
El 6 de agosto de 2025, Bolivia conmemoró su bicentenario de independencia. El Estado Plurinacional rindió homenaje a su historia de resistencia, lucha popular y afirmación soberana. Una trayectoria que, según el Libertador Simón Bolívar, convierte a Bolivia en su “hija predilecta”, como lo expresó en una carta de 1827 dirigida a Antonio José de Sucre. Esta frase el Comandante Hugo Chávez la hizo suya cada vez que se refería al país andino.
Desde los levantamientos indígenas liderados por figuras como Tomás Katari, Túpac Katari y Juana Azurduy, hasta la Revolución Nacional de 1952 encabezada por Víctor Paz Estenssoro con el estruendo de la dinamita minera, Bolivia ha forjado su destino reivindicando a sus pueblos y el control de sus recursos naturales.
En este breve recorrido histórico, resuena la dinamita de los trabajadores de la Central Obrera Boliviana como vanguardia de los levantamientos populares de 1952, dando lugar a la Revolución Nacional que llevó al poder a Víctor Paz Estenssoro. Su gobierno decretó la nacionalización de las minas y el monopolio en la exportación del estaño, la reforma agraria —que distribuyó tierras entre los pueblos originarios—, la prospección de pozos petrolíferos por empresas extranjeras, la institución del voto universal, la reforma educativa y la vinculación caminera con el oriente mediante la carretera Cochabamba-Santa Cruz.
Resulta inevitable mencionar Ñancahuazú y la huella imborrable dejada por Ernesto Che Guevara y los hermanos Inti y Coco Peredo al hablar de Bolivia.
on la injerencia de la Casa Blanca en toda América Latina, se sucedieron gobiernos militares de corta duración. Entre ellos destacan intentos soberanos como el de Juan José Torres en 1970, quien reanudó relaciones con Cuba y Chile —entonces bajo el gobierno de Salvador Allende—. Torres intentó crear un cogobierno con la Central Obrera Boliviana y expulsó de Bolivia varios organismos estadounidenses, hasta que el 21 de agosto de 1971 el coronel Hugo Banzer Suárez encabezó el golpe que lo derrocó.
En 2006, con la llegada al poder de Evo Morales, se estableció el Estado Plurinacional de Bolivia, marcando un nuevo capítulo mediante el impulso del socialismo comunitario indígena y una política decidida de soberanía sobre los recursos naturales.
Socialismo comunitario
Recuerda Silvya de Alarcón en su trabajo Socialismo Comunitario que en 1988 sale a la luz pública “Las condiciones de la revolución socialista en Bolivia. A propósito de obreros, aymaras y Lenin”, libro escrito por Álvaro García Linera bajo el seudónimo de Qhananchiri.
Afirma de Alarcón: “A diferencia de las tradicionales posiciones de la izquierda nacional que caracterizaban al mundo campesino-originario como pequeña burguesía, en virtud de una lectura mecánica del marxismo, aquí se reivindica su potencial revolucionario sustentado precisamente en el carácter antagónico de la autodeterminación nacional con respecto al dominio del capital y la burguesía. Y no solo como carácter potencial: la historia nos muestra cómo ese campesinado-indígena ha desarrollado una larga lucha por su emancipación.
En su carácter más genérico y esencial, podría pensarse que el socialismo comunitario es la forma que asume la lucha contra el capital teniendo como horizonte y como medio de realización las formas comunitarias“.
Refiriéndose a las condiciones bolivianas, expone: “Si bien el socialismo tiene en la comunidad la forma social que supera las relaciones fundamentales que caracterizan al capitalismo, en Bolivia esa fuerza constructora del futuro encuentra en las comunidades históricamente existentes en el mundo andino una condición de concreción. El socialismo comunitario es posible en Bolivia porque es aquí donde se han desarrollado estructuras comunitarias concretas que aún perviven como fuerzas productivas, a partir de las cuales es posible pensar en la forma comunitaria socialista“.
Un eje estratégico en Sudamérica
La posición geográfica de Bolivia en el centro del continente sudamericano, sumada a sus vastos recursos naturales como el gas, los minerales estratégicos y el litio, posiciona al país como un enclave geopolítico de creciente importancia. La gestión soberana de sus recursos “establece un precedente para otros países en desarrollo”.
La posición geográfica boliviana no solo determina su rol como articulador regional, sino que permite pensar en que se convierta en un punto crucial para el desarrollo de corredores bioceánicos que conectarían el Atlántico con el Pacífico, transformando las dinámicas comerciales sudamericanas.
Litio, minería y energía: apuestas de soberanía
Bolivia posee las mayores reservas de litio del mundo, superando los 10 millones de toneladas. A diferencia de los modelos extractivistas de países vecinos, Bolivia apunta a industrializar toda la cadena productiva. Con una inversión de 900 millones de dólares, el país ha construido plantas piloto y prevé inaugurar la planta industrial de cloruro de potasio este 30 de septiembre de 2025. Asimismo, avanza en la construcción de una planta de carbonato de litio con tecnología china y una industria de baterías en alianza con el grupo alemán ACI Systems, gestionado por la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos.
En minería, Bolivia continúa siendo uno de los principales exportadores mundiales de estaño, tungsteno, antimonio y boro. El gobierno impulsa la instalación de nuevas plantas de fundición y refinación, buscando dejar atrás la histórica dependencia de procesadoras extranjeras.
En cuanto a hidrocarburos, la certificación de 10,7 trillones de pies cúbicos (TCF) de gas natural y 240,9 millones de barriles de líquidos garantiza la capacidad de exportación por al menos 14 años más, según el informe de la empresa canadiense Sproule International Limited.
Redistribuyendo la riqueza
Según informa la estatal Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), se entregaron 14.587 instalaciones de gas domiciliario a través de 11 actos realizados en distintos departamentos del país, como parte de las 200 obras que entrega el Gobierno Nacional de manera simultánea en el inicio del mes del Bicentenario de Bolivia. Son 72.935 beneficiarios, y las obras (200 obras en homenaje a los 200 años) tuvieron una inversión de aproximadamente 142 millones de bolivianos.
En su compromiso con la soberanía alimentaria, mediante un camión cisterna móvil, YPFB abastece con 150.000 litros de diésel a seis comunidades potosinas productoras de quinua, con el objetivo de que este combustible cubra la demanda de aproximadamente 1.800 tractores durante la época de siembra.
Producto Interno Bruto
El Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia en 2023 alcanzó un nivel histórico de 45.464 millones de dólares estadounidenses, convirtiendo al país andino en la segunda economía con mayor expansión en la región, después de Paraguay.
El PIB per cápita también aumentó a 3.736 dólares estadounidenses, la cifra más alta registrada. En cuanto a la tasa de crecimiento anual, Bolivia ha promediado un 3,70% desde 1991 hasta 2024, con un máximo histórico de 23,12% en el segundo trimestre de 2021 y un mínimo histórico de -24,74% en el segundo trimestre de 2020. En el cuarto trimestre de 2024, el PIB se expandió un 0,73% respecto al mismo período del año anterior.
Sembrando Industrias
El 2025 se perfila como un año crucial para Bolivia, marcado por la consolidación de proyectos estratégicos que reafirman la senda de la industrialización como motor del desarrollo económico, con el objetivo de construir 170 plantas industriales.
Cabe mencionar la inauguración de la Planta de Transformación de Subproductos de Soya en San Julián, Santa Cruz. Esta obra, inaugurada la semana pasada, representa un avance concreto hacia la industrialización del país.
También destaca la primera planta de producción de biodiesel en Santa Cruz, junto al proyecto en curso para una segunda planta en El Alto, programada para entrar en funcionamiento en 2025. Ambas iniciativas buscan reducir la dependencia de los hidrocarburos importados y fomentar la producción nacional.
Otro proyecto clave es el complejo siderúrgico del Mutún, ubicado en Puerto Suárez, que comenzará a producir barras de acero en 2025, lo que permitirá un importante ahorro de divisas y la generación de empleo.
Bicentenario
A dos siglos de su independencia, Bolivia reafirma su vocación de soberanía, integración regional y justicia social. Su participación activa en organismos como el ALBA-TCP fortalece la construcción de la Patria Grande latinoamericana, un ideal aún vigente en la memoria de Bolívar.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, resaltó el espíritu indomable del pueblo boliviano al conmemorar los 200 años de independencia de la nación, evento que no solo recuerda el nacimiento de la República, sino también la resistencia de un pueblo que transformó el sufrimiento en conciencia colectiva.
En su discurso, Arce enfatizó que la historia de la nación se siembra con dignidad y se honra a través de la resistencia. Recordó cómo, en suelo boliviano, “ni las cadenas ni las espadas” pudieron quebrantar el espíritu de las naciones indígenas originarias, de los trabajadores, de los mineros y de todas las mujeres y hombres que lucharon por un futuro mejor.
El mandatario subrayó la importancia de la organización y la movilización en la lucha por la justicia social, instando a todos los bolivianos a unirse en torno a una historia común. “La opresión se transforma en organización, y la explotación en movilización”, declaró, reafirmando que la unidad es fundamental para construir un futuro más justo.