Nuevos ataques perpetrados por el Ejército de ocupación israelí sacudieron la Franja de Gaza este sábado 13 de diciembre pese al alto el fuego vigente y respetado por Hamás, dejando un saldo de varios fallecidos y heridos, entre ellos infantes.
Mientras las autoridades sanitarias gazatíes confirman que la cifra de muertos desde el inicio de la última campaña genocida de Israel iniciada en octubre de 2023 supera ya las 70 mil personas, la crisis humanitaria provocada por la destrucción israelí cobra vidas ante las insuficientes condiciones de los habitantes para enfrentar la tormenta invernal «Byron» que atraviesa el territorio.
Fuentes locales confirmaron que un vehículo que transitaba al oeste de la Ciudad de Gaza fue alcanzado por un misil disparado desde un dron israelí. El ataque tuvo lugar en las inmediaciones del cruce de Nablusi, dejó cinco muertos y más de 25 heridos, lo que movilizó inmediatamente a los equipos de emergencia y rescate hacia la zona de impacto.
De acuerdo con oficiales sionistas, el objetivo de su mortal ataque era el comandante de alto rango de las Brigadas Qassam de la resistencia palestina, Raed Saad. Por la parte israelí, no se hace mención al alto el fuego vigente, que condena la realización de ataques y masacres como el de este sábado. Medios reportan que anteriormente Israel había anunciado el asesinato de Saad durante un ataques al Hospital Al-Shifa el año pasado.
Desde que se anunciara la tregua el pasado 10 de octubre, Israel ha cometido al menos 738 violaciones del acuerdo, asesinando a casi 400 civiles en un periodo de dos meses mediante ataques con aviones no tripulados, bombardeos y disparos, según informó la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza.

De manera paralela a este incidente, en el sur de la Franja, se reportó que una niña palestina resultó herida de bala en la ciudad de Rafah. El impacto se produjo tras el fuego abierto desde embarcaciones navales israelíes que dispararon sin discriminación contra la línea costera de la ciudad. Aunque los detalles de su estado de salud no se han precisado, el ataque es una muestra más de que estos ataques no se asocian con «violaciones de los palestinos» de la línea amarilla establecida por el ocupante, sino son agresiones deliberadas dirigidas a exterminar a más palestinos.
Las autoridades del sector salud de Gaza emitieron un comunicado este sábado, confirmando que el número total de víctimas mortales desde el inicio de la agresión genocida israelí en octubre de 2023 alcanzó la escalofriante cifra de 70.654. La mayoría de las muertes confirmadas son mujeres y niños.
Los reportes sanitarios también indican que el número de heridos asciende a 171.095, mientras un número inestimable de cadáveres aún no ha podido ser recuperado de los escombros. La imposibilidad de los equipos de rescate y las ambulancias para acceder a numerosas áreas afectadas por los bombardeos dificulta la recuperación de cuerpos y la atención oportuna a los sobrevivientes.

Los palestinos sufren más en invierno a causa de la destrucción provocada por Israel
Además de las víctimas causadas mediante ataques directos, Israel provoca la muerte de decenas de personas en Gaza en medio del invierno, en tanto bloquea la entrada de suministros para la construcción de viviendas temporales para los palestinos, y su destrucción de gran parte de la infraestructura civil del enclave tiene repercusiones mortales en medio de una tormenta: al menos una decena de personas han fallecido tras el derrumbe de edificios previamente bombardeados por el ente sionista.
«UNRWA tiene suministros de vivienda para más de un millón de personas sentadas fuera de la Franja de Gaza que podríamos traer», afirmó el propio organismo en la jornada de ayer, y a la par denunció que la decisión de impedir esta entrada es «política».
Un comunicado de la Oficina de Medios del Gobierno informó que más de 27.000 tiendas de campaña fueron arrastradas por el agua o sufrieron graves daños, lo que eleva el número total de tiendas de campaña total o parcialmente afectadas a más de 53.000, mientras un cuarto de millón de desplazados sufrieron consecuencias inmediatas, de los aproximadamente 1,5 millones de personas que viven en refugios improvisados que no ofrecen protección ante el paso de la tormenta.

A causa de las lluvias, las familias perdieron tiendas de campaña, mantas, colchones, utensilios de cocina y refugios temporales quedaron destruidos cuando los centros de desplazados se convirtieron en charcos de lodo. En tanto, cientos de caminos de tierra y calles provisionales fueron arrasados, bloqueando el paso de ambulancias y vehículos de emergencia, lo cual provocó interrupciones en los servicios esenciales.
Los daños se extendieron a los sistemas de agua y saneamiento, en tanto fallaron las tuberías temporales de agua, lo que provocó la contaminación del agua limpia con lodo, mientras colapsaban los pozos de aguas residuales de emergencia. Estos daños aumentan gravemente el riesgo de brotes de enfermedades en el enclave ocupado.
En un territorio donde la hambruna acecha constantemente, los alimentos también fueron afectados. Las provisiones almacenadas y destinadas a miles de familias fueron dañadas por las aguas y los vientos, así como se inundaron las tierras bajas, lo cual provocó la pérdida de los cultivos de temporada, ya amenazados por los propios ataques israelíes.
En medio de una crisis sin precedentes, los servicios de salud se vieron interrumpidos y se perdieron medicamentos y suministros de primeros auxilios en medio de una escasez catastrófica , a causa del bloqueo israelí a la entrada de toda la ayuda humanitaria pactada para la tregua. La poca infraestructura energética que pervive también se vio afectada, destruida o arrastrada por las aguas.
En este panorama, organizaciones palestinas denuncian la inacción mundial que continúa permitiendo las violaciones de Israel del alto el fuego y sus masacres de palestinos.


