Ya es un lugar común hablar de la decadencia de Francia. En África lo saben bien, que la está echando de todos lados. La deuda pública francesa ya va oficialmente por el 112% y se prevé que pueda alcanzar el 125%. En cuanto al déficit público, vean abajo la gráfica de su evolución y recuerden que la Comisión Europea dictó que no debe superar el 3%.
Cuando se habla de las causas de la degradación económica, para nada se pone en cuestión a las grandes fortunas ni, en definitiva, al sistema capitalista parasitario e imperialista que está en retirada. Las causas estarían, según el Tribunal de Cuentas, en «una explosión de los gastos de protección social: la superación del objetivo nacional de gasto en seguro de enfermedad, un deterioro de las cuentas de la Unédic [la agencia de apoyo social al desempleado] debido al deterioro del mercado laboral, pero también la revalorización de las pensiones para compensar un periodo pasado de inflación».
«En toda lógica», Macron es un abanderado de la política de recortes sociales -que tantas movilizaciones ha provocado en el país galo- y ahora compite también en ser el máximo defensor de continuar la guerra en Ucrania. Cuando se está hablando de que hay que aumentar sustancialmente los gastos en defensa para hacer autónoma a Europa de EE.UU., es de esperar que el escenario de guerra social se agrave y adopte tintes bélicos en el sentido más estricto del término. Esperemos, más aún, que los chalecos amarillos sumen a su responsabilidad de lucha social la de ser también… antibalas.