
A pesar del milagro económico que los políticos dicen que hay en el Estado español el poder adquisitivo de los españoles apenas ha aumentado desde 1994. Entre 1994 y 2024 el salario real ajustado a la inflación ha subido un mísero 2,7%, una cifra irrisoria al compararla con las subidas que han experimentado todos los aspectos del día a día, como el famoso carro de la compra o el ocio. Hoy en día las familias deben destinar un porcentaje mayor del salario a necesidades básicas por el desfase entre los salarios y el coste de vida.
Con ese 2,7% de aumento salarial, descontando la inflación acumulada, en 30 años podemos hablar sin tapujos de una congelación en el poder adquisitivo de los trabajadores. Mientras tanto en estas últimas tres décadas la compra ha subido un 63% por lo que hacerse con alimentos y otros bienes básicos supone un gasto mucho mayor, que los hogares con menos recursos notan aún maś a final de mes.
Que los salarios reales estén estancados tanto tiempo no afecta de igual forma a todos, los jóvenes que acceden al mercado laboral y los trabajadores con contratos temporales o parciales son los más expuestos ya que su salario está por debajo de ese promedio que ha aumentado un 2,7%. Es decir que para muchos ni siquiera el poder adquisitivo ha quedado congelado si no que se ha reducido.