
En Khan Yunis, al sur de Gaza, un ataque con helicóptero israelí impactó una tienda de campaña que albergaba a desplazados, causando la muerte de nueve personas. Además, un edificio residencial en el campamento occidental de Khan Yunis fue bombardeado, con saldo de dos muertos -entre ellos una mujer- y 20 heridos, 15 de ellos niños.
Otros ataques se registraron en Maan, Rafah y Beit Hanoun, donde drones israelíes dispararon contra grupos de civiles, aumentando el número de víctimas fatales y heridos.
La crisis humanitaria se agrava con miles de personas cuyos cadáveres yacen atrapados bajo los escombros, inaccesibles para los equipos de emergencia debido a la continuidad de los bombardeos. Desde el inicio del asedio israelí contra Gaza en octubre de 2023, se documentaron más de 51.000 muertes palestinas y más de 116.000 heridos, en un contexto de bloqueo y restricciones de la ocupación sionista que impiden la llegada de ayuda médica y alimentos.

En Jerusalén, las fuerzas israelíes impidieron el acceso de miles de palestinos cristianos a la Ciudad Vieja durante las celebraciones del Sábado Santo, restringiendo la entrada a la Iglesia del Santo Sepulcro y convirtiendo la zona en un área militarizada.
Esta situación provocó la cancelación de las tradicionales celebraciones de Semana Santa y Pascua, limitando las actividades religiosas en un ambiente marcado por la tensión y la represión de los ocupantes contra los fieles.
La escalada de violencia en Gaza y las restricciones en Jerusalén evidencian una crisis humanitaria y de derechos humanos que no encuentra tregua.