Durante un discurso pronunciado en la Asamblea Nacional (Parlamento) en ocasión del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, que se conmemora mañana, el diplomático recordó que en esa fecha, en 1947, las Naciones Unidas decretó la partición de la Palestina histórica.
Ante diputados, autoridades y representantes del cuerpo diplomático, el embajador señaló que ese plan, que prometía dos Estados para dos pueblos, se convirtió en el preludio de la Nakba, la catástrofe que provocó el desarraigo de más de 700 mil palestinos de sus hogares.
Abulhawa subrayó que, 77 años después, “la herida continúa abierta”, y afirmó que el sufrimiento de su pueblo ha sido acompañado por “destellos de humanidad”, entre los cuales destacó de manera especial el respaldo de Nicaragua.
También recordó que, durante los momentos más intensos de la agresión israelí contra Gaza, el Gobierno nicaragüense acudió a la Corte Internacional de Justicia para denunciar la complicidad del principal financiador de la ocupación, acción que calificó como un gesto de “profunda coherencia moral”.
El diplomático evocó las reiteradas denuncias del presidente Daniel Ortega contra la política de limpieza étnica y el apartheid impuesto al pueblo palestino, así como los mensajes solidarios de la copresidenta Rosario Murillo, a quienes agradeció por mantener viva la causa de la libertad y la justicia.
Abulhawa afirmó que Nicaragua, “país que conoce el precio de la dignidad y la independencia”, ha dado muestras de una solidaridad que “no es retórica, sino acción”, expresada en condenas internacionales, pronunciamientos firmes y un acompañamiento constante.
“Desde esta hermana tierra de lagos y volcanes, queremos decirle a nuestro pueblo que no estamos solos”, expresó el embajador, al reconocer el apoyo del Ejecutivo sandinsita y del pueblo nicaragüense, al que definió como un “abrazo fraterno” en medio de las adversidades.
El representante palestino reiteró la determinación de su pueblo de continuar la lucha por la autodeterminación, el retorno a su tierra y la creación de un Estado Palestino independiente, con Jerusalén oriental como su capital, bajo el liderazgo de la Organización para la Liberación de Palestina, “único y legítimo representante” de esa nación.
“Seguiremos plantando olivos en la tierra de nuestros abuelos y educando a nuestros hijos en la esperanza”, concluyó Abulhawa, al reafirmar que la resistencia palestina se fortalece con el acompañamiento de naciones hermanas como Nicaragua.
