
Madeleine Sautié (Granma).— Si resultó profundamente conmovedor ver Lorca en La Habana, la película de los españoles José Antonio Torres y Antonio Manuel Rodríguez, producida por Plano Katharsis –que se proyectó en la capital cubana, como parte de las Jornadas lorquianas que tuvieron lugar en junio–, conversar con sus directores no lo ha sido menos, en tanto escucharlos es reconocer a un Federico ampliamente examinado por estos creadores, a los que mucho se les agradece haber llevado a la pantalla grande estos momentos extraordinarios, vividos por el poeta y dramaturgo granadino.
«Posiblemente tendríamos una deuda sentimental, cultural, quizá también de justicia. Queríamos completar la biografía del poeta desde dos perspectivas: la personal y la intelectual, porque las dos fueron muy importantes para él. Y está el hecho de que apenas se ha tratado la estancia de Federico en Cuba; y sabemos que fue muy fértil para él», nos explica José Antonio Torres (J.A.T.).
«Su estancia fue una estela de luz que pasó por la Isla en la que, en ese momento, había un crisol de ideas renovadoras en lo literario y en lo cultural. Lorca aterrizó en un momento que fue fundamental, y hay un antes y un después en Federico; no es el mismo el que llega que el que sale de Cuba, cuatro meses después», asegura.
De cómo nació la idea de elaborar la película comenta Antonio Manuel Rodríguez (A.M.R.)
«Una película nace desde que empieza a ser imaginada, y ya no muere mientras pueda ser nombrada. Empezó a soñarse cuando se editó, en Córdoba, García Lorca y Cuba, de Urbano Martínez Carmenate, hace ya más de tres años.
«El primer viaje a Cuba fue de preproducción, después hubo una fase de rodaje y ahora estamos viendo una fase también de la película, más allá de su composición, que es el poder llevarla a todas las partes, porque si Federico es universal, no tiene sentido que esta obra se quede detenida».
–Al ver la película, se advierte el rigor puesto en la selección de los testimoniantes, los actores y los pasajes.
– (J.A.T.) Hemos sido muy cuidadosos, sí. Es que queríamos dar una visión de la huella de Lorca en Cuba y de la huella de Cuba en Lorca. Entonces teníamos primero, por un lado, aquellos que directamente lo conocieron, como Nicolás Guillén, José María Chacón, Lydia Cabrera, Flor Loynaz…, ya todos fallecidos, lógicamente, y queríamos resucitarlos, y la mejor manera era hacer un ficcionado. También fue necesario hacer una selección de aquellos intelectuales que, en Cuba y desde Cuba, siguen investigando sobre la presencia del poeta en la Isla, como Urbano Martínez Carmenate, Ciro Bianchi y Luis Machado Ordetx. Es importante destacar que todos los testimonios que aparecen en la película son reales, incluso los que Lorca nos dejó escritos sobre su estancia en la Isla».
–(A.M.R.) Federico era un ser poliédrico como creador, pero también como amante y como amado. Descartar cualquiera de las parcelas era amputar su figura, y teníamos muy claro que todo aquello en lo que creció en la Isla tenía que reflejarse en la película. El poeta adquirió un enorme compromiso social después del viaje a Nueva York, que se aquilató al conocer a los intelectuales cubanos, y eso tenía que quedar expuesto.
«En Cuba se sintió libre como nunca, y se le cayó la máscara al tener relaciones íntimas con varias personas, y eso tenía que salir en la película, pero también tenía que salir ese afán desmedido por vivir, por sentirse dichoso, por sentirse feliz, por sentirse libre… Y al final decidimos que el documental fuera un espejo en el que, en cada uno de los capítulos, aparecieran los distintos Federicos».
–La acogida que ha tenido el filme en sus proyecciones ha sido grandiosa. Lágrimas, admiración, sentimientos irreconciliables con el fascismo que le segó la vida…, todo eso ha provocado en el público. ¿Se sienten sus realizadores satisfechos?
–(J.A.T.) Pues sí, estamos muy satisfechos por la acogida y por todos esos sentimientos que ha ido despertando tanto en Cuba como en España. Todos los recorridos que está teniendo el documental hasta ahora, desde el Festival de Málaga hasta la presentación que tuvimos en La Habana, han sido increíbles.
«Sentimos una satisfacción por el trabajo, porque creo que hemos logrado poner en escena, con cierta soltura y precisión, ese paso de Federico por la Isla. Tenemos la intención de hacer el recorrido por festivales, y después presentarlo en salas comerciales, pues la obra cinematográfica se hace, sobre todo, para ser difundida. Y sabemos, además, que en Cuba, en las tres ocasiones en que la hemos proyectado, ha habido admiración hacia Federico, ha habido un reconocimiento; y lo hemos sentido y nos lo han expresado, y ha habido hasta lágrimas en muchos espectadores, recordando y viendo los espacios que los unen, como cubanos, al poeta».
–¿Volverá a verse en La Habana?
–(J.A.T.) Nosotros no solo esperamos que se vea de nuevo en La Habana, sino que recorra Cuba, y llegue a los lugares en los que Federico estuvo. Que recorriera la Isla sería, para nosotros, la materialización de un sueño. Que fuera como un cine itinerante, haciendo ese homenaje al poeta, porque creo que es una obra finalmente muy cubana.
«Esperamos que vuelva, si fuera seleccionada en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, en diciembre, y en cualquier caso, en otros festivales de la Isla también nos encantaría estar presentes».
–Lorca es un referente humano e intelectual universal. ¿Qué se experimenta al haber podido llevarlo a un audiovisual en el que respira y se percibe vivo?
–(A.M.R.) Por encima de todo, gratitud, porque ha sido un regalo poder viajar a donde viajó Federico con su mismo equipaje, con su misma palabra, con esa ambición casi adolescente de alcanzar hasta el último resquicio del alma humana amando, bebiendo, viviendo…, y una vez terminada la película, nos sentimos muy orgullosos de haber atado a Andalucía y a Cuba, como si fuera un lazo, y de haber encarnado al Federico soñado, al Federico que creemos que soñó en Cuba y que soñó una libertad como la que vivió en la Isla y por la que peleó hasta el último momento de su vida.
–Los espectadores percibimos la utilidad de la cinta. Nos gustaría saber qué opinan ustedes de esa utilidad, de lo que ratifica en las almas la propuesta cinematográfica que han hecho.
–( A.M.R.) En los espectadores notamos que han reconocido, y muchos se han reconocido, a un Federico que no conocían, en una experiencia vital en una Isla que, en su mayoría, tampoco conocían. Y por encima de todo, han visto que todo aquel mensaje es rabiosamente actual, es rabiosamente necesario, y que hay que reivindicarlo hoy con más fuerza que nunca.

«Yo creo que hay tantos Federicos como los nombremos, y por más que los nombremos seguirá siendo infinito y eterno. Nosotros estamos convencidos de que las obras de la creación, y en particular esta película, tienen que ser útiles y si no, no merece la pena que sean creadas. La cinta está atravesada por una estética en la imagen, en el discurso y en la música, esencialmente bella, sobre todo, porque todos los mensajes que se incorporan a la belleza atraviesan mucho mejor el corazón.
«Y creemos que esa es la utilidad de esta película, que no estamos viajando hacia atrás como si tuviéramos los ojos en la espalda, sino que es una película que mira hacia adelante, tomando como referente a Federico, a un ser de luz al que mataron para que no muriera nunca».