
Jorge Ernesto Angulo Leiva (Granma).— «Y ahora, a trabajar, a organizar y a poner en actividad el espíritu creador, el entusiasmo de la mujer cubana, para que (…) haga desaparecer hasta el último vestigio de discriminación; y tenga (…) el lugar que le corresponde en la historia de la patria». Fidel Castro Ruz lanzó esa convocatoria el 23 de agosto de 1960, durante la fundación de un gran hito en la unidad, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
En una sociedad heredera de prejuicios machistas implantados a lo largo de siglos bajo el signo colonial, el Comandante en Jefe elogió la valía de ellas, a partir del coraje derrochado en la batalla por la liberación, con una frase de raíz martiana: «Aquí no solo luchan los hombres; aquí, como los hombres, luchan las mujeres».
También en el salón teatro de la Central de Trabajadores de Cuba, el líder asoció el amor materno con las aspiraciones por un futuro resplandeciente y con el desprecio a la injustica, la miseria, el dolor y el luto impuestos como destinos, hasta el 1ro. de enero de 1959.
Recalcó la necesidad de prepararlas para disímiles tareas, y la práctica respaldó ese criterio con ofertas laborales acompañadas de cursos de economía doméstica, corte y costura, incluso de automovilismo. Las empoderaron, asimismo, la alfabetización, la Facultad Obrero Campesina, la apertura gratuita de las universidades…
Surgieron oportunidades requeridas para alcanzar uno de los grandes logros aparejados a la esencia humanista de la Isla renacida: erradicar la prostitución. Además, se multiplicaron las escuelas seminternas, las becas internas y los círculos infantiles, con el objetivo de atender a los niños mientras las madres trabajaban.
Tras esos milagros estaba también la recia dulzura de Vilma Espín Guillois, dedicada, desde el triunfo revolucionario, a crear condiciones para la emancipación completa de la mujer. Un hito en este propósito fue la constitución de la FMC, que presidió hasta su último aliento, el 18 de junio de 2007.
Su aporte resultó de gran importancia en el establecimiento de los códigos de la Niñez y la Juventud, así como el de la Familia, frutos de su presidencia en dos comisiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular: para la Prevención y Atención Social, y la de la Niñez, la Juventud y por la igualdad de derechos de la Mujer.
¿De qué proeza, dentro de la Revolución, están excluidas las mujeres cubanas? Ya lo cantó Liuba María Hevia: en ellas «se busca lo mejor de la utopía».