
La opinión pública no sabe absolutamente nada sobre lo que realmente está en juego en las negociaciones entre Washington y Teherán. Este artículo presenta una situación en la que las mentiras constantes han venido acumulándose desde hace 30 años, lo cual hace particularmente difícil hasta el menor progreso. La “cuestión nuclear” iraní no está en saber si Irán va dotarse o no de la bomba atómica si no si podrá ayudar a Palestina sin tener que recurrir a las armas.

Thierry Meyssan (Red Voltaire).— Hace un mes y medio anuncié que, incluso antes de concretar la paz en Ucrania, el presidente estadounidense Donald Trump abriría negociaciones con Irán [1]. Como siempre, los comentaristas permeados por la ideología de Joe Biden me cubrieron de burlas, mientras que mis colegas, especialistas en relaciones internacionales, prestaban atención a mis observaciones [2].
La diferencia entre unos y otros residía en su comprensión de las negociaciones sobre Ucrania. Los “comentaristas” las veían simplemente como una venganza de Donald Trump contra Volodimir Zelenski o como una genuflexión del presidente de Estados Unidos ante el presidente ruso Vladimir Putin. Pero los especialistas en relaciones internacionales, veían en ellas la voluntad de concretar la paz con Rusia para poder, por fin, dedicar los medios de Estados Unidos a la reanimación de la economía nacional.
Como vemos, ambos grupos abordan la cuestión iraní de manera diferente. Para los “comentaristas”, se trata de mantener el caos iniciado durante el primer mandato presidencial de Donald Trump con la retirada de Estados Unidos del acuerdo sobre el programa nuclear de Irán (JCPoA). Para los especialistas, al contrario, se trata de una voluntad de paz con Irán, dado el hecho que ese país es la única potencia regional que apoya la resistencia frente a Israel.
A principios de marzo, el presidente Donald Trump envió una carta al Guía de la Revolución iraní, el ayatola Alí Khameney. Fue el mismo Trump quien dio a conocer la existencia de aquella carta, en su discurso del 4 de marzo ante el Congreso de Estados Unidos. Según Sky News Arabia, que tuvo acceso a ese documento, Donald Trump invitaba el gobierno iraní a negociar, aunque recalcaba: «Si rechazan la mano tendida y optan por la vía de la escalada, les advierto que habrá una respuesta rápida y decidida (…) Escribo esta carta con el fin de abrir nuevos horizontes a nuestras relaciones, lejos de los años de conflictos, de incomprensiones y de confrontaciones inútiles de los que hemos sido testigos en estas últimas décadas (…) Ha llegado el momento de dejar atrás la hostilidad y de abrir una nueva página de cooperación y de respeto mutuo. Estamos ante una oportunidad histórica (..) No nos quedaremos con los brazos cruzados ante las amenazas de su régimen contra nuestro pueblo o nuestros aliados (…) Si están ustedes dispuestos a negociar, nosotros también. Pero si continúan ignorando las exigencias del mundo, la historia será testigo de que dejaron pasar una excelente oportunidad.»
En el mismo momento, Estados Unidos y Reino Unido lanzaron ataques contra el movimiento yemenita Ansar Allah. Pero esta vez los ataques no estaban dirigidos contra objetivos militares sino contra dirigentes políticos que vivían entre la población civil. Por consiguiente, en esos ataques murieron líderes del movimiento y también numerosas víctimas colaterales, lo cual convierte esos ataques en crímenes de guerra.
Es importante recordar que el movimiento yemenita Ansar Allah, cuyos miembros son designados peyorativamente en la prensa occidental como “hutis” o “hutistas” –algo así como “la banda de la familia Huthi”, apellido del fundador y líder del movimiento–, ataca los barcos israelíes, o vinculados a intereses israelíes, que transitan por el Mar Rojo. De esa manera, el movimiento yemenita trata de obligar el gobierno de Israel a permitir la entrada de ayuda humanitaria en la martirizada franja de Gaza.
Pero en Washington y Londres afirman que lo que hace el movimiento yemenita Ansar Allah es obstaculizar el comercio internacional y, aun sin aval del Consejo de Seguridad, Estados Unidos y Reino Unido reanudaron los ataques contra Yemen. Inicialmente habían atacado objetivos militares, pero rápidamente se dieron cuenta de que no lograban infligir daños significativos a esos objetivos por tratarse esencialmente de instalaciones subterráneas que se hallan a gran profundidad.
La carta de Donald Trump no llegó a Teherán hasta el 12 de marzo y la respuesta de Irán se hizo esperar. A la hora de hacer análisis hay que entender que si bien en Teherán pudieron sentir satisfacción al recibir la carta secreta, incluso escrita a mano por el propio presidente de Estados Unidos, ese mensaje incluía muchos elementos que las autoridades iraníes no podían tolerar.
- En primer lugar, fiel a su estrategia de negociación, descrita en su libro Art of the Deal, el presidente Trump conjugaba su llamado al entendimiento con la amenaza abierta.
Pero las relaciones internacionales no pueden manejarse según las reglas del mundo de los negocios. Ceder ante la amenaza es un indicio de debilidad y los iraníes no podían mostrar debilidad en el inicio mismo de la negociación. Asi que, el 28 de marzo, el ayatola Alí Khamenei comentaba: «El comportamiento inamistoso de Estados Unidos e Israel siempre ha sido un obstáculo. Amenazan con atacarnos, lo cual, en nuestra opinión, no es muy probable, pero si se equivocan [y nos atacan], recibirán ciertamente un fuerte golpe en respuesta. Si los enemigos piensan que pueden iniciar la sedición en el país, la nación iraní les responderá por sí misma.»
El presidente Trump reaccionó con una nueva bravata, declarando el 30 de marzo a NBC News: «Si no concluyen un acuerdo habrá bombardeos. Serán bombardeos como nunca han visto.»
Según la Carta de las Naciones Unidas (artículo 2, párrafo 4), «los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado».
En otras palabras, las negociaciones estaban en peligro incluso antes de haber comenzado. - Por otra parte, masacrar a los dirigentes de Ansar Allah es un crimen de guerra gratuito: al reorganizar el «Eje de la Resistencia», el general iraní Qassem Soleimani, devolvió su total libertad de acción a los grupos antiguamente “proxis” de Irán. En este momento, Teherán no ejerce ningún tipo de influencia sobre Ansar Allah –su único vinculo es de naturaleza ideológica. El embajador de Yemen, Amir Saeid Iravani recalcó esos puntos ante las Naciones Unidas [3].
- Finalmente, y esto es lo más importante, los mensajes contradictorios del presidente Donald Trump no permitían a los iraníes evaluar sus relaciones con Israel. ¿Apoya Trump el proyecto de Estado binacional en Palestina (que es el proyecto de las Naciones Unidas)? ¿O apoya el de un Estado judío en Palestina (el “sionismo”)? ¿Respalda acaso la visión del “Gran Israel” (el “sionismo revisionista”)? Nadie puede decirlo a ciencia cierta.
En definitiva, Irán envió una respuesta secreta a la carta secreta de Estados Unidos y las partes iniciaron entonces negociaciones, pero sólo de manera indirecta. O sea, las dos delegaciones no se hablaban directamente sino sólo a través de un mediador. Imponiendo esa forma de conversar, sin contacto directo, Teherán respondía positivamente a la invitación a negociar, pero marcaba a la vez su desaprobación sobre la manera de convocarla.
En una Intervención directa, Francia y Reino Unido convocaron, por su parte, una reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad de la ONU. Los gobiernos de Francia y Reino Unido querían tratar varios puntos en suspenso. Como nada se ha filtrado sobre esa reunión, no se sabe si el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro británico Keir Starmer querían aclarar lo que ya había hecho fracasar otros intentos de negociación. O si, al contrario, pretendían oscurecer más lo que aún podía ser menos claro.
Al día siguiente, el 13 de marzo, el director general para la Paz y la Seguridad Internacionales en el ministerio de Exteriores de Irán, Mohammad Hassan-Nejad Pirkuhi, convocaba a los embajadores de Estados Unidos, Francia y Reino Unido. Y les reprochó haber manipulado los mecanismos de las Naciones Unidas para convocar una reunión «irresponsable y provocadora» del Consejo de Seguridad. El diplomático iraní recordó a los 3 embajadores que si bien Irán ya no aplica su compromiso de no enriquecer uranio a más de 3,67%, aún sigue respetando los compromisos que contrajo en el JCPoA en cuanto a los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y que también sigue cumpliendo sus obligaciones como país firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
Vale la pena recordar que si bien Irán se retiró del JCPoA y de los acuerdos bilaterales secretos irano-estadounidenses, lo hizo sólo después de que lo hiciera Estados Unidos y que, a pesar de ello, Teherán todavía sigue respetando los compromisos que contrajo en el JCPoA [4].
Por el contrario, Francia y Reino Unido, países que dicen respetar el JCPoA, no hicieron absolutamente nada por aliviar las consecuencias de la salida de Estados Unidos de ese acuerdo, decisión estadounidense que violaba ese texto.
Reino Unido respondió de inmediato, indicando que estaba dispuesto, a más tardar el 18 de octubre (fecha límite para este procedimiento), a reactivar las sanciones de la ONU si Irán no suspende sus operaciones de enriquecimiento de uranio. Las sanciones de la ONU están suspendidas, pero no han sido abrogadas.
Tres rondas de negociaciones indirectas entre Estados Unidos e Irán ya han tenido lugar. La delegación estadounidense está encabezada por el emisario especial del presidente Trump para el Medio Oriente, Steve Witkoff, mientras que el ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, preside la delegación de su país. La primera y la tercera ronda de negociaciones tuvieron lugar en Mascate, la capital del sultanato de Omán. La segunda se desarrolló en la embajada de Omán en Roma, en presencia del director del Órgano Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi. El ministro de Exteriores de Omán, Sayyid Badr ben Hamad ben Hamood al-Busaidi, ha actuado como mediador en las 3 rondas de negociaciones, o sea yendo y viniendo entre las dos delegaciones.
La parte estadounidense ha hecho numerosísimas declaraciones, acumulando imprecisiones y contradicciones, a menudo sobre las rondas de negociaciones anteriores, pero principalmente sobre las “líneas rojas” de Washington. De manera que cada cual puede entender lo que mejor le parece.
En Irán, el debate público es también particularmente opaco. Pero se puede decir que en Irán existe una corriente que, atendiendo a las lecciones de lo sucedido en Libia y en la península de Corea, asegura que si el imam Khomeiny viviera probablemente anularía su fatwa en contra de las armas de destrucción masiva y autorizaría el arma nuclear. Pero no lo haría porque ese tipo de arma le pareciese ahora moral desde el punto de vista musulmán sino porque le permitiría proteger la República Islámica de las amenazas que se ciernen sobre ella. Vale recordar que la Yamahiriya Árabe Libia de Muammar El-Kadhafi, que estaba a punto de dotarse del arma nuclear, desmanteló voluntariamente sus instalaciones nucleares e incluso recibió por ello las felicitaciones de Washington… antes de acabar siendo aplastada militarmente por Estados Unidos y sus aliados de Occidente. En cambio, la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) de Kim Jong-un sigue resistiendo frente a las amenazas de Estados Unidos… porque posee el arma atómica y lo pregona alto y claro.
El 22 de abril, en una larga entrevista concedida a Time Magazine, el presidente Donald Trump aclaró algunas cosas. Dijo que sacó a Estados Unidos del JCPoA y ordenó el asesinato del general iraní Qassem Soleimani para privar a Irán de su capacidad de alimentar la resistencia frente a Israel, por considerarlo una condición previa para la paz regional. Trump nunca había explicado esto y esas palabras permiten entender su intención en la actual negociación [5].
Mientras tanto, los “sionistas revisionistas” de Benyamin Netanyahu (no confundirlos con los “sionistas” a secas), dando continuación a 30 años de mentiras, multiplican las presiones para sabotear la negociación entre Estados Unidos e Irán [6]. En Washington, el gran jefe de los sionistas revisionistas, el estadounidense Elliott Abrams, publicó una nota [7] indicando lo que él llama «los 7 pecados capitales» de las administraciones estadounidenses anteriores ante Irán. Ese documento permite entender la posición de los partidarios de la guerra.
Según la nota de Elliot Abrams, el JCPoA negociado por la administración Obama no habría frenado las ambiciones nucleares que los partidarios de la guerra atribuyen a Irán y la devolución a ese país de sus fondos “congelados” le habría dado los medios necesarios para combatir a Israel. Sin embargo, durante las conversaciones 5+1, en Lausana y Ginebra, todos los actores (menos Estados Unidos, representado por el secretario de Estado John Kerry) habían llegado a la conclusión de que no existía un “programa nuclear iraní” desde 1988 y la fatwa del imam Khomeiny. Ese punto, que Israel siempre ha querido poner en duda, acaba de ser confirmado, el 24 de marzo, por la directora de la Inteligencia estadounidense, Tulsi Gabbard, durante su audiencia ante el Senado y en su informe anual sobre las amenazas contra la seguridad nacional de Estados Unidos [8]. En resumen, para Alemania, China, Francia, Reino Unido y Rusia –y probablemente para muchos más actores– está absolutamente claro que la acusación de Israel contra Irán no está justificada, es pura intoxicación.
- Partiendo de esa mentira constantemente repetida, los “sionistas revisionistas” israelíes se apoyan en el hecho que Irán, en respuesta a la salida de Estados Unidos del JCPoA y de los acuerdos secretos que Teherán había firmado con John Kerry, retomó el enriquecimiento de uranio hasta el 60%, y exigen que se prohíba a los iraníes todo nivel de enriquecimiento de uranio.
Es importante entender bien lo que implica este reclamo de Israel: su aplicación prohibiría a Irán todo programa nuclear civil, incluyendo, por ejemplo, la posibilidad de ofrecer a su población los usos de la energía nuclear con fines médicos que los occidentales garantizan en cualquiera de sus hospitales.
Esa pretensión de Israel equivaldría a hacer retroceder Irán al subdesarrollo. Eso es exactamente lo mismo que hacían ciertos Estados europeos: prohibían a sus colonias el acceso a tecnologías modernas para mantenerlos bajo su dominación. - Los “sionistas revisionistas” exigen también que las negociaciones no se limiten al programa nuclear y que incluyan la cuestión de los misiles. Hace años que Francia y Reino Unido afirman, a sabiendas de que no es cierto, que el desarrollo de misiles balísticos e hipersónicos por parte de Irán viola las sanciones de la ONU. Para justificar esa afirmación, París y Londres mezclan deliberadamente la investigación y la fabricación de misiles balísticos con la cuestión de las ojivas nucleares que esos misiles podrían portar… si Irán contara con tales ojivas.
Rusia y China han intervenido varias veces para recordar al Consejo de Seguridad de la ONU «que ninguno de los instrumentos y mecanismos internacionales existentes, como el Régimen de Control de la tecnología de misiles y el Tratado de No Proliferación de las armas nucleares, prohíbe explícita o implícitamente a Irán concebir programas de misiles y programas espaciales.» [9]
Durante los bombardeos iraníes contra Israel, el 1º de octubre de 2024, resultó que todos los misiles y drones iraníes fallaron, no dieron en los blancos designados, o fueron derribados en vuelo… exceptuando los misiles hipersónicos, que sí alcanzaron, todos, sus blancos. Este asunto, que no tiene nada que ver con las cuestiones nucleares, es por lo tanto fundamental para Israel.
- Los “sionistas revisionistas” exigen igualmente que la vigilancia se efectúe bajo las condiciones occidentales, no según las condiciones iraníes. Por ahora, Irán está sometido, con su propio consentimiento, a los procedimientos de verificación de la OIEA más estrictos que se han aplicado en la historia. Teherán se adapta a ellos escrupulosamente, así que no ve por qué habría que imponerle nuevos procedimientos… a no ser que se trate de inventar un problema donde no lo hay.
- Seguidamente, para los “sionistas revisionistas” Estados Unidos no debe renunciar prematuramente al uso de la fuerza. ¡Pero esa es la única manera civilizada de hacer las cosas! Y eso es además lo que estipula la Carta de las Naciones Unidas, como puede leerse en el artículo 2 (párrafo 4) anteriormente citado.
Sabiendo que Israel no cuenta con los medios que le permitirían atacar Irán en solitario y que Tel Aviv no para de presionar a Washington para arrastrarlo a una guerra contra Irán, es fácil entender lo que hay detrás de este 4º punto.
- Los “sionistas revisionistas” se oponen además a que se reduzcan las sanciones de la ONU y las medidas coercitivas unilaterales que Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea impusieron a Irán. Según los sionistas revisionistas la reducción de esas medidas estimularía Irán a financiar el terrorismo.
Por supuesto, no se trata en este caso de asesinatos supuestamente organizados por Teherán fuera del país. Cuando los sionistas revisionistas hablan de “terrorismo”, en realidad se refieren al apoyo de Irán al Hamas y a la Yihad Islámica en Palestina, al Hezbollah libanés y a la resistencia iraquí, aunque saben que actualmente el apoyo financiero y militar de Teherán se limita al movimiento yemenita Ansar Allah. Pero, los conflictos en Palestina, Líbano, Siria e Irak son todos manifestaciones de la resistencia popular contra la colonización israelí y la resistencia armada es legítima en derecho internacional (lo cual no significa que todas las acciones realizadas en su nombre también lo sean).
En resumen, el propósito de esta exigencia no es evitar un supuesto desmán iraní sino permitir que Israel pueda seguir violando las resoluciones de las Naciones Unidas.
6. y 7. Los “sionistas revisionistas” exigen finalmente que no se ignoren los demás «comportamientos maliciosos» de Irán y que no se reduzcan las sanciones contra el “terrorismo” para obtener ventajas sobre el tema nuclear. Pero Irán no muestra «comportamientos maliciosos» hacia Estados Unidos. De lo que realmente se habla aquí es del apoyo de Irán a la resistencia frente al sionismo, ante la posibilidad de que ese apoyo se incremente en el plano financiero.
Todo lo anterior es un intento de presentar el contenido real de las negociaciones entre Washington y Teherán. Hay que tener en cuenta que el equipo de Donald Trump está plagado de personalidades que creen en la retórica de los sionistas revisionistas. Numerosos miembros del Congreso estadounidense, tanto demócratas como republicanos, no enfocan los temas del Medio Oriente a través de su propia experiencia sino a través del prisma que les impone su principal donante… el American Israel Public Affairs Committee (AIPAC). Por ejemplo, Merav Ceren, que acaba de ser nombrado responsable del expediente Israel-Irán en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca tiene la doble nacionalidad israelo-estadounidense y es incluso oficial en las fuerzas armadas de Israel [10].
Sin embargo, el jefe de la delegación de Estados Unidos en las conversaciones de Omán, Steve Witkoff, es un promotor inmobiliario activo fuera de Estados Unidos, inclusos en países musulmanes. Y ya ha mostrado su independencia en cuanto al modo de pensar, incluso al negociar sobre la cuestión de Ucrania, demostrando que es realmente capaz de escuchar los argumentos de las dos partes. Aunque es judío de confesión, Steve Witkoff reaccionó positivamente cuando los iraníes le recordaron la propuesta de Irán de proclamar el Medio Oriente “zona libre de armas nucleares”, como se ha hecho en Latinoamérica [11]. Por supuesto, esa proposición incluye a Israel.
La cuarta ronda de negociaciones entre las delegaciones de Estados Unidos e Irán está prevista para el 3 de mayo. Pero ahora las dos partes tienen conciencia de que la paz dependerá de la capacidad de Donald Trump de romper con los sionistas revisionistas y avanzar con acciones concretas sobre el futuro de los palestinos.
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[1] «Después de Ucrania, ¿negociación con Irán?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de marzo de 2025.
[2] «La “paz” de Trump en Ucrania frente a la “paz global” de Putin (y China): de Gaza a Irán», por Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada (México), Red Voltaire, 21 de marzo de 2025.
[3] «Irán denuncia las amenazas de Estados Unidos contra la paz», por Amir Saeid Iravani , Read Voltaire, 31 de marzo de 2025.
[4] «Irán niega el incumplimiento del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) y la Resolución 2231», por Amir Saeid Iravani, Red Voltaire, 9 de diciembre de 2024.
[5] “Full Transcript of Donald Trump’s ‘100 Days’ Interview With Time”, Eric Cortellessa y Sam Jacobs, Time Magazine, 25 de abril de 2025.
[6] «¿Quién le teme al programa nuclear civil de Irán?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de julio de 2010.
[7] “Avoiding the seven deadly sins of a bad iranian nuclear deal”, 24 de marzo de 2025.
[8] “Annual Threat Assessment of the US Intelligence Community”, Office of the Director of National Intelligence, marzo de 2025.
[9] Ver por ejemplo: «Rusia denuncia acusaciones occidentales contra Irán», por Vassily Nebenzia, Red Voltaire, 8 de junio de 2022.
[10] “Trump’s NSC Director for Israel and Iran Previously Worked for Israeli Ministry of Defense”, Ryan Grim y Saagar Enjeti, Drop Site, 21 de abril de 2025.
[11] «Avanzan negociaciones de Irán y Estados Unidos en Omán ¿Un “Tratado de Tlatelolco” nuclear para Medio Oriente?», par Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada (México), Red Voltaire, 15 de abril de 2025.