Rosario Murillo, Copresidenta de Nicaragua.— Queridas familias de nuestra Nicaragua bendita, llena de paz, de cariño, de fe, de esperanza, llena de certeza.
Soñamos, y sabemos que nuestros sueños se hacen realidad, se harán realidad, porque estamos llenos de esa energía, heroica y victoriosa, que nos permite cada día avanzar, defendiendo y resguardando la paz, como base, como fundación, piedra fundacional de todo lo que queremos, lo que anhelamos y lo que vamos a lograr.
Mientras la amargura y la rabia carcome a los imperdonables, a los condenables, mientras el corazón les arde de tanta frustración, aquí el pueblo va adelante, proclamando la paz y el derecho de todas y todos a vivir tranquilos, seguros, trabajando y prosperando.
Los condenables, los imperdonables, los que jamás podrán retornar a esta tierra que no les pertenece; los que siguen abundando en calumnias y mentiras, porque es lo único que tienen: la mentira, la calumnia, lo único que les queda. Y eso no da nada, y no da para nada. Porque los pueblos queremos paz, los pueblos queremos trabajar, prosperar, vivir seguros, vivir contentos.
Porque merecemos, además, vivir seguros, vivir contentos, vivir en paz, vivir tranquilos, con nuestros derechos asegurados, y restaurándose, recuperándose. Porque, ¿quiénes negaban los derechos de nuestro pueblo? Ya lo sabemos. Aquí vamos, todos los días recuperando derechos, todos los días avanzando desde esos derechos nuestros que son inalienables.
¡No pudieron, ni podrán! Estamos por concluir abril, tenebroso para ellos, victorioso para el pueblo valiente, noble, amoroso, cristiano y fraternal, solidario, de esta Nicaragua bendita.
Tenebroso para ellos. Se empeñaron en una aventura, y no pudieron, ¡ni podrán! Desastre. Fracaso. Derrota. Una aventura desastrosa, una aventura que les ha representado el repudio, el odio, el rechazo de las mayorías de nicaragüenses. Les representa.
Y ahí no hay ni perdón, ni olvido. Jamás serán perdonados, porque atentar contra la sangre santa de un pueblo que ha dado tanto, difamar sin asco a un pueblo que ha defendido tanto las verdades verdaderas. Eso no tiene perdón, no tiene perdón, ¡ni perdón, ni olvido! Y siempre están pendientes las reparaciones. No repetición, pero pendientes las reparaciones.
Mañana vamos a cerrar abril, vamos a celebrar en grande el día de las y los trabajadores, vamos a celebrar en grande la vida en paz, con seguridad. Don de dios la paz, milagro que todos los días debemos seguir haciendo realidad absoluta, porque es el patrimonio, el merecimiento, el derecho, y la responsabilidad también de todo un pueblo, y un pueblo que es ejemplo e inspiración para los pueblos libres del mundo.
Y con los pueblos libres del mundo vamos adelante, exigiendo el derecho a vivir en paz. Cada pueblo en su historia, cada pueblo en su circunstancia, cada pueblo con sus derechos, restituidos los derechos que han pretendido arrebatarnos a lo largo de la historia. Pero no pudieron, no podrán, ¡jamás!
Mañana vamos a estar en las plazas de toda nuestra Nicaragua sagrada, Nicaragua santa, celebrando la paz y el trabajo, la paz y la seguridad, la paz y el futuro.
Con paz hay educación, hay salud. Nunca olvidaremos cómo se ensañaron en los centros de estudio, cómo destruyeron universidades, cómo destruyeron centros de salud, cómo destruyeron hospitales, cómo quisieron destruirnos a todas y todos. Pero el amor es más fuerte que el odio. Esa fue una expresión grotesca y diabólica de odio. Salieron los diablos.
Pero bueno, este pueblo luchó a partir del amor, nuestro pueblo luchó desde el amor y el derecho a la paz y el bien, y hemos ganado, y vamos ganando, y seguiremos ganando, porque la paz es nuestro patrimonio heroico, y desde la paz vamos avanzando.
La amargura llena a los fracasados. Nosotros vamos adelante, inaugurando más centros de estudio, más universidades, más hospitales; en Somotillo el hospital que quedó lindo; el Centro Camilo Torres, que estaremos inaugurando mañana también, para una serie de carreras de agroexportación, ahí en Matagalpa donde hay tanto que exportar y tanto que producir, y tanto que trabajar y tanto que aprender.
En Matagalpa, que tanto supo defender el derecho a vivir en paz con la espiritualidad verdadera en alto; la espiritualidad, la fe, en alto. No estamos hablando de andanzas satánicas, diabólicas, estamos hablando de fe, de espiritualidad y de cristianismo verdadero.
Camilo Torres, Padre, Guerrillero, Comandante, ese es el nombre que lleva ese Centro de Estudios, para la Paz y para el Desarrollo, para la Justicia Social, allá en Matagalpa.
Luego también vamos a estar, decíamos, aquí en la Plaza, precisamente en la Plaza de la fe, miles de combatientes históricos, miles de hermanas y hermanos trabajadores, miles de compañeras y compañeros policías voluntarios, miles de compañeras y compañeros oficiales de nuestro Ejército, soldados de nuestro Ejército; miles de compañeras y compañeros del Ministerio del Interior, de la Policía Nacional, y trabajadores.
Vamos a estar mañana, comprometiéndonos más y más con estas sendas, estos caminos que son de paz, de justicia, de verdad, y de exigencia de reparación. ¿Y cómo se exige la reparación? Haciendo justicia. ¡No volverán! Haciendo justicia, porque el amor a Nicaragua no se puede violentar, el amor a Nicaragua pertenece a las y los nicaragüenses. Quienes odiaron al pueblo y a Nicaragua, no pertenecen a esta raza nicaragüense, que sabe de luchas y de honor.
Aquí estamos, estudiando, sanándonos, atendiéndonos, creando más y más puentes, carreteras, calles, viviendas, proyectos de desarrollo justo, desde el amor a Nicaragua, desde la justicia, desde la verdad, y desde la creación de futuro. Creyendo en Dios Padre Todopoderoso y creyendo en el pueblo y en el rostro del pueblo, y en el alma del pueblo, que es Dios Todopoderoso.
Y vamos adelante, vamos adelante, sin profanar, ni nuestra tierra sagrada, ni nuestro amor sacrosanto a la Patria bendita, bendecida cada día más con glorias y victorias de la concordia, de las familias, de la paz. Valores de familia y de comunidad.
Mañana en todo el país seguirá brillando hermosa la paz, en nuestro cielo, ese cielo azul y blanco que no pudieron empañar los enemigos de la paz, nítido e inmenso.
La voluntad de Dios es la voluntad del pueblo, y la voluntad del pueblo, que es la voluntad de Dios, está claramente dicha en esta vida, en esta vida, expresada en la manera de vivir, de trabajar, de disfrutar, de recrearnos, de sentir intensa la alegría que tenemos en Nicaragua.
La voluntad de Dios que es la voluntad del Pueblo y la voluntad del Pueblo que es la voluntad de Dios, es santificar la paz todos los días, para avanzar, para prosperar, y sobre todo para hacer justicia, ¡verdades verdaderas! Y no repetición, ¡reparación!
Aquí los enemigos de la paz, los forajidos, los filibusteros, ¡no volverán! no pudieron, ni podrán, y vamos adelante, con la fuerza de nuestra historia, con la fuerza de nuestra memoria, con la fuerza de nuestra gloria y con la fuerza espiritual, infinita, que Dios derrama sobre esta su Nicaragua.
Aquí estamos, y vamos adelante, y es nuestro el porvenir. mañana, desde la plaza de la fe y en conexión con todo el país, nuestro Comandante Daniel va a rendir tributo al pueblo nicaragüense, que ama la paz, que quiere paz, que construye paz; a los héroes de todo tiempo; a los y las trabajadores, a las familias trabajadoras de Nicaragua que somos todas y todos, en todas las modalidades de economía que desarrollamos en esta Patria bendita y nuestra, y al Comandante Tomás, uno de nuestros fundadores, y como decíamos, un militante incomparable.
(*) Palabras iniciales y finales de la alocución de la Copresidenta Rosario Murillo a través de Multinoticias del canal 4 de televisión, el martes 29 de abril de 2025