Desde que el criminal de guerra, el socialdemócrata, Tony Blair, dejara de ser primer ministro británico, una pléyade de personajes no menos siniestros ha ocupado el lugar, a saber: Gordon Brown, David Cameron, Theresa May, Boris Johnson, Elizabeth Truss, y Rishi Sunak, Todos ellos pertenecientes al Partido Conservador (derecha) que fueron arrastrando al país a una crisis social y económica sin precedentes. La corrupción hizo el resto para que el clamor fuera generalizado y hubiese un cambio: millones de personas votaron al otro, al Partido Laborista (también derecha pero disfrazado), para sacarse de encima a los tories.
Pasados unos meses del nuevo gobierno todo está igual o peor. Starmer (así se llama el nuevo inquilino de Down Streert) resultó ser más de derecha que los tories. Su política internacional es apoyar el sionismo genocida, actuar contra la guerrilla yemení que se solidariza con el pueblo palestino, e intentar que EE.UU sea su aliado también en lo económico. En el interior del país, lo primero fue destruir a ala izquierda del partido (Corbyn), quita de fondos al NHS (Sanidad pública), y desde hace unas horas, un recorte millonario de ayudas a las personas discapacitadas para transferirlos a gastos de armas (lo dice así exactamente la propia ministra Reeves). Organismos independientes evalúan un incremento enorme de la pobreza y la miseria en los próximos meses.
El menosmalismo tiene un recorrido corto. El sistema es el mismo gobernados por conservadores o laboristas.
