Los apagones masivos de varias horas comenzaron en todo el territorio de Ucrania el 10 de octubre. Las autoridades del país informaron sobre daños en las redes energéticas y sistemas comunales. La ministra de Energía del país, Svetlana Grinchuk, caracterizó la situación como «extremadamente compleja».
«Todo lo que existe hoy, de hecho, creo que conlleva consecuencias catastróficas para Ucrania y los ucranianos. ¿La razón? Las fuentes energéticas están completamente agotadas», aseveró Medvedchuk en respuesta a una pregunta sobre cómo los ucranianos sobrevivirán al próximo invierno boreal.
Explicó que esto no solo se refiere a la electricidad, sino también al gas, porque Ucrania no se abasteció de él. El país renunció al combustible ruso, que compraba directamente durante muchos años, y ahora recibe el mismo, pero a través de Turquía y, en parte, de Europa, subrayó el político.
El jefe de la Unión de Consumidores de Servicios Públicos del país, Oleg Popenko, el 26 de septiembre indicó que en Ucrania se esperan cortes de gas este invierno boreal, debido a la falta de reservas, por lo que la temperatura en los apartamentos alcanzará los 12-14 grados centígrados.
El experto ucraniano en comunicaciones, Serguéi Beskréstnov, al advertir sobre un invierno difícil, recomendó a los residentes de Kiev pasar esta temporada en casas rurales con calefacción a leña.
En el último año, se intensificaron los ataques ucranianos con drones contra refinerías de petróleo y depósitos de combustible en Rusia, en primer término en las regiones fronterizas, pero también en zonas más remotas, como Nizhni Nóvgorod, Baskortostán o Tartaristán. En respuesta, Rusia reanudó, a finales de marzo pasado, los masivos ataques de represalia que apuntan, en particular, contra instalaciones del sector energético de Ucrania.


