Rusia no presta atención a las acciones de Europa para prohibir sus recursos energéticos, sino que se centra en el mercado y planea mantener sus ingresos, al tiempo que diversifica sus suministros, declaró el lunes el subjefe de Gabinete de la Oficina Ejecutiva Presidencial, Maxim Oreshkin.
«Lo que está haciendo Europa es un problema para esta misma, porque conocemos las consecuencias de todas las decisiones que ha tomado en años anteriores», dijo durante la conferencia ADIPEC en Abu Dabi, EAU.
«Nosotros, por nuestra parte, no nos fijamos mucho en las decisiones de Europa. Nos fijamos en dónde se están desarrollando los mercados. Y si observamos el crecimiento global, vemos que Asia Oriental, Asia Meridional, Oriente Medio, África y América Latina son las regiones que impulsan el crecimiento económico mundial y que representarán la mayor parte de la economía global en el futuro», agregó.
Oreshkin ejemplificó que la producción industrial en Alemania ha disminuido un 6 % en comparación con el nivel de 2021, debido a la actual política energética.
«Es por eso que estamos redirigiendo nuestra exportación hacia nuevos mercados, mientras que los mercados antiguos claramente mostrarán una disminución, tanto en términos económicos como en consumo energético. Estamos trabajando en nuevos mercados, en el futuro; tenemos una estrategia a medio y largo plazo, no a corto plazo como Europa», aseveró.
Cadena de efectos negativos
Desde Moscú han advertido en repetidas ocasiones de efectos negativos que podría causar el rechazo a recursos energéticos rusos. El presidente Vladímir Putin abordó el asunto a mediados de octubre durante la sesión plenaria del VIII Foro Internacional ‘Semana Energética Rusa’ y analizó los retos a los que ya se enfrenta Europa.
«Como es sabido, muchos países europeos, por ejemplo, renunciaron a la compra de productos energéticos rusos bajo presión política. […] Las consecuencias de estas decisiones las observamos hoy en la propia Unión Europea, e incluyen la caída de la facturación industrial, el aumento de precios provocado por el petróleo y el gas transoceánicos más costosos, y una pérdida de competitividad de los productos europeos y de la economía en general», enumeró.
Putin también destacó que el rechazo de la UE a comprar recursos energéticos rusos «ha acelerado el cambio de rumbo de nuestros suministros hacia compradores más prometedores y responsables, Estados que conocen sus intereses y actúan de manera racional, basándose precisamente en esos intereses nacionales».


