El Kremlin denunció este lunes que cientos de miles de moldavos residentes en Rusia se vieron impedidos de votar en las elecciones parlamentarias celebradas el 28 de septiembre en Moldavia, en las que el gobernante Partido de Acción y Solidaridad (PAS, proeuropeo) retuvo la mayoría de votos.
El portavoz presidencial Dmitri Peskov señaló que en territorio ruso solo se habilitaron dos centros de votación, cifra insuficiente para atender a la numerosa diáspora moldava.
“Por lo que vemos y sabemos, podemos asegurar que cientos de miles de moldavos fueron privados de la posibilidad de votar en la Federación de Rusia”, declaró el funcionario.
Según Peskov, la decisión de Chisinau de reducir al mínimo los colegios en Rusia y en la región separatista de Transnistria incidió de forma determinante en los resultados, ya que limitó la participación de sectores tradicionalmente cercanos a la oposición.

El vocero agregó que será posible evaluar las elecciones “cuando las propias fuerzas políticas del país lo hagan”, recordando que varias formaciones ya han manifestado desacuerdos.
Con el 99,91 % del escrutinio, el PAS obtuvo el 50,16 % de los votos, aunque perdió nueve escaños respecto a la legislatura anterior. La oposición prorrusa del Bloque Electoral Patriótico (BEP) alcanzó el 24,19 %, seguida por el bloque Alternativa (7,97 %), Nuestro Partido (6,20 %) y Democracia en Casa (5,62 %). La participación fue del 52,21 %.
El expresidente Igor Dodon, líder del Partido de los Socialistas (PSRM) y miembro del BEP, denunció que los resultados fueron manipulados en el voto exterior y llamó a una movilización pacífica en Chisinau.
Por su parte, Ilan Șor, líder del bloque opositor Pobeda, anunció que no reconocerá los resultados y que planea apelarlos en instancias nacionales e internacionales, al tiempo que acusó al Gobierno de intimidar a votantes y excluir a partidos opositores.
La presidenta de la Comisión Electoral Central, Angela Karaman, reconoció 236 irregularidades durante la jornada, entre ellas propaganda indebida, acarreo y destrucción de papeletas, aunque aseguró que no hubo incidentes graves que comprometieran la validez del proceso.
En paralelo, Peskov calificó la situación en Transnistria de “tema muy complicado”. Afirmó que, aunque actualmente la situación es tranquila, no se descarta la amenaza de provocaciones, y subrayó que resulta “casi imposible” avanzar en una solución con las actuales autoridades moldavas, a quienes acusó de excluir el diálogo con Moscú.