María Luna (Unidad y Lucha).— Un 15 de septiembre de 1982 las fuerzas sionistas, que habían invadido el Líbano tres meses atrás, avanzaron hacia Beirut y rodearon los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila. Las Falanges cristianas en colaboración con el ejército de ocupación ejecutaron una masacre sobre población indefensa. ¿A qué doloroso presente nos trae aquel reguero sangriento? Fueron casi 38 horas, donde los palestinos en sus refugios improvisados, en ambos campamentos, sufrieron horrores indescriptibles: fueron torturados, mutilados y asesinados. Las cifras hablan de al menos tres mil asesinatos, ahora en la Franja de Gaza se contabilizan cerca de 65.000 palestinas y palestinos asesinados.
El mundo se conmovió ante una visión de tantos cadáveres juntos, de infancia arrancada de raíz y muertes, de ancianos sin vida, de mujeres al sol y al agua, sin respiración…de la destrucción de las humildes tiendas mientras las fuerzas de ocupación sionistas disparaban bengalas para iluminar los asesinatos de los falangistas, en una celebración macabra del horror. ¿Cómo no encontrar el paralelismo actual en Ramzoum Al-Ghafri, en Al-Rimal, en la ciudad de Gaza, en el barrio de Tel al- Hawa, en el Hospital Al Awda, en…? En cualquier dirección de Gaza o Cisjordania, en cualquier dirección que miremos en los territorios ocupados de Palestina. Entonces el carácter criminal de la ocupación se puso al descubierto, fue un crimen de guerra cometido entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982, ¿por quién? Por el mismo ente colonial que no ha dejado de cometer crímenes de guerra desde su engendro en tierras palestinas, incluso antes de ello ya practicó el terrorismo contra la población palestina originaria. Aquella masacre fue legitimada por la pérfida Albión y por los EE.UU. Ayer como hoy ese portaviones del imperialismo en Asia Occidental es defendido por sus mentores, coro de cómplices remozado en la actualidad por la Unión Europea.
En aquel entonces el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 521 por unanimidad, condenando la masacre. El 16 de diciembre de 1982, la Asamblea General de la ONU declaró que la masacre fue un “acto de genocidio”. El entonces ministro de defensa del denominado “Israel”, Ariel Sharon, cómplice directo de esta masacre se convirtió en el Primer Ministro en 2001. Hoy estamos en 2025 y una timorata resolución de la ONU con 142 votos a favor, 10 en contra y 12 abstenciones habla de “dos Estados” colocando como solución lo que no es más que el origen del genocidio. La única solución es el fin de la ocupación, la desaparición de la creación artificial denominada “Israel” y un UNICO ESTADO PALESTINO del agua al agua, del Mediterráneo al Jordán, cuya capital sea Jerusalén, en el que convivan palestinos y palestinas con el resto de población originaria y donde los colonos sionistas abandonen los territorios robados y regresen a sus lugares de origen ( o al carajo si lo desean). Hablar de una salida distinta a un único Estado Palestino es perpetuar el genocidio y justificar la ocupación y el despojo. Es repetir la vieja fórmula que ya se demostró inútil además de asesina.
Aquellos días terribles fueron precedidos por la retirada de los fedayines de la Organización para la Liberación de Palestina del Líbano a Jordania… hoy los colaboracionistas de Cisjordania y del Líbano proclaman “el desarme” de las fuerzas de la resistencia para dejar vía libre al exterminio, a la expulsión y a la muerte de la mano de las invasoras tropas sionistas, con la colaboración del imperialismo anglo-yanki y europeo y con la inestimable ayuda de los gobernantes sátrapas y las monarquías de los petrodólares.
Duelen aquellos días como duelen hoy los golpes diarios a nuestras retinas ante el dantesco espectáculo, a color y en directo, de las masacres. Entre escombros y cadáveres se preguntaba entonces el cantor ¿A dónde estaba el sol cuando sonaron los ecos desatados de la ira? ¿No será que las sombras lo apagaron en Sabra y Chatila? ¿A dónde estaba yo, en qué galaxia, insensible leyendo la noticia? ¿No seré uno más en la falacia de Sabra y Chatila?
Entonces como ahora, estábamos del lado correcto de la Historia. Con la causa palestina, con la resistencia.
Mañana cuando alguien pregunte ¿dónde estabas tú? La respuesta será que estábamos con la justicia y con la verdad. Del único lado posible de la historia porque la causa palestina es la causa de la humanidad. Siempre con la resistencia.