En un simbólico y emotivo acto organizado por la embajada de Cuba en el istmo y luego de escalar la colina de 199 metros de altura desde donde ondea la bandera más grande de la nación centroamericana, integrantes de la misión estatal, residentes cubanos y grupos solidarios exigieron el fin de la hostil política.
A nombre de los participantes, el funcionario diplomático Yuniarque Canto señaló que la crudeza del cerco no ha impedido que la Revolución triunfante en 1959 proteja la salud y calidad de vida de la población, sobre todo la más vulnerable.
Según explicó, una expresión de esa cruel guerra económica se aprecia en los obstáculos que deben superar para adquirir insumos y equipos médicos y poder atender la salud de las personas, como quedó demostrado durante la pandemia de la Covid-19.
Canto subrayó el espíritu de resistencia que ha caracterizado a la nación antillana y que emerge como un escudo humano mayor frente al más brutal y prolongado cerco que el mundo haya conocido.
Entre los participantes en la caminata, integrantes de la Asociación Martiana de Cubanos Residentes en Panamá destacaron que similar compromiso con la patria natal se evidenció en el reciente VII Encuentro de Cubanos Residentes en América Latina y el Caribe celebrado en República Dominicana entre el 13 y el 15 de este mes.
Según el canciller cubano, Bruno Rodríguez, esa criminal medida constituye la política de guerra económica más despiadada, abarcadora y prolongada que se haya impuesto a país alguno.
Además afirmó que como consecuencia del bloqueo, Cuba sufrió pérdidas por cinco mil 56,8 millones de dólares desde el 1 de marzo de 2023 hasta el 29 de febrero de 2024, que representan un incremento de casi 200 millones con respecto al informe anterior presentado en Naciones Unidas.
La incidencia aproximada es de más de 421 millones de dólares mensuales, o sea, 13,8 millones de dólares diarios, y apuntó que en 60 años, esas afectaciones se elevaron a un billón 499 mil millones de dólares.
Para el jefe de la diplomacia de la isla, la arbitraria inclusión de La Habana en la lista del Departamento de Estado de países que supuestamente patrocinan el terrorismo profundiza las dificultades y afecta sensiblemente a las familias cubanas.
