
Eduardo Vasco.— En poco más de un año y medio de genocidio en Gaza, más de 54 mil palestinos han sido asesinados, además de más de 14 mil desaparecidos, la mayoría sepultados bajo los escombros dejados por los bombardeos israelíes.
Los gravemente heridos y mutilados son cerca de 126 mil (el 5,7% de la población). Aproximadamente el 70% de los muertos son mujeres y niños. Es la mayor proporción de mujeres y niños asesinados en toda la historia, incluso mayor que en la Segunda Guerra Mundial. También hay más de 10 mil palestinos secuestrados de Gaza y Cisjordania, incluyendo menores, mujeres, ancianos y médicos, que se encuentran encarcelados en campos de concentración israelíes, donde sufren torturas y terminan muriendo. Un brasileño está entre las víctimas fatales, y otros 11 permanecen presos en condiciones inhumanas.
Además de la lucha de la resistencia palestina en Gaza, existe la solidaridad internacional. La mayor demostración de esta solidaridad ha venido, desde octubre de 2023, por parte de los hutíes en Yemen. Ellos han bloqueado el Mar Rojo, por donde transita cerca del 12% del comercio marítimo mundial. Esto ha representado un duro golpe para la economía israelí, orientada a la guerra. También existe un embargo comercial a Israel por parte de varios países, especialmente árabes e islámicos. Sin embargo, incluso algunos países musulmanes han adoptado una postura ambigua, denunciando a Israel mientras alimentan su maquinaria bélica.
En Brasil, el presidente Lula es el mayor denunciante del genocidio en Gaza. Ningún individuo u organización tiene la capacidad de alcanzar a tanta gente y “romper la burbuja” como él lo hace. Y ha llegado a muchas personas, rompiendo con fuerza la burbuja de censura promovida por la prensa contra las denuncias a Israel. Ha actuado con valentía, denunciando el genocidio por lo que es, frente a los inquisidores de la prensa brasileña, herramienta de propaganda y manipulación al servicio de Israel. Sin embargo, el gobierno en su conjunto y la burguesía brasileña (así como la burguesía internacional que actúa en el país) no ponen en práctica lo que Lula condena.
Israel tiene una balanza comercial global deficitaria. No obstante, con Brasil, su balanza es superavitaria desde el inicio de la serie histórica del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio, en 1997. Es decir, el comercio con Israel siempre ha sido deficitario para Brasil.
En 2024, Brasil fue el 12º mayor socio comercial de Israel, representando el 2,1% del comercio del régimen genocida. Es el 2º de América (detrás de EE.UU., el mayor socio de Israel en el mundo) y el 1º de América Latina (el segundo es México, que en general es el socio número 28 de Israel, con un comercio tres veces menor que el de Brasil).
Hasta febrero del año pasado, Brasil estaba entre los cinco mayores proveedores de petróleo para Israel, según un estudio realizado por la ONG Oil Change International. Brasil envió 260 mil toneladas de petróleo crudo producido en campos de propiedad conjunta de Shell, TotalEnergies y Petrobras entre el 13 de octubre de 2023 y finales de enero de 2024. Ese petróleo crudo fue enviado en dos viajes desde el puerto de Santos.
Según la investigación, Shell, TotalEnergies y otras multinacionales facilitaron el suministro del combustible. Un portavoz de Petrobras dijo al diario The Guardian que la empresa no “entregó ninguna carga de petróleo crudo de su producción a Israel” en ese momento. Sea como fuere, en 2024 Brasil destinó 2,7 millones de barriles de petróleo crudo a Israel, de acuerdo con la Federación Única de los Petroleros (FUP) y la Federación Nacional de los Petroleros (FNP), en una carta enviada al presidente Lula pidiendo el embargo energético a los perpetradores del Holocausto Palestino.
Según los datos que se pueden encontrar en la plataforma del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio, Brasil ha aumentado exponencialmente la exportación de petróleo hacia Tel Aviv desde el inicio del actual genocidio en Gaza, el 7 de octubre de 2023. La venta de aceites combustibles de petróleo o de minerales bituminosos (excepto crudos) de Brasil a Israel, en 2024, tuvo un aumento del 12.380% en valores en comparación con 2023. Y, hasta abril de 2025, tuvo un aumento del 256% en relación a 2024, llegando a cerca de R$ 900 mil. El valor exportado en 2025 es un 44.300% mayor que el de 2023. También es un 790% mayor que en todo el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro, uno de los mayores aliados de Israel.
Por su parte, la exportación de aceites crudos de petróleo o de minerales bituminosos crudos tuvo un aumento del 55% en 2024 en comparación con 2023 (exportamos a Israel más de R$ 1,16 mil millones en petróleo crudo en 2024). Este año, hasta abril, esa categoría de producto aún no fue exportada a Israel. Por último, la exportación de productos residuales de petróleo y materiales relacionados, en 2024, fue un 1.347% mayor que en 2023, y también fue mayor que en cualquier año del gobierno Bolsonaro. Esta categoría de producto tampoco fue exportada a Israel este año, hasta el mes de abril.
The Guardian informa que “Israel depende del petróleo crudo y de productos refinados del exterior para operar su gran flota de aviones de combate, tanques y otros vehículos militares”. El año pasado, la Corte Internacional de Justicia, que considera ilegal la ocupación de Palestina y está juzgando el bloqueo de ayuda humanitaria, exigió que Israel evite cualquier acto genocida y recomendó a países y empresas no ser cómplices de estos actos. Por tanto, las empresas y países que suministran petróleo a las fuerzas armadas israelíes, según el entendimiento de la CIJ, son cómplices de este genocidio.
La entrega de Petrobras a accionistas privados y la ruptura del monopolio estatal son los principales responsables del apoyo práctico que está siendo proporcionado desde Brasil para el exterminio de mujeres y niños palestinos. Las multinacionales que explotan nuestro petróleo y los parásitos que se apoderan de Petrobras lucran con el abastecimiento de los tanques y aviones israelíes que destruyen Gaza. Este caso es una prueba más de la necesidad de una reestatización completa de Petrobras y su sometimiento al control directo de los trabajadores petroleros, así como del retorno del monopolio nacional y estatal de la explotación del petróleo brasileño.
Sindicatos y organizaciones populares, en Europa, están realizando protestas y acciones de sabotaje del transporte de combustible hacia Israel en ferrocarriles y puertos. La campaña Embargo Global de Energía para Palestina argumenta que la energía en todas sus formas —carbón, petróleo crudo, combustible de aviación y gas— desempeña un papel activo en el fomento del genocidio y en la financiación de la ocupación colonial de Palestina. Hace un llamado a trabajadores, sindicatos, organizaciones ambientales y grupos pro-Palestina para que bloqueen e interrumpan el flujo de energía, como el combustible de aviación militar, que entra y sale de Israel.
La FUP y la FNP, en la carta destinada al presidente Lula, “enfatizan la necesidad de que Brasil vaya más allá de las declaraciones públicas y aplique un embargo energético robusto contra Israel, en conformidad con sus obligaciones legales internacionales”. Exigen la suspensión inmediata de exportaciones de petróleo, de proyectos con empresas energéticas y el apoyo a medidas internacionales contra el régimen sionista.
“Los firmantes creen firmemente que el liderazgo de Brasil puede establecer un precedente para que otras naciones actúen de forma decisiva frente a la Nakba (la catástrofe palestina) en curso”, dicen los petroleros.
Se vuelve a demostrar que Lula no es de fiar, que es un charlatán.