Los negociadores palestinos en Egipto tienen la espada de Damocles sobre sus cabezas (y sus cabezas serán pisoteadas por la población de Gaza si no resisten). Ayer un medio del estercolero hebreo publicaba lo siguiente, lo pongo traducido y resumido para mejor comprensión:
Dice que tiene 21 páginas y está firmado por Tony Blair aunque está elaborado «por un equipo vinculado a su oficina y círculos estadounidenses-israelíes cercanos a la administración del presidente Donald Trump». Lleva por título «La Autoridad Internacional de Transición de Gaza», propone el establecimiento de una administración interina que durará entre tres y cinco años, seguida por la transferencia de autoridad a una «Autoridad Palestina reformista», cuyas características no han sido claramente definidas.
Se estipula la formación de una junta directiva internacional compuesta por siete a diez miembros, entre ellos empresarios, diplomáticos y expertos económicos, pero será Blair (en calidad de virrey, esto lo digo yo) quien tenga todos los poderes en política, seguridad y economía. Y como buen virrey, no residirá en gaza sino que dicho «gobierno» estará o bien en Arish, la capital de la Gobernación del Sinaí del Norte en Egipto, o en Doha, capital de Qatar.
Se incluyen los nombres del «gobierno»: la ex viceprimera ministra holandesa Sigrid Kaag, que ocupará el cargo de vicepresidenta de Asuntos Humanitarios; el estadounidense Mark Ruane, como responsable del Fondo de Reconstrucción; el egipcio Naguib Sawiris, como responsable de inversiones regionales; el israelí-estadounidense Aryeh Lightstone, como representante de los Acuerdos de Abraham; y un representante palestino simbólico sin poderes ejecutivos reales cuyo nombre no aparece en el informe.
En ningún momento, por lo tanto, se tiene en cuenta a los palestinos. Ni antes (recordad la encuesta que os comentaba ayer), ni después. Se habla en este documento de «directores palestinos neutrales para gestionar los sectores públicos» pero «bajo la supervisión del consejo internacional».
Porque será la Autoridad Internacional de Transición de Gaza la que tenga todos los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial «sin que ninguna autoridad palestina tenga derecho a anular sus decisiones».
Habla de un «Fondo para la Reconstrucción y la Inversión en Gaza», financiado por los Estados del Golfo, inversiones occidentales y préstamos internacionales. Y este fondo actuará como todos los fondos: participando en «los beneficios que generen los proyectos de reconstrucción».
Habrá una «fuerza multinacional bajo los auspicios de la ONU o el liderazgo de Estados Unidos», se prohíbe cualquier facción palestina armada y se «reestructurarán los servicios de seguridad palestinos bajo supervisión internacional».
Por último, se estipulan tres fases para todo ello: un periodo preparatorio de 3 meses, luego otro de 6 para el «despliegue inicial» de la AITG, luego la fase de reconstrucción «de dos a tres años» y, tras ello, «una transferencia gradual del poder a una Autoridad Palestina reformista».
Tras esto, los negociadores palestinos (las negociaciones son indirectas, no hay contacto son los sionistas) dicen que la primera ronda de ayer fue «positiva», que duró cuatro horas y que fueron prolegómenos sobre «un intercambio de prisioneros, incluyendo mecanismos para entregar a prisioneros israelíes vivos y muertos, a cambio de prisioneros palestinos, incluyendo prisioneros de alto rango y líderes; mapas para la retirada israelí y la entrada de ayuda con el inicio del alto el fuego; y la entrega de la administración de la Franja de Gaza a un comité palestino independiente de expertos».
Aquí se dice que el IV Reich sionista, antes conocido como Israel, rechaza tajantemente la liberación de Marwan Barghouti y no se dice nada de la de Ahmed Saadat.
El Lince