
La propagación de la enfermedad registró más de 88.000 casos y 1.500 muertes, con un tercio de los decesos en niños menores de 14 años. La organización humanitaria World Vision expresó su profunda preocupación por la peligrosa combinación de enfermedad, hambre y desplazamiento que pone en riesgo la vida de millones de menores en el país.
El brote, que comenzó a finales de 2024, se agravó durante la actual temporada de lluvias y ya se extendió a 55 de los 79 condados del país, siendo los estados de Equatoria Central, Alto Nilo, Warrap, Jonglei y Unity los más afectados. Un comunicado de una reunión interministerial advierte que la situación es una “emergencia multisectorial, agravada por las inundaciones, los desplazamientos y el acceso limitado a los servicios básicos”. Los niños que viven en campamentos superpoblados y zonas afectadas por inundaciones corren un riesgo aún mayor.
El director de World Vision en Sudán del Sur, Mesfin Loha, calificó la situación como “extremadamente peligrosa para la infancia”. Loha señaló que el cólera se está cobrando vidas jóvenes mientras el hambre debilita el organismo de los niños, haciéndolos más vulnerables. La crisis también se ve agravada por una escasez extrema de alimentos y altos niveles de malnutrición en condados como Nasir y Ulang, donde se pronosticó un aumento en el número de muertes para octubre.
A pesar de que el gobierno de Sudán del Sur no declaró una emergencia nacional, World Vision puso en marcha un plan de respuesta de emergencia de seis meses para llegar a 500.000 personas en las zonas más afectadas, brindando asistencia sanitaria urgente, apoyo en agua, saneamiento e higiene (WASH), y gestión de casos. Sin embargo, la iniciativa se encuentra “peligrosamente infrafinanciada” y se requiere de un llamamiento urgente para recaudar 500.000 dólares adicionales.
World Vision hizo un llamado a los donantes, Gobiernos y socios humanitarios para que actúen con rapidez y tomen una acción decisiva, ya que millones de vidas de niños penden de un hilo. Mesfin Loha concluyó que “la falta de agua potable está alimentando la propagación de la enfermedad y los niños desnutridos son incapaces de combatirla”.
En la última semana, se han registrado 1.575 nuevos casos y 22 muertes, lo que demuestra la rápida propagación de la enfermedad a los 18 estados del país. Este brote se suma a una violenta al conflicto que despojó de sus hogares a más de 14 millones de personas y dejó un saldo de más de 20.000 muertos, según la ONU. El colapso del sistema de salud bajo la presión combinada del conflicto y la epidemia convirtió a Sudán en una de las crisis humanitarias más graves del mundo.