Relaciones de producción capitalistas y tecnologías

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Juan J. Sánchez (Unidad y Lucha).— La destrucción de las fuerzas productivas en el capitalismo, especialmente en relación con las modernas tecnologías, es central en la crítica de pensadores y organizaciones autodenominadas marxistas, para profundizar en el conocimiento de este modo de producción.

 

Cada vez que se destruye empleo (fuerzas productivas), al buscar el motivo se suele caer en un análisis y síntesis alejados de los fundamentos del socialismo científico, culpando a la tecnología. Este actual ludismo, en algunos casos con la mejor de las intenciones, sigue encontrando complicado hallar la razón y culpable, al verdadero causante.

Esta cuestión, desde una perspectiva marxista, debería integrar conceptos como fuerzas productivas, relaciones de producción, plusvalía, crisis de sobreproducción y destrucción de fuerzas productivas.

Fuerzas productivas y relaciones de producción. 

En la teoría científica del socialismo, marxista, las fuerzas productivas incluyen los medios de producción (maquinaria, tecnología, infraestructura) capital constante, la fuerza de trabajo (conocimientos, habilidades) capital variable y los recursos naturales. Las relaciones de producción son las estructuras sociales que organizan quién posee y controla esas fuerzas productivas (por ejemplo, la propiedad privada de los medios de producción bajo el capitalismo).

Marx argumentaba que el capitalismo impulsa un desarrollo acelerado de las fuerzas productivas, pero al mismo tiempo las frena y destruye cuando entran en contradicción con las relaciones de producción capitalistas (especialmente la búsqueda de ganancia privada), extracción de plusvalía.

La destrucción de fuerzas productivas bajo el capitalismo

A diferencia de otros modos de producción anteriores, el capitalismo no destruye fuerzas productivas por escasez o ignorancia, sino por exceso y por lógica del mercado.

Veamos algunas formas en que esto ocurre debido a las crisis de sobreproducción.

El capitalismo tiende a producir más de lo que el mercado puede absorber a precios rentables. Esto lleva a la destrucción, deliberada o pasiva, de fuerzas productivas: fábricas cerradas, máquinas inutilizadas, alimentos tirados, desempleo masivo.

Ejemplo histórico y que se repite como una constante inherente al sistema: durante la Gran Depresión del 1929 se destruyó café, leche y cosechas para mantener los precios altos, mientras millones de seres humanos pasaban hambre. Aseveramos que esta práctica ha perdurado hasta hoy, el 34% de la producción de alimentos es destruida anualmente.

La puesta en máximo de la obsolescencia programada y tecnológica, con el objetivo de poner en el mercado millones de unidades de productos. Las empresas diseñan productos con vida útil limitada para forzar el consumo continuo.

Tecnologías útiles se descartan o se mantienen ocultas si no generan suficiente plusvalía. Es demostrable que hoy se dispone de tecnologías que darían respuesta a más de una de las necesidades generales, pero estas se mantienen en el olvido con la intención de mantener el nivel de extracción de plusvalía y aumentar la tasa de ganancias. La innovación tecnológica se orienta no al bienestar humano, sino a la reducción de costos laborales y aumento de la tasa de explotación.

Desempleo tecnológico y subutilización del trabajo; menos de lo que se podría o en menor medida de lo necesario.

La automatización y la inteligencia artificial pueden liberar al ser humano del trabajo alienado, pero bajo el capitalismo, esto se traduce en desempleo, precarización y exclusión social. En lugar de redistribuir el trabajo o reducir la jornada laboral, el sistema destruye la capacidad productiva de millones de obreras y obreros  al dejarlos fuera del mercado.

Tecnología y contradicciones del capitalismo

Marx ya anticipaba en los Grundrisse y en El Capital que la maquinaria y la tecnología, aunque potencialmente liberadoras, bajo el capitalismo se convierten en instrumentos de dominación:

“El desarrollo de las fuerzas productivas sociales del trabajo aparece como la potencia de un capital ajeno que domina al obrero.” — Karl Marx, El Capital. I

Habrá que repetir, hasta que se comprenda, que la tecnología moderna (IA, robótica, big data) capital constante, intensifica la extracción de plusvalía relativa: se produce más con menos trabajo, pero los beneficios se concentran en pocas manos. Esto agudiza las contradicciones: riqueza inmensa junto a miseria creciente, capacidad productiva ilimitada frente a necesidades de las masas trabajadoras insatisfechas.

Marx distinguía entre plusvalía absoluta (extender la jornada laboral) y plusvalía relativa (aumentar la productividad mediante tecnología).

Y aquí surge una pregunta fundamental. ¿Por qué el capitalismo destruye lo que podría liberar?

Porque la lógica del capital no es la producción para satisfacer necesidades humanas, sino la acumulación de valor. Si una tecnología no genera ganancias (o amenaza la tasa de ganancia), se abandona, se patenta sin uso, o se destruye.

Además, el capitalismo requiere una reserva de fuerza de trabajo desempleada (el “ejército industrial de reserva”) para mantener bajos salarios y disciplinar a los trabajadores. Por eso, incluso cuando hay capacidad técnica para pleno empleo o producción sostenible, el sistema la bloquea.

Más allá del análisis y síntesis revisionistas, los comunistas debemos aplicar una perspectiva revolucionaria, marxista: liberar las fuerzas productivas del yugo capitalista. 

Para Marx, la solución no es rechazar la tecnología, sino superar las relaciones de producción capitalistas. Solo bajo una sociedad socialista/comunista, donde los medios de producción sean controlados por el proletariado y masas trabajadoras, las fuerzas productivas podrían desarrollarse al servicio de la humanidad, no del lucro.

El capitalismo lleva al límite el desarrollo de las fuerzas productivas… hasta el punto en que ya no puede contenerlas. Entonces, las relaciones de producción se convierten en grilletes.”

Marx, Prefacio a la Contribución a la Crítica de la Economía Política

Desde el marxismo, la destrucción de fuerzas productivas en la era de las tecnologías modernas no es un accidente, sino una consecuencia estructural del capitalismo. La tecnología tiene un potencial emancipador enorme, pero mientras esté subordinada a la lógica del valor y la ganancia, seguirá siendo un instrumento de alienación, exclusión y destrucción, no solo de bienes materiales, sino de vidas humanas y del planeta.

Para llevar a cabo la derrota del capitalismo es necesaria, es ineludible, la organización del proletariado y masas trabajadoras en torno a la ideología Marxista-Leninista. Es urgente rescatar a las masas de la ideología burguesa. La elevación de la ideología revolucionaria Marxista-Leninista que les posibilite la comprensión de que dentro del capitalismo todo movimiento, ley o las llamadas revoluciones tecno-científicas son cadenas que los encarcelan dentro de la dictadura del Capital.

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