualquier palestino o palestina que sea señalado por alguien afín al sionismo, o que las fuerzas de inteligencia crean que en algún momento pueda pronunciarse contra la ocupación, juzgándole por un futuro que aún no ha llegado. Da igual la edad, los menores pueden ser detenidos hasta en las escuelas, aunque la mayoría de las detenciones se producen de madrugada, docenas de soldados entran por la fuerza en una casa, echan abajo la puerta, buscan al menor y se lo llevan, impidiendo a los padres que lo puedan retener. Una vez solos son humillados, amenazados y golpeados.
Aplican el terror en la detención, mantienen a los prisioneros esposados durante horas, interrogados sin dejarles descansar, en manos de un ejército que les ha robado la tierra, que ha ocupado su país y que no les considera ni personas.
Son leyes militares las que se aplican en los tres supuestos de la detención administrativa, en la base de esas leyes, ya sean por ser considerados combatientes ilegales en la zona de Gaza, o por el artículo 285 de la orden militar 1651 en Cisjordania, la forma es la misma.
Para aumentar la intimidación de la población, el tribunal supremo israelí permite expedir la detención administrativa sin especificar el lugar, la hora, el día. La orden de detención puede ser expedida en el momento de la detención, o incluso después.
En cualquier momento una palestina, un palestino puede ser detenido por el ejército ocupante.
Los niños y niñas palestinas no están protegidos por las leyes internacionales de protección a la infancia, Amal Nakhleh fué detenido con 17 años en su casa, en el campo de refugiados palestinos de Al-Jalazon, el tribunal militar le condenó a seis meses de detención administrativa. A pesar de que se presentaron documentos médicos que confirmaban un diagnóstico de miastenia gravis y que necesitaba medicación diaria y tratamiento específico, el tribunal militar no lo consideró.
La detención administrativa es una tortura en sí misma, ya que la detenida no sabe de que la acusan, cuánto tiempo estará detenida, esposada, obligada a estar de rodillas durante horas. La incertidumbre sobre su vida es una herramienta de intimidación y tortura para los detenidos.
En enero de 2025, el sionismo tiene en prisión a 3.440 palestinos en detención administrativa, entre ellos 100 menores.