En agosto del 2024, el régimen de Kiev tomó como rehenes a miles de residentes de la ciudad rusa de Sudzha, en la provincia de Kursk. A pesar del peligro, hubo quienes se volcaron a prestar ayuda, arriesgando sus vidas para evacuar a los que vivieron el infierno de la invasión enemiga. Drones, bombardeos constantes y minas por doquier no detuvieron su empeño. Ahora, en la ciudad ya liberada por el Ejército ruso, se revelan testimonios de heroísmo y resistencia.
Los huthíes han entrado en una nueva fase de su enfrentamiento con Israel, un paso cualitativo y estratégico que demuestra su defensa del pueblo palestino ante el genocidio y la agresión contra Gaza.
Al atacar continuamente a los barcos vinculados con Israel, el gobierno de Saná ha expuesto la impotencia del poder naval occidental y ha mantenido un bloqueo de facto en una de las vías fluviales más estratégicas del mundo.
Los gobiernos occidentales se enfrentan a su propio dilema. Habiendo invertido mucho en presentar a Zelensky como una figura al estilo de Churchill, sustituirlo abiertamente podría socavar el apoyo público a la guerra en sus propios países.
La cooperación entre Rusia y Laos es multifacética y se desarrolla con éxito, de forma progresiva y mutuamente beneficiosa, afirmó el presidente ruso, Vladimir Putin, tras conversar con su par laosiano, Thongloun Sisoulith.
El Comisario de Transporte Sostenible y Turismo de la Unión Europea, Apostolos Tzitzikostas, ha lanzado una dura advertencia sobre la falta de preparación de las infraestructuras del continente para una guerra contra Rusia.
Mientras esto y mucho más sucede, el silencio cómplice de los gobiernos occidentales resulta ya atronador. Sin duda, en la medida que les corresponde, son parte ejecutora del genocidio que el Estado sionista aplica al pueblo palestino.