
Según los reportes, el ataque fue efectuado con proyectiles de artillería, y minutos después, las tropas israelíes reanudaron su incursión en Um Batna, al norte de Quneitra, donde tres vehículos militares penetraron en la zona.
Otra fuerza integrada por cuatro vehículos asaltó la aldea de Um Al-Luqs, situada al sur de la gobernación de Quneitra, donde registró varias viviendas y posteriormente se retiró. No se registraron víctimas, aunque los residentes denunciaron un clima de tensión tras la incursión.
Las autoridades de Damasco reiteraron que estas acciones forman parte de la política agresiva aplicada por Israel en el sur de Siria y constituyen violaciones del Acuerdo de Separación de Fuerzas de 1974. De acuerdo con la denuncia oficial, estas violaciones incluyen redadas, detenciones arbitrarias, desplazamientos forzados, destrucción de propiedades y daños a tierras agrícolas.
El Gobierno sirio insistió en la necesidad de la retirada total de las fuerzas israelíes de los territorios ocupados y subrayó que todas las medidas impuestas por Tel Aviv en esas áreas carecen de validez jurídica conforme al derecho internacional.
Asimismo, exhortó a la comunidad internacional a asumir sus responsabilidades y a presionar a Israel para que cumpla plenamente el acuerdo de separación.
Israel controla desde 1967 los principales recursos hídricos del sur de Siria tras la ocupación del Golán, una meseta que alberga importantes reservas naturales del Levante, entre ellas el Mar de Galilea, el río Jordán y numerosos manantiales subterráneos esenciales para el equilibrio hídrico del país.
Israel intensificó sus ataques dentro del territorio nacional a lo largo de 2024, como parte de una campaña iniciada en 2018 bajo el argumento de combatir la presencia iraní y de milicias aliadas. Incluso tras la caída del gobierno sirio de Al-Assad el 8 de diciembre pasado y la salida de los grupos proiraníes, los bombardeos continuaron, dirigidos a capacidades militares terrestres, aéreas y navales.

