El líder de Ansarulá, Sayyed Abdul-Malik Badreddine al-Huzí, elogió a Sayyed Hassan Nasralá como “un mártir del islam y la humanidad”, y elogió al difunto Secretario General de Hezbolá por proteger la región durante la guerra de 2006.
También repasó los últimos acontecimientos en Gaza, Líbano, Siria y la región en general, acusando a EEUU de permitir los crímenes constantes de “Israel” y denunciando a los regímenes árabes por sus fracasos.
En un mensaje televisado sobre los últimos acontecimientos en Gaza y la región el jueves, advirtió que la guerra israelí contra Gaza se acerca a su segundo año, describiéndola como una campaña de genocidio, hambruna y asedio contra el pueblo palestino.
Afirmó que la ocupación ha intensificado los bombardeos de la ciudad de Gaza, ha intensificado las incursiones en la mezquita de Al-Aqsa, ha endurecido las restricciones en Jerusalén y ha acelerado las políticas de anexión en Cisjordania, especialmente en Al-Jalil.
El líder de Ansarulá señaló que, si bien los crímenes de “Israel” son cada vez más condenados en todo el mundo, la agresión continúa bajo el patrocinio estadounidense. Según él, el uso por parte de Washington de su veto en el Consejo de Seguridad para bloquear una resolución de alto el fuego, junto con la visita de 250 miembros del Congreso a Israel, ilustran la profunda complicidad estadounidense.
La resistencia en Gaza, enfatizó al-Huzí, ha llevado a cabo, no obstante, operaciones de calidad que van desde ataques de francotiradores y emboscadas hasta explosivos y ataques con cohetes. Elogió en particular a las Brigadas Al-Qassam y Al-Quds, calificando sus acciones como prueba de una “resistencia heroica y basada en la fe”. Esta firmeza, dijo, contrasta con la de los regímenes árabes que presionan a la resistencia para que se desarme mientras EEUU inunda a “Israel” con armamento avanzado.
En cuanto al Líbano, al-Huzí condenó los ataques aéreos israelíes, las masacres de civiles y las demoliciones de viviendas a lo largo de la frontera, calificándolos de flagrantes violaciones de los acuerdos con el Estado libanés. Argumentó que la reacción del gobierno es “sumisa y débil”, advirtiendo que depender de la comunidad internacional es una apuesta perdida.
También mencionó los preparativos de Hezbolá para el primer aniversario del martirio de Sayyed Hassan Nasralá, a quien elogió como “mártir del islam y la humanidad”, quien defendió la región en 2006 y se mantuvo como un baluarte contra las intrigas estadounidenses e israelíes. “Sayyed Hassan Nasralá, la resistencia y Hezbolá desempeñaron un papel fundamental en la protección de toda la región”, afirmó.
En cuanto a Siria, al-Huzí acusó a las facciones gobernantes de buscar la coordinación de seguridad con “Israel” bajo el patrocinio de EEUU, lo que favorece proyectos sionistas como el llamado “Corredor de David” hacia el Éufrates. Argumentó además que la persecución de las minorías en Siria las empuja hacia la protección de “Israel”, impulsando así el plan sionista más amplio.
También destacó las recientes declaraciones de EEUU que otorgan a “Israel” un estatus estratégico privilegiado, mientras que reducen a los regímenes árabes a meros intermediarios. En su opinión, quienes normalizan las relaciones árabes están “persiguiendo un espejismo”, ya que la supuesta paz con Israel es ilusoria y el verdadero conflicto gira en torno a la dominación y el control, no a las fronteras. Cualquier parte que acepte esta realidad, advirtió, sacrifica la dignidad, la libertad y la identidad.
Al-Huzí señaló que la solidaridad con Gaza ha sido visible, pero limitada, en países árabes como Bahréin, Líbano, Túnez, Marruecos y Yemen, mientras que se registraron manifestaciones más grandes en 19 estados europeos y americanos. También destacó el lanzamiento de la “Flotilla Global de Sumud”, compuesta por 43 barcos de España, Italia y Túnez, y se espera la llegada de otros de Grecia y Egipto, en un intento por romper el bloqueo a Gaza.
En conclusión, al-Huzí rechazó el reconocimiento occidental de un Estado palestino que reduce a los palestinos a una entidad desarmada, despojada de sus tierras y hogares. “La verdadera esperanza”, dijo, “radica en la firmeza del pueblo palestino, que protege no sólo su causa, sino también la dignidad y el futuro de toda la región y de la humanidad.