Una muestra del clima de golpe de Estado que ondea por la Casa Blanca es el artículo publicado por la revista Foreign Affairs, en el que sus autores afirman que el ingreso de Montenegro en la OTAN es una prueba para comprobar si Trump sigue siendo “amigo” de Putin y va a firmar con él otro Tratado de Yalta o si, por el contrario, va a defender -por fin- los intereses de Estados Unidos.
El asunto tiene su miga. Como ven, no sólo los seudomarxistas equiparan a unos (Estados Unidos) con otros (Rusia) para concluir que son igualmente imperialistas. En Washington también piensan lo mismo: que uno (Trump) y otro (Putin) son amigos. Como consecuencia de ello, ponen toda la carne en el asador por no tener amigos o, por lo menos, por no tener ese tipo de amigos (rusos).
Para lo del Tratado de Yalta no es necesario recurrir a Foreign Affairs porque es uno de tantos tópicos, naturalmente falsos, que se pueden encontrar a miles en cualquier buscador de internet: como la URSS (antes que Rusia) también era un Estado imperialista, se repartió con los demás firmantes (Gran Bretaña y Estados Unidos) el mundo en zonas de influencia.
Al tópico se le puede dar la vuelta del revés: como la URSS se repartió el mundo en Yalta con las potencias imperialistas, era tan imperialistas como ellas. Ya ven: son todos iguales. Da lo mismo Estados Unidos que Rusia; todos (los imperialistas) son iguales, todos quieren lo mismo…
Esa es la conclusión de quienes, seudomarxistas o no, reconvierten la historia en historieta, aunque en Washington los buitres añaden a los tópicos el ingrediente de lo concreto que los otros eluden: la incorporación de Montenegro, un país con un ejército de 2.000 soladados, a la OTAN para defenderse del imperialismo ruso, el expansionismo ruso, la agresión rusa…
Es el mundo del revés: la agresión no consiste en expandir, aunque sea de manera minúscula, una alianza militar sino que la misma se refuerza para defenderse de una agresión previa a Montenegro (que nadie ha visto por ninguna parte). Es la incorporación número 29 a la OTAN, por lo que debemos concluir que Rusia ha amenazado a 29 países, ya que la excusa es siempre la misma: el expansionismo ruso.
No hay nadie mínimamente serio en el mundo capaz de sostener tamaña excusa. Incluso en Estados Unidos un comentarista se ha burlado escribiendo que si la lucha contra el expansionismo ruso tuviera que depender de la aportación militar de Montenegro a la OTAN, sería mejor esconder la cabeza bajo la almohada.
Naturalmente, las explicaciones hay que buscarlas por otro lado. Uno de esos equipos de planificación que proliferan cerca del Pentágono ha explicado que se trata de enviar una señal clara a la OTAN para recordar quién manda y quién toma las decisiones, tanto si son importantes como si son tan irrelevantes como la incorporación de Montenegro. En la OTAN Estados Unidos no admite ninguna clase de vetos a sus propuestas.
En setiembre el subsecretario de Defensa, Michael Carpenter, largó ante el Senado la rehaíla de tópicos sobre qué países se pueden incorporar y qué países no se pueden incorporar a la OTAN, una decisión que depende de la catalogación que haga Estados Unidos de los candidatos, esto es, del marchamo de democracia, libertad, derechos humanos y demás etiquetas que ellos mismos ponen y quitan.
La entrada de Montenegro en la OTAN le pone, pues, el sello de calidad, la denominación de origen democrática.
Hay que volver a repetir que la realidad transcurre justamente por el camino contrario a las etiquetas del Pentágono, la Casa Blanca y el Senado de Estados Unidos: Montenegro es otro de esos Estados mafiosos creado por el imperialismo tras la Guerra de los Balcanes y la destrucción de la antigua Yugoeslavia. En el aeropuerto de Podgorica, la capital, los montenegrinos verán aterrizar a los mismos aviones de la OTAN que les bombardearon y masacraron en 1999.
Sólo Kosovo está a la altura delincuencial de Montenegro. Con una población de 600.000 habitantes, Montenegro cuenta con más de 100 asesinatos políticos sin resolver y, como bien dice Sputnik, “no se trata solo de ideología, sino de una dura lucha por el poder y por intereses financieros” (*).
Durante 30 años el Primer Ministro de Montenegro ha sido Milo Djukanovic, que en 2015 recibió de una ONG el primer premio al crimen organizado, la corrupción, los ajustes de cuentas, el blanqueo de dinero, el tráfico de armas, de drogas… Es uno de esos criminales al que el imperialismo ha convertido en Primer Ministro.
El contrabando de tabaco es la punta del icerberg del crimen organizado en Estado, un ejemplo de tantos delitos asociados al gobierno de Podgorica y a la mafia italiana. El director del contrabando de tabaco es Dusko Markovic, antiguo jefe de la seguridad del Estado, actual Primer Ministro y hombre de paja de Djukanovic, que además de lucrarse con el contrabando es el instigador del asesinato de un conocido editor montenegrino.
Sin embargo, al repasar las escasas noticias que circulan por el mundo sobre Montenegro, lo que sobresalen son los malévolos planes de Putin para asesinar a Djukanovic. En una entrevista a la revista Time, su sicario Markovic se vanagloriaba de haber desarticulado una organización integrada por 24 espías, dos de ellos de nacionalidad rusa, que pretendían provocar incidentes e incluso “un conflicto armado” que serviría de pretexto para tomar el poder e impedir la incorporación del país a la OTAN.
El corolario es más que obvio: para impedir los disturbios y que los espías rusos tomen el poder, Montenegro se debe incorporar a la OTAN. La revista Time denuncia el imperialismo y expansionismo rusos en los mismos términos que los seudomarxistas: “Ha comenzado una nueva batalla por Europa. Del Báltico a los Balcanes y del Mar Negro a Gran Bretaña, Vladimir Putin trata de reconstruir el imperio ruso 25 años después de la caída de la Unión Soviética”. Las críticas de Trump a la OTAN, añade Time, le hacen el juego al imperialismo ruso. Luego hay que reforzar la OTAN con nuevas adhesiones, como la de Montenegro.
También es la mejor manera de salvaguardar los intereses de un Estado dirigido por mafiosos.
(*) https://mundo.sputniknews.com/politica/201703051067379784-montenegro-otan-poblacion/