Juan J. Sánchez (Unidad y Lucha).— Al final de todos y cada uno de los sesudos análisis y las exposiciones, o popularmente cábalas, esta última, como sabemos, pertenece al pensamiento místico de los analistas que todo lo saben y todo lo resuelven de forma magistral, desde un pensamiento que ellos autodenominan como crítico, que al final solo queda en mala literatura y peores resultados. No debemos perder del horizonte que estas maestras y maestros de la confusión y, en mayor medida, del engaño, pertenecen a las nutridas nóminas de los aparatos del estado burgués. Podríamos decir sin peligro de error y sin intención alguna de justificarles que algunas y algunos están tan alienados, tan encandilados por la exuberante brillantez del escaparate capitalista, que aún no se han enterado de que trabajan al servicio del capital. Pobrecitos, dirían las abuelas, y qué malditos esbirros, dirían obreras y obreros.
Pero la situación empeora manifiestamente cuando algunas de estas y estos, pasan a engrosar las filas de los partidos llamados progres, partidos progresistas del arco parlamentario, parlamento que pertenece a las superestructuras del poder capitalista, en el que jamás se aprobarán leyes que atenten contra lo marcado en la agenda política de la burguesía, partidos que no siempre tienen por qué tener diputadas y/o diputados para ser considerados pertenecientes al arco parlamentario. Estos, en muchos casos, se hacen pasar por amigos del pueblo trabajador e intentan (y en muchos casos consiguen) que sus propuestas calen en las conciencias de las masas.
En este escenario político, en el que los actores juegan como buenos trileros con las cartas y los dados marcados, se pretende convencer a las masas de que, es solo en este espacio, el parlamento burgués, donde se debe intervenir, para con su brillante labor de parlamentaria y parlamentario, negociador y mejor orador, la burguesía se convencerá de lo mala que es, al apropiarse de toda la riqueza, producto del trabajo de millones de obreras y obreros. Quieren hacer creer que ellos harán ver al lobo que no debe comer carne. Pretenden hacer creer a las masas que al sistema capitalista se le combate aplicando recetas de mejoras puntuales, para lo que proponen o secundan iniciativas políticas desde las que se va introduciendo en la conciencia de las masas trabajadoras el concepto político que pretenden que sea ideológico: la aceptación de lo menos malo. Ejemplos tenemos muchos, cada uno de estos nos debería producir, como mínimo, indignación.
Asuntos como los del salario, la vivienda, las pensiones, la sanidad, la educación y un largo etc. Mientras que uno solo de éstos refleja la actual e histórica situación de precariedad y miseria que impone la dictadura del capital, todos juntos expresan que hay un sistema social, al que se aferran los denominados progres, en ocasiones socialdemócratas: el capitalismo que nada tiene que ofrecer a la clase obrera, pero éstos siguen defendiéndolo como el único sistema posible. ¿Será porque son alumnos aventajados de filósofos y teóricos ideológicos burgueses?
Y lo expuesto ha tenido su mayor reflejo en todo lo aprobado en sede parlamentaria, sesiones del parlamento burgués, y cuando esto no ha sido posible, por aquello del teatro de la democracia burguesa, han recurrido a que se apruebe en Consejo de Ministros, altos representantes de los intereses del capital.
Hay que recordar un asunto que estos progres jamás nos mencionan: el que hace referencia a la soberanía nacional. Cerca de la mitad de la legislación española deriva de decisiones que se adoptan en la Unión Europea. El 46 % de las leyes que se aprobaron en las Cortes Generales en 2024 procedían de normativas europeas. Once de las 24 leyes que publicó el Boletín Oficial del Estado el pasado año procedían de reglas adoptadas a nivel comunitario, y las que no son directamente copiar y pegar, hay que aclarar que están sujetas a recomendaciones, lo que viene siendo, ordenadas por el alto gobierno capitalista de la UE, perteneciente a las oligarquías imperialistas.
No vamos a hacer un desmenuce de todas y cada una de estas leyes, no nos pararemos ni caeremos en la trampa del análisis técnico de estas leyes. El motivo de negarnos a tal juego está claro: aplicando otro tipo de análisis que se aleja del recomendado por los sesudos políticos y analistas al servicio del capital, hallamos cómo afectan a las masas trabajadoras. Comencemos por establecer un principio que es innegable, incluso por estos esbirros bien pagados: Verdad absoluta y verdad relativa, la realidad práctica es la que determina lo acertado o equivocado de una acción o ley. Aquí puntualizar que esta realidad para unos es subjetiva y para otros es objetiva.
Verdad objetiva, es que, en el Estado español hay 12 millones de personas en el umbral de la miseria, que se desahuciaron en 2024 a más de 100 mil familias, que se privatizan servicios públicos esenciales para las masas trabajadoras, y para conseguir que se acepten dichas privatizaciones, primero se deterioran estos servicios.
La última de estas verdades es la siguiente: recién comenzado el año, el Gobierno PSOE-SUMAR ha llegado al acuerdo para la reforma de las pensiones, con el respaldo de patronales como CEOE y Cepyme, y de sindicatos como CCOO y UGT. La que se puede considerar como medida estrella, la más destacada de esta reforma es la que habla de la posibilidad de retrasar de manera voluntaria la jubilación hasta los 72 años, ofreciendo incentivos económicos a quienes decidan combinar trabajo y pensión. Ahh! ¿que no es que nos obligan a jubilarnos ya de ancianos? Es que estas buenas almas quieren ayudarnos a tener más dinerillos en la cuenta.
Nos dan la opción de alargar nuestra vida laboral y recibir un incremento en nuestras nóminas en los últimos 3 años de vida laboral, salario más parte de la pensión que nos corresponde a partir de los 67 años. ¡Pero qué habilidad tienen estos trúhanes! Verdad objetiva, verdad subjetiva. El análisis dialéctico nos demuestra la verdad tras esta reforma de ley; partiendo como eje central de las capacidades adquisitivas de las masas trabajadoras, descubrimos que los salarios apenas nos llegan para vivir dignamente, y qué decir de las pensiones recibidas, relacionadas con estos salarios. La conclusión es objetiva, miseria y más miseria. Y en esta realidad es donde aparecen las medidas salvadoras diseñadas por el capital: trabaja más y quizás comas. Los progres socialdemócratas quieren hacer creer que con esta medida ayudan a las familias trabajadoras, pero la verdad es que ponen a disposición del capital a masas de trabajadoras y trabajadores por el mínimo salarial. Será de su propio salario diferido del que se le pagarán los incrementos que se mencionan en esta otra trampa ley.
No se debería olvidar que esta nueva vuelta de tuerca, a la explotación de millones de obreras y obreros, está avalada por quienes aún pretenden (y lamentablemente consiguen) que se les consideren legítimos representantes de los intereses de los trabajadores, UGT y CC.OO. Pero también deberíamos exigir que, los autollamados sindicatos de clase, así como organizaciones obreras de pensionistas, unifiquen fuerzas e iniciativas y sean vanguardia de las masas trabajadoras en esta batalla contra el capital.
El PCPE, su militancia, no dejará de trabajar para conseguir que la unidad de todas las fuerzas sanas de la clase obrera sea una realidad, para que unan sus capacidades en esta guerra contra el capital. Hoy es necesario poner en marcha el organismo sindical que pueda hacer frente a la deriva política e ideológica que se apropió del sindicalismo revolucionario.