
La Franja de Gaza realizó la clausura de su primer Festival Internacional de Cine de Mujeres, una muestra de su determinación para reconstruirse tras dos años de genocidio.
En la Franja de Gaza, los palestinos se niegan a que su paisaje se resuma a escombros y tiendas de campaña, y su creatividad no se ha apagado pese a dos años de genocidio y silencio internacional. Con la mirada puesta en el futuro, la Franja de Gaza concluyó este 31 de octubre de 2025 la primera edición del Festival Internacional de Cine de Mujeres, un acto de resistencia cultural que nació entre las ruinas y se consolidó como símbolo de vida y esperanza.
La ceremonia de clausura tuvo lugar en Deir al-Balah, corazón del enclave, y marcó el cierre de una semana intensa de proyecciones, diálogos y homenajes a la creatividad palestina. La velada comenzó con el himno nacional palestino, seguido de los discursos del fundador y presidente del festival, Ezzaldeen Shalh; la secretaria general del Sindicato de Periodistas, Ahed Farwana; y el presidente de la Unión General de Centros Culturales, Yusri Darwish.
Shalh recordó que el evento surgió como una expresión de las problemáticas de las mujeres palestinas y celebró que “ese sueño se haya convertido en realidad”. Subrayó el compromiso del festival de continuar capacitando a mujeres en cine para que produzcan obras que reflejen su cotidianidad, y agradeció al Ministerio de Cultura, representado por el ministro Imad Hamdan, así como a todas las instituciones y personas que hicieron posible esta hazaña cultural en medio de la devastación. Dio a conocer que pronto inician los preparativos para la segunda edición del certamen.

Farwana destacó la trascendencia de celebrar el festival en el Centro de Solidaridad con los Medios de Comunicación: “Es un mensaje de vida: Gaza, pese a la guerra de exterminio, resiste y mira hacia adelante con iniciativas culturales que muestran al mundo su fuerza y esperanza”. En la misma línea, Darwish afirmó: “Hoy, tras la devastación cultural que ha azotado la Franja, el pueblo palestino se levanta de nuevo, y en su corazón laten las mujeres. Renacemos como el ave fénix, porque amamos la vida y encontramos la forma de expresarla”.
La clausura incluyó dos momentos centrales: el anuncio de los ganadores y la proyección de la película «Escaparse de Farida», dirigida por Yahya Al-Shouli, que cerró simbólicamente una edición que inició el 26 de octubre, Día Internacional de la Mujer Palestina, con una alfombra roja anclada a la arena con piedras —“más valiosa que la de Cannes”, según Shalh— y la proyección inaugural de «La voz de Hind Rajab», de la directora tunecina Kaouther Ben Hania, dedicada a la niña palestina asesinada junto a su familia.
Premios de la primera edición del Festival de Cine de Mujeres
En largometraje de ficción, la Naranja de Oro fue otorgada a «Samia», de Yasmin Samdereli (Alemania), mientras que «Gracias por soñar con nosotros», de Leila Abbas, recibió la Naranja de Plata. La actriz Clara Khoury fue reconocida por su interpretación en esta última película.
En la categoría de documental, el máximo galardón fue para «De Abdul a Leila», de Leila Al-Bayati (Francia-Irak), y la Naranja de Plata correspondió a «Línea de Demarcación», de Sylvie Palliot (Canadá).
Entre los cortometrajes de ficción, el premio principal fue para «Mi madre y el tiempo», de Basila Abu Hamed (Palestina), y el Premio del Jurado recayó en «Hind bajo asedio», de Naji Salameh (Jordania).
En cortometrajes documentales, destacó la producción cubana «Flores de mi País», de Candelaria Palma, que obtuvo la Naranja de Oro por su sensible aproximación a la identidad y la resiliencia femenina desde la mirada caribeña. El Premio del Jurado en esta categoría fue para «Samidun (Resilientes)», de Palestina.
El Premio “Samira Azzam” al mejor guion de largometraje fue otorgado a «Bola de Cristal», de Wael Raddad (Jordania), con mención especial para «Cambio de proceso», de Ahmed Ashour (Egipto).
En guiones de cortometraje, el premio principal fue para «Bajo el Olivo», de Malak Al-Ahmad (Irak), y la Beca de Desarrollo del Comité de Guiones se otorgó a «El pan de la ausencia», de Mohammad Sawali (Palestina).

Cine de mujeres desde Gaza: «la máxima expresión de determinación»
Las participantes del Festival Internacional de Cine de Mujeres de Gaza expresan su dolor y lucha a través del arte, demostrando que la voz femenina no se apaga ni siquiera bajo el bombardeo. Bajo el lema “Mujeres Gloriosas en Tiempos de Genocidio” y con una nutrida asistencia, el día de la inauguración se dio la proyección de «La Voz de Hind Rajab», película nominada al Óscar. La alegría se respiraba en el aire; es primer evento artístico tras dos años de guerra.
“Hoy, la alfombra roja se extiende entre las tiendas de campaña: la máxima expresión de determinación”, afirmó la cineasta palestina Rima Mahmoud, miembro del comité de selección. Explicó que el festival se celebra en medio de la destrucción para visibilizar a la mujer como aliada en la resistencia, documentando su dolor a través del arte.
Subrayó que fue organizado íntegramente por mujeres, porque “nadie puede expresar mejor la experiencia de una mujer que ella misma”. Añadió que su presencia envía un mensaje claro: “las mujeres siguen presentes y poderosas en todos los ámbitos y resurgirán de las cenizas para reconstruirse a sí mismas y a sus comunidades”.
Respecto a los obstáculos materiales, Rima Mahmoud reconoció: “Cuando decidí lanzar el festival, no existían los recursos necesarios para un evento cinematográfico internacional. Antes de la guerra, teníamos cines y los medios para organizar una ceremonia de alfombra roja como es debido, pero hoy Gaza presenta este festival con los escasos recursos disponibles en los campos de desplazados. Esto demuestra nuestra determinación de triunfar”.
Rana Al-Yazji, una de las organizadoras, afirmó: “La continuidad de las iniciativas femeninas es la garantía de nuestros derechos y nuestra voz”. Relató que, pese a haber perdido a su esposo, esa experiencia le enseñó “a sobreponerme, seguir adelante y criar a mis hijos con una voluntad inquebrantable”. Expresó su esperanza de que las mujeres argelinas “se sintieran orgullosas al ver las actividades del festival a través de los medios”, especialmente porque una mujer argelina contribuye a la organización. Enfatizó que “detener estas iniciativas significaría la pérdida de los derechos de las mujeres”, y que los desafíos logísticos son insignificantes frente a los logros alcanzados.
Otra impulsora del evento, Faten Harb, declaró: “El arte no necesita traducción; despierta la conciencia mundial ante nuestro sufrimiento”. Señaló que el 26 de octubre, Día Nacional de la Mujer Palestina, otorga al evento “una dimensión simbólica que fortalece la resiliencia de las mujeres palestinas”. Explicó que las películas buscan ir más allá de las noticias repetitivas: “para visibilizar una vez más su lucha y su continua búsqueda de la libertad, pero de una manera más profunda y artística”. Denunció que “Hind Rajab representa a una de las miles de mujeres y niños brutalmente asesinados durante el genocidio”, y exigió que se hagan cumplir las leyes internacionales y se sancione a los responsables.
Finalmente, Nihaya Jaradeh, participante del festival, expresó: “Estamos lanzando un cine contado desde nuestra propia perspectiva, porque nuestra historia jamás debe ser olvidada”. Destacó que antes de la guerra ya documentaban sus realidades en cortometrajes, pero hoy el festival impulsa “un cine integral de mujeres”.
Afirmó que “toda historia no contada corre el riesgo de ser olvidada, y el mundo jamás la conocería”. Concluyó instando a la sociedad a empoderar a las mujeres palestinas, especialmente “las madres en duelo, las heridas y aquellas obligadas a asumir todos los roles de sus parejas tras sufrir pérdidas, desplazamientos y destrucción”.

