El Sergas decidió reprogramar los ingresos que estaban previstos a partir del lunes para garantizar la «seguridad» de los enfermos y los trabajadores del complejo sanitario, evitando así posibles infecciones.
El jueves por la tarde se comprobó que la calidad del aire no era la adecuada al cien por cien. Los controles de cada una de las unidades se vienen realizando en las horas previas al traslado de cada servicio. Tras valorar la situación, la dirección del hospital se lo comunicó a los jefes de servicio, que a su vez le hicieron llegar la información a los trabajadores. Fue entonces cuando saltó la alarma.
¿Qué sucede ahora? En principio todo permanecerá tal cual se quedó ayer. A lo largo de la mañana fueron ingresando en el Álvaro Cunqueiro pacientes de Medicina Interna que se habían trasladado en ambulancia desde el Xeral. Los responsables del Sergas estimaron que no existía peligro en las áreas a las que llegaban. En estos momentos están en sus correspondientes camas en el complejo alrededor de doscientos enfermos.
Ahora, lo que se detiene hasta nuevo aviso son los traslados que figuraban en el cronograma a partir del lunes 31 de agosto. De momento no habrá ningún nuevo paciente en el hospital de Beade. Se paralizan los ingresos de Urología, Otorrinolaringología, las unidades materno-filiales (Obstetricia) y todas las unidades de operaciones quirúrgicas.
Los sindicatos llevaban semanas denunciando la incoherencia que, a su juicio, representaba comenzar el traslado de pacientes a un hospital en el que algunas zonas están todavía están en obras (…)
Ponían de manifiesto cinco situaciones de riesgo diferentes que se habían encontrado los trabajadores. Entre ellas, la falta de ventilación de los cuartos de almacenamiento de productos tóxicos. Denunciaban, además, que el área de microbiología no contaba con un sistema de ventilación independiente del resto del edificio. Esto, aseguraban, facilitaba la difusión de aire contaminado por parte de los sistemas de refrigeración de los equipos analíticos.
Por su parte la Marea de Vigo y Alternativa Galega de Esquerda (AGE) coincidían exigiendo responsabilidades políticas en el «desastre» del Álvaro Cunqueiro. Ambos grupos parlamentarios critican el modelo de gestión público-privada por el que el PP está apostando en el Álvaro Cunqueiro. La Marea lo calificaba como un «fracaso». Y AGE reitera la necesidad de crear una comisión de investigación sobre el caso.
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