Lizarrán, 100 Montaditos, La Tagliatella y DIA sufren un revés al intentar llevar el modelo comercial español al mercado internacional. Zara y Mango son dos de las honrosas excepciones.
David Placer
La franquicia española ha fracasado en su intento por exportar las marcas extendidas por España. Salvo las grandes marcas consolidadas como Zara y Mango y alguna honrosa excepción como Llao Llao, que por los momentos exporta con éxito, el modelo español no suele tener éxito con otros mercados y gustos.
Además de los conflictos con franquiciados en Brasil y Argentina, DIA tuvo problemas en Turquía y China, Lizarrán y La Tagliatella tropezaron en Francia y 100 Montaditos reculó bruscamente en su expansión estadounidense tras cerrar buena parte de las tiendas.
La ambición de las marcas españolas en lograr una rápida internacionalización les ha hecho minusvalorar los riesgos de saltar las fronteras, explica el consultor José Aragonés, socio de la consultora T4 Franquicias.
“Hay una mala planificación de lo que llamamos International Market Selection o, lo que es lo mismo, hay una improvisación en la internacionalización”, detalla el consultor con más de 20 años en asesoría de franquicias.
Costes de transporte
Buena parte de las franquicias cometen el error de depender de producto transportado de España para sus ventas en los países donde pretenden expandirse. Dentro de la Unión Europea, el proceso es fluido, pero fuera los costes de aduanas y permisos encarecen el producto y lo hacen poco competitivo en muchos casos.
En Estados Unidos, 100 Montaditos, la franquicia española de Restalia, llegó con grandes perspectivas y un fuerte plan de expansión. Hace poco más de un año la cadena tuvo que aplicar el llamado Chapter 11, una modalidad similar a la de suspensión de pagos en España para reestructurar el negocio.
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