Ventura de Jesús (Granma).— Fue quizá uno de los niños más conocidos del mundo a inicios del actual siglo.
Su nombre, Elián González Brotons, apareció cada día en los principales medios de prensa, y estuvo en boca de millones de personas por varios meses.
Fue llevado de la mano a una salida ilegal hacia Estados Unidos, en una rústica embarcación que, lamentablemente, terminó por naufragar, con lo cual la Ley de Ajuste Cubano se cobró la vida de varias personas más.
Luego de dos días a la deriva sobre una cámara de neumático, el niño fue rescatado con vida frente a Fort Lauderdale, el 25 de noviembre de 1999.
Tras el insólito suceso, el menor quedó bajo la protección de familiares lejanos residentes en Miami. Ante el legítimo reclamo de custodia de su padre Juan Miguel González, la mafia cubano-americana rápidamente tomó cartas en el asunto, para impedir el retorno del menor.
Fue un largo proceso judicial, violatorio del derecho internacional y de las propias leyes estadounidenses. El 28 de junio de 2000, Elián volvió a su tierra, de la mano de su padre, siete meses después de batalla diplomática y movilización popular, con el acompañamiento incondicional de Fidel, de quien más tarde diría el propio Elián: «fue como un padre, hasta que se convirtió en un amigo».
Graduado de Ingeniería Industrial en 2015, al joven de la ciudad matancera de Cárdenas lo siguen caracterizando la sencillez y la humildad. En más de una ocasión ha remarcado que «no era yo el eje central de una historia ni el protagonista, era parte de la historia en la que el protagonista y el eje central fue el pueblo».
–A 25 años de su regreso a la Patria, ¿qué es de la vida de Elián González y su familia?
–Actualmente trabajo en la Empresa at Comercial Varadero, como director adjunto, y continúo viviendo en mi ciudad natal, Cárdenas, junto a mi familia.
«Tengo una niña de cuatro años. Su nombre es Eliz; lleva las primeras letras de mi nombre y el de su abuela paterna, Elizabeth».
–La escuela Marcelo Salado, en la Ciudad Bandera, es un lugar lleno de recuerdos vinculados a la batalla por la devolución del niño Elián, y debido también a la presencia asidua del Jefe de la Revolución. A la distancia de algunos años, ¿cómo ves a los maestros y a los niños con quienes compartiste en tu escuela primaria?
–Sería injusto no hablar de los maestros que me acompañaron durante la secundaria, pero el peso mayor está en la Marcelo Salado, en la que cursé la primaria, por lo que hicieron allí por mi regreso, y por ayudarme a recuperar el tiempo perdido de clases.
«Que volviera a tener una vida normal fue gracias también a los maestros y a mis compañeros de aula, que me hicieron sentir como en casa nuevamente. He podido conservar la amistad con ellos.
«Para los profesores guardo agradecimiento y respeto, me formaron y facilitaron mi reincorporación».
–Los abuelos, ¿cómo influyeron en ti?
–Lo más importante es que siempre han estado ahí, incluso los abuelos maternos a quienes, por cosas de la vida, los perdí jóvenes, y cuando todavía podían ofrecer mucho más.
«Por suerte, mis abuelos paternos están vivos, y con una contribución grande en cada etapa de mi vida. Han sido de mucha ayuda en mis decisiones, y prestos a apoyar en los momentos más difíciles».
–Hablas a menudo de Fidel y lo que significó para ti, incluso en tu faceta de padre. ¿En qué se basan esos sentimientos?
–Se sostienen en la admiración por haberlo conocido y compartido con él, y constatar de cerca su increíble capacidad humana y su sensibilidad; alguien que se preocupaba por todos y por los más mínimos detalles.
«Parte de lo que soy se lo debo a Fidel. Disfruto del amor que la gente nos profesa a mí y a mi familia, y eso también se lo debo a él».
–¿Qué piensas hoy sobre las manifestaciones populares para conseguir tu regreso?
–Creo que la unidad del pueblo cubano en su justo reclamo, sumada al apoyo internacional, fue clave para que triunfara la justicia; sistemáticas concentraciones, las marchas del pueblo combatiente y las tribunas abiertas, así como el respaldo de muchas personas honestas en todo el mundo y en los propios Estados Unidos.
«Las manifestaciones por mi regreso, al igual que por los Cinco Héroes, demuestran que en defensa de una causa justa el pueblo cubano es capaz de unirse y de vencer. Un pueblo que, pese a las campañas del enemigo, goza de gran prestigio y de respeto. Un pueblo que se entrega y batalla, sin importar el sudor y la sangre, si es necesario. Por eso vivo orgulloso de ser uno de sus hijos».
–¿Tu padre…?
–La primera persona en quien pienso cuando tengo algún logro o las cosas sencillamente salen bien, tanto en el trabajo como en la vida misma. Siempre está ahí para mí y no solo como la figura paterna; es mi hermano, mi amigo, mi principal ejemplo a seguir».
