Alan Herchhoren (mpr21).— Sabemos cómo luchan. Utilizarán cualquier medio necesario, prometiendo trabajos, becas, reconocimiento, fama, poder y dinero. Amenazan, si es necesario, con dinero, multas, sanciones financieras y la retirada del derecho al voto.” Quien pronuncia estas palabras no es ningún revolucionario. Es Viktor Orbán -presidente de Hungría- en un discurso hablando sobre la Unión Europea.
Existe un dicho en el refranero español que dice que “cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en abandonarlo”. El barco es la Unión Europea y Occidente y, desde que comenzó la Operación Militar Especial (OME) en Ucrania, todos los europeos han podido ver cómo los precios de la cesta de la compra, de la gasolina que alimenta sus coches o del gas que calienta sus casas ha aumentado considerablemente. La Unión Europea se pegó un tiro en el pie y decidió aplicar sanciones al gas y petróleo rusos para comprarlo a los EEUU, incrementando enormemente el coste de su compra.
Mientras en la Europa Occidental siguen a pies juntillas los dictados de Washington, hay países que comienzan a discutir las decisiones norteamericanas y de la Unión Europea. En el caso húngaro no hay que confundirse. No se trata de una revolución, es una cuestión económica. Las cuentas no salen y la burguesía húngara está buscando salidas al hundimiento, más que predecible, del barco europeo.
El interés húngaro por mirar hacia Asia no ha sido algo inmediato, hay que buscarlo más atrás. Tiene casi 150 años. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, surgió una teoría llamada turanismo (en referencia a Turán, un territorio al norte de Irán denominado así en la Edad Media). No olvidemos que el húngaro es una lengua procedente de Asia que no tiene relación con ninguna lengua europea: su origen es ugrofinés (al igual que el turco, el finés o el vasco). Esta teoría surge en un momento en que comienza a surgir el concepto de “identidad”, cuando comienzan a forjarse los nacionalismos y el concepto de estado- nación.
Esta teoría tuvo cierto eco en las élites húngaras del imperio Austro-húngaro, aunque la derrota en la I Guerra Mundial la relegó a un segundo plano. Sin embargo, durante el período de entreguerras, los círculos donde se extendió fueron los mismos que combatieron el avance del Partido Comunista Húngaro. Fueron los mismos que apoyaron el golpe del almirante Horthy (que contó con el apoyo de Gran Bretaña, Francia, EEUU y los grandes capitales alemanes) contra el joven gobierno de la República Socialista Búlgara de Béla Kun, en 1921. Los mismos que se mantuvieron hasta 1944, momento en que el Ejército Rojo liberó Hungría del yugo nazi-fascista.
Sin embargo, los tiempos que corren actualmente son diferentes. Ésto no quiere decir que Viktor Orbán sea un líder revolucionario que busque la soberanía y la independencia de su país. Nada más lejos de la realidad. Es, como decíamos más arriba, una cuestión económica.
Hungría, al igual que Turquía, aspira a ser un intermediario entre Europa y Asia. Aspira a ser, como lo han sido tradicionalmente los turcos, el mercader con el que negociar. Es, por este motivo, que juega un doble rol. Participa de la Unión Europea y la OTAN por un lado (sin abandonar semejantes estructuras), mientras intenta mantener relaciones cordiales con Rusia, mira hacia Asia y apuesta por la entrada de capitales chinos en Europa.
A raíz de sus posturas ambiguas respecto a Ucrania, la Unión Europea ha sancionado a Hungría con 200 millones de euros y retirado parte de la financiación. Ésto se produce, según la UE, por su política migratoria, la falta de derechos y la libertad de expresión… En cambio, Italia ha aplicado las mismas políticas y no ha sido sancionada de esta forma. Es un castigo por su posición ambivalente. Estos castigos han promovido que el gobierno de Budapest mire hacia Asia y, en concreto, hacia China.
En diciembre de 2023, la empresa china de vehículos eléctricos BYD (Build Your Dreams), anunció la instalación en el sur del país de la mayor fábrica de vehículos de esta marca en Europa y que se convertirá en su centro de operaciones en el continente. En mayo de 2024, se firmaba entre Pekín y Budapest un acuerdo de asociación estratégica tras la visita de Xi- Jinping al país magiar.
Por otro lado, Budapest sigue apostando por tener una relación cordial con Rusia, sigue mirando hacia Oriente como resultado de la decadencia de Occidente. Por ejemplo, en 2024, el ministro de Asuntos Exteriores húngaro Peter Szijjártó estuvo presente el Foro del Gas que se celebró en San Petersburgo confirmando “que Budapest pretende seguir una línea de soberanía energética a través del diálogo directo con Moscú.”.
Aparte, parece tener agenda propia. En 2019, Hungría se convertía en miembro observador del Consejo Turco y a la Asamblea Parlamentaria de los Países de Habla Turca. Durante el conflicto de Nagorno- Karabaj, Hungría apoyó abiertamente a Azerbaiyán y se comprometió en financiar la reconstrucción de las zonas ocupadas por los azeríes.
En 2024, el país magiar (junto con Azerbaiyán, Georgia, Bulgaria y Rumanía) creó una empresa para la construcción de una línea de transmisión eléctrica desde el Mar Caspio a través de Georgia, que suministrase electricidad a Rumanía y Hungría. Ese mismo año, la empresa húngara MOL (tercer mayor accionista de Azeri-Chirag-Deepwater Gunashli (ACG)) firmó un acuerdo de exploración y explotación en el campo de petróleo y gas de Shamakhi-Gobustán (Azerbaiyán).
Budapest tiene aspiraciones de querer negociar, de igual a igual, con la OTAN y la Unión Europea. No faltan ejemplos en la Historia reciente de gobiernos que han querido ponerse a la misma altura que las grandes élites occidentales y cuyo resultado ha sido funesto. Las élites húngaras no parecen -o no quieren- entender que Occidente no entiende de relaciones entre iguales: cosa que Oriente sí.
Fuentes:
El eurasianismo ruso y sus homólogos de Europa del Este hace 100 años y en la actualidad
Eurasianismo de izquierda y teoría poscolonial – Revista #97
Hungría pierde fondos de la UE en medio de una profunda crisis económica | Diario Socialista
La renacimiento geopolítico de Hungría: una nueva realidad – EU Reporter
Detalle de áreas de cooperación | Türk Devletleri Teşkilatı
Baku Energy Week to strengthen Azerbaijan-Hungary energy co-op