(Reuters) – Los trabajadores griegos se quedaron el jueves en sus casas como protesta contra las medidas de austeridad, en el momento en el que el gobierno de Alexis Tsipras se enfrenta a su mayor desafío doméstico desde que fue reelegido en septiembre, tras su promesa de amortiguar el impacto de años de dificultades económicas.
Muchos vuelos habían sido cancelados, los hospitales funcionaban con personal mínimo, muchas mercancías se habían quedado en el puerto y las oficinas públicas se mantenían cerradas en todo el país, durante la primera huelga general convocada por los sindicatos más grandes del sector público y privado de Grecia en un año.
Tsipras llegó al poder en enero con la promesa de acabar con la austeridad impuesta por sus acreedores internacionales, acabando después por aceptar las impopulares condiciones de un tercer rescate, al chocarse con la posibilidad de una salida de Grecia de la Eurozona.
Las conversaciones mantenidas con la UE y el FMI se reanudaron el miércoles en Atenas como parte de la primera revisión del rescate de Grecia.
Tsipras fue reelegido hace dos meses con el objetivo de cumplir con estos acuerdos y comprometiéndose a trabajar duro para amortiguar el impacto de las medidas de austeridad, particularmente en los griegos más vulnerables.