La genocida aniquilación del pueblo palestino ahora en curso es la prueba categórica de la incapacidad de la Organización de las Naciones Unidas de poder defender los derechos más básicos de la humanidad. El genocidio sionista es la expresión más clara del “orden basado en reglas” en que las y los falsos dirigentes occidentales han insistido durante tantos años. Para las élites occidentales, la regla fundamental es que sus gobiernos y sus aliados no son sujetos al derecho internacional. Ante esta realidad, el mundo mayoritario mira a la ONU meramente como un foro de debate y, a lo mejor, como una fuente legítima de lo que deben constituir los principios de las relaciones internacionales.
Un referente fundamental entre las normas de la ONU es la Declaración del Derecho al Desarrollo adoptada por la Asamblea General en diciembre de 1986. Su primer artículo declara que “El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual toda persona humana y todos los pueblos tienen derecho a participar, contribuir y disfrutar del desarrollo económico, social, cultural y político, en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales”. Su artículo dos declara que “La persona humana es el sujeto central del desarrollo y debe ser el participante activo y beneficiario del derecho al desarrollo”.
La Declaración se adoptó en el mismo año que se emitió la condena de parte de la Corte Internacional de Justicia del terrorismo de los Estados Unidos norteamericanos contra Nicaragua. Ambas momentos históricos vindicaron el reclamo del mundo mayoritario por un mundo de Paz, Seguridad y Justicia. Pero ocurrieron precisamente al inicio de la profundización del neocolonialismo norteamericano y europeo en la forma de la doctrina neoliberal promovido de manera muy agresiva por el gobierno norteamericano del Presidente Reagan y sus aliados. El neoliberalismo es la negación completa del Derecho al Desarrollo que se enfoca en el progreso socioeconómico de los pueblos y el bien de la persona humana.
Promueve la supremacía de los intereses de la gran empresa privada, la correspondiente supresión del sector público y el consiguiente abandono de las políticas nacionales enfocadas en las aspiraciones de la persona humana, de las familias. Los promotores del neoliberalismo argumentan falsamente que el libre mercado, en todo caso ficticio, garantizará la democracia perfecta, la prosperidad social óptima y la gobernanza más eficiente. La realidad siempre ha sido lo opuesto. Lejos de promover la democracia, la prosperidad y la gobernanza eficiente, el neoliberalismo es un sistema político y socioeconómico diseñado exclusivamente para beneficiar a las élites gobernantes norteamericanas y sus aliados.
La historia socioeconómica norteamericana de los últimos cuarenta años es de un sistema político progresivamente más y más represiva, un sector público con recursos inadecuados cada vez más incompetente y una economía productiva completamente fracasada relativo a sus competidores. En Nicaragua vivimos está realidad durante los 17 años de mal gobierno de la derecha. En cualquier país víctima del neoliberalismo, se observa este patrón destructivo del desarrollo socioeconómico y del bienestar de la persona humana, con más hambre, mayor desigualdad social, mayor precariedad laboral y mayor inseguridad de las familias, un medio ambiente e infraestructura física deterioradas. En América Latina, otra secuela nefasta de la constante intervención norteamericana para facilitar la imposición del neoliberalismo por las fuerzas más reaccionarias de la región ha sido el atraso de la integración regional.
Es instructivo una comparación entre el relativo estancamiento del desarrollo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y los avances en el desarrollo de la región asiática en los últimos diez años. La semana pasada en Malasia el 27 y 28 de mayo, se inauguró la primera cumbre trilateral entre China, los países de ASEAN (Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam) y los países árabes del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (Arabia Saudita, Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar y Emiratos Árabes Unidos). Mientras los países de la CELAC vacilan sobre cómo avanzar en una integración regional basado en un consenso firme con criterios claros, la colaboración entre los diez países de la ASEAN ha avanzado de manera exitosa, igual que su acercamiento económico con China.
En efecto, esta primera cumbre trilateral junto con los países árabes del CCG, significa un nuevo reconocimiento por los países del mundo mayoritario del relativo declive de la influencia económica norteamericana y europea a nivel global y por consiguiente de su modelo contraproducente neoliberal. La Cancillería China observó que “”Estamos comprometidos a fortalecer el marco multilateral de comercio y proteger los intereses colectivos de las naciones en desarrollo en pos de objetivos de desarrollo comunes”. La Declaración Final puso especial énfasis en la defensa de las normas del derecho internacional, la importancia del desarrollo de los pueblos, la integración económica, la conectividad, la seguridad energética sostenible, la transformación digital, la seguridad alimentaria y agrícola y el intercambio entre los pueblos.
La declaración reafirmó “nuestra determinación colectiva de trabajar hombro con hombro para desbloquear todo el potencial de nuestra asociación y garantizar que nuestra cooperación se traduzca en beneficios tangibles para nuestros pueblos y comunidades”. Esta visión se opone claramente al mezquino enfoque neoliberal y neocolonial de las élites norteamericanas y europeas. Mientras el gobierno norteamericano fomenta una guerra de aranceles y sabotea la Organización Mundial del Comercio, China y sus socios de la ASEAN acaban de profundizar y consolidar su Área de Libre Comercio y ahora se acerca a los países árabes de la CCG. Una comparación con el desarrollo de la CELAC indica la torpeza de los líderes de los países de la región de América Latina y el Caribe que obedecen las orientaciones y advertencias norteamericanas y europeas.
En el caso de la cumbre trilateral, China-CCG-ASEAN, en adición al aspecto de mayor acercamiento económico en rechazo al proteccionismo norteamericano, se trata también de una reacción política regional explícita contra el genocidio sionista en Palestina. Además, de manera implícita, también se opone a las amenazas de un ataque norteamericano e israelí a la República Islámica de Irán, lo cual implicaría una masivamente destructiva guerra regional. La Declaración Final de la cumbre entre China, el CCG y la ASEAN condenó enfáticamente el genocidio sionista en Gaza y exigió con firmeza una resolución de la ilegal ocupación israelí de Palestina conforme con el derecho internacional.
Para China, la cumbre trilateral fue otro foro para promover la misma visión que proyectaba en el Foro China-CELAC de más apertura comercial, mejor conectividad, mayor cooperación de beneficio mutuo y más amplio intercambio cultural. En estas cumbres, China está logrando ampliar y consolidar sus Iniciativas de la Franja y la Ruta, del Desarrollo Global, de la Seguridad Global y de la Civilización Global. En conjunto la población de China, los países del CCG y la ASEAN suma a más de dos mil millones y aporta más del 22% del PIB mundial. En 2024, el comercio entre los países participantes sumaba a más de US$1.4 billones. Aun tomando en cuenta que el CCG no es una organización con una estructura formal como la ASEAN o la Unión Económica Eurasiática, el potencial de esta nueva iniciativa es muy significativo en el actual contexto de inseguridad mundial.
La población de los diez países de la ASEAN de alrededor de 690 millones es más grande que la población de la CELAC de un poco más de 600 millones. El Producto Interno Bruto de los diez países de la ASEAN es parecido a lo de los 33 países de la CELAC, cada grupo de países aporta un poco más de 6% del PIB nominal mundial. Ambas regiones están luchando para realizar su verdadero potencial económico, mientras América Latina sigue siendo la región de mayor desigualdad del mundo, con países económicamente muy importantes como Argentina, Brasil, Colombia, y México registrando índices GINI altos de 0.46, 0.52, 0.54 y 0.43 respectivamente.
De todas maneras, el Foro China-CELAC resaltó el gran contraste en el potencial para el desarrollo de los pueblos entre la visión neoliberal norteamericano y europeo y la visión de cooperación y beneficio mutuo para el bien de los pueblos ofrecida por la República Popular China. Los gobiernos reaccionarias de los países donde la intervención norteamericana ha promovido gobiernos neoliberales como Argentina, Ecuador y Perú enfrentan la cruda realidad de que les favorece promover mayores relaciones con China, a la vez que el gobierno norteamericano los hostiga para no tenerlas. En cambio, nuestros países revolucionarios enfrentan la sádica agresión económica norteamericana precisamente por motivo de sus exitosas políticas con enfoque en la persona humana y sus relaciones solidarias con China y Rusia.
Las recientes elecciones regionales en Venezuela confirmaron una vez más el incuestionable apoyo popular al gobierno bolivariano del Presidente Nicolás Maduro y la victoria del pueblo soberano sobre la intervención extranjera y la oposición golpista. Para América Latina y el Caribe es evidente que el camino para poder realizar su verdadera potencial económica es de seguir la visión de desarrollo humano basado en relaciones de respeto, solidaridad y cooperación promovida por China y la Federación Rusa. El mundo mayoritario va a seguir avanzando por medio de intercambios como el Foro China-CELAC, la Cumbre Trilateral entre China, ASEAN y los países árabes del CCG, o como la Unión Económica Eurasiática, la Organización de Cooperación de Shanghai y los países BRICS.
Poco a poco aun los gobiernos reaccionarios latinoamericanos que han frustrado la realización del verdadero potencial de sus pueblos y de la CELAC, se dan cuenta que el nuevo orden mundial ha dejado atrás la globalización del capitalismo neoliberal. Ahora sí es cierto la lema de la propaganda neoliberal que no hay alternativa, pero ahora en el sentido que no hay alternativa a la globalización basado en el derecho al desarrollo enfocado en la persona humana, en las familias de nuestros pueblos soberanos. Nuestro Comandante Daniel lo explicó claramente en diciembre 2023 en la graduación de cadetes de la Academia “Leonel Rugama” de la Policía Nacional:
“Si todas las Potencias que están en la OTAN en lugar de andar promoviendo guerras, ocupaciones militares, terrorismo, tuvieran la práctica que tiene la República Popular China, que se ha venido vinculando con los Pueblos en Vías de Desarrollo, en África, en Asia, en América Latina, desarrollando relaciones, sin condiciones de tipo político, y más bien aportando al desarrollo de todos estos Países, el Mundo sería otro, el Mundo estaría en Paz, y seguramente ya no habrían problemas de gente que muere de hambre, de miseria, de pobreza”.