Sebastián Tiozzo es un médico argentino graduado en Cuba que participó de una brigada solidaria en la selva amazónica venezolana y conoció a Fidel Castro. En esta entrevista exclusiva con RT cuenta su experiencia.

Proveniente de una de las provincias más humildes de Argentina, Sebastián Tiozzo es un ejemplo para muchos. Este joven nacido en 1985 estudió medicina en Cuba gracias a una beca, después de lo cual estuvo dos años en una misión sanitaria en la selva amazónica venezolana. En 2014 regresó a su país, donde sigue ejerciendo la medicina pensada como “servicio al pueblo”.

Además, Tiozzo tuvo la suerte de conocer y conversar con el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, fallecido el pasado mes de noviembre, a quién dio las gracias por su formación académica, que no habría podido tener en su país.

De Misiones a La Habana

Sebastián nació en Eldorado, una ciudad de 78.000 habitantes ubicada en la provincia argentina de Misiones que limita con Paraguay. Allí creció y fue a la escuela primaria y secundaria, siempre en el sistema público. “Terminé el secundario en el año 2002, realmente en un momento difícil económico y familiar también”, relata Tiozzo a RT. Su padre había fallecido dos años antes.

“Mi madre salió adelante conmigo y mis otros cuatro hermanos”, recuerda. En aquellos años de crisis económica en Argentina, que tuvieron su punto más crítico en diciembre de 2001, cuando el presidente Fernando De la Rua dejó el Gobierno tras una rebelión popular, Sebastián tuvo que trabajar vendiendo diarios.

Imagen ilustrativa / Nacho Doce / Reuters

Sin embargo sus “ganas” y su “deseo” estaban en estudiar medicina y tenían mucho que ver con su padre. “Él era médico pediatra con una labor social muy destacable. Me inculcó los valores de la medicina y me impulsó a esto”, relató. El problema es que en Misiones “no había y no hay Facultad de Medicina que sea pública” por lo que para alguien en su situación era “prácticamente imposible” estudiar.

Sin embargo, el escenario cambió cuando se enteró que “había unas becas de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) que daba el Gobierno cubano” para jóvenes de distintas partes del mundo. “Sentí que era la única posibilidad para estudiar. Si no hubiese sido por esa beca, me habría sido muy difícil poder estudiar aquí en nuestro país. Fue un regalo del cielo”, reconoce. Comenzó a estudiar en Cuba en 2004.

“Patria es humanidad”

Su estadía en Cuba le dejó un recuerdo imborrable. “Nos decían que éramos cubanos nacidos en el extranjero y nos trataban así. Fue muy linda la calidez del pueblo cubano, su hermandad”, dijo. Además, explica que “la principal consigna en Cuba es la frase de José Martí que dice que ‘Patria es Humanidad’, lo que —asegura— reflejaban día a día”.

El médico argentino valora sobre todo la oportunidad de haber experimentado “cómo es ser un estudiante universitario en la Isla” donde tenían “residencias, comedores, uniforme, libros, absolutamente todo para que pudiéramos dedicarnos a estudiar”. Además les inculcaban “los principios de solidaridad, del internacionalismo, rompiendo esas fronteras”. “Nuestro objetivo era que todos pudiéramos aprender y todos pudiéramos aprobar”, subraya.

Respecto a la formación recibida, apunta que “si se lo ve estrictamente desde lo científico y metodológico, seguramente el plan de estudios sea similar al de la mayoría de las facultades de medicina del mundo”. No obstante, “la diferencia más grande” —asegura— radica en que “todas las ciencias, todo lo que se haga en el país, está al servicio del pueblo y para dar beneficios a toda la sociedad”. En Cuba “ven la formación integral del estudiante universitario, que no sea solo académica, sino que incluya participación en lo deportivo, lo cultural, el compañerismo y sobre todo tiene que tener un fuerte componente político”, añade.

El viaje a Venezuela y el encuentro con Fidel

Al finalizar sus estudios en 2010 se incorporó voluntariamente al Batallón 51 “que es una brigada de egresados y egresadas en Medicina de Cuba” que se sumaron “al sistema nacional de salud bolivariano en Venezuela”. Según Sebastián, esta “fue una brigada que conformó el comandante Hugo Chávez para llegar a zonas históricamente marginadas, fronterizas, de pueblos originarios y difícil acceso”.

Fue así que estuvo dos años en la selva amazónica venezolana “trabajando con pueblos originarios”. El médico aseguró que esta experiencia le “marcó la vida” y fue “hermosa” aunque reconoce que “las condiciones de trabajo eran muy duras”. De hecho, solo se podía llegar al lugar donde trabajaba “en helicóptero o aviones del ejército”. Y para poder atender a las comunidades debía realizar “viajes de horas en lancha o caminatas de hasta diez días por la selva”.

A finales de 2012 regresó a Cuba con el resto de los brigadistas en Venezuela y tuvo, según sus palabras, “la oportunidad y el honor” de reunirse con Fidel Castro. “Estuvimos más de cinco horas y media hablando”, relata. Ese día “tan especial” pudo “estrechar su mano y decirle ‘gracias por todo'”. Sebastián recuerda que la ELAM “fue una idea y obra de Fidel”, por eso para los egresados de la escuela “era un sueño poder verlo y decirle ‘gracias'”. En aquella reunión el médico argentino le entregó además “la primera copia” del libro que escribió sobre sus viviencias en el Amazonas venezolano.

Fue en aquel encuentro que Fidel les dijo “con toda humildad” que “las personas van y vienen” y  que “lo único que importa es la revolución, son las ideas”. “Luchen por las ideas y porque su pueblo sea cada vez más libre”, les dijo. “Eso nos marcó a todos”, asegura Sebastián.

El regreso a la Argentina

Finalmente, en 2014, diez años después de su partida para estudiar, Sebastián volvió a su país. Esto era “parte del sueño de poder cumplir una deuda moral”, remarcó. “Cuando yo asumí la beca era para un día regresar a mi lugar de origen y ayudar a quién más lo necesite”, explica.

A partir de allí comenzó a trabajar “siempre en el sistema público en un proyecto de salud intercultural”, asistiendo a “comunidades originarias guaraníes”. Desde su perspectiva, “poder salir de las grandes ciudades a uno le ayuda a convivir y estar en el día a día con gente que tiene muchas más necesidades”. En definitiva, lo que le mueve es “poder hacer esa labor más humana, más social”.

Como balance de su vasta experiencia pese a su corta edad, Sebastián asegura que su compromiso pasa por “estar en el lugar donde más se necesite”. Eso a veces “puede ser en medio de la selva, en un barrio humilde de la ciudad o el lugar donde uno esté”. El rol de los profesionales de la salud es “servir de herramienta al pueblo para poder mejorar la calidad de vida”.

“Construir con el pueblo, organizarse y, de esa forma, mejorar las cosas y poder trabajar en busca de una comunidad mucho más saludable”, concluye.

Santiago Mayor

1 COMENTARIO

  1. Me entero por Diario Octubre de esta labor humanitaria en condiciones que siempre son desfavorables. Me intereso porque vivi en Puerto Ayacucho, capital del Estado Amazonas y trabaje en labores forestales en el interior de ese estado. Mis hijas nacieron alla y aun mantienen nexos familiares en esa region. Hace 10 años volvi a Puero Ayacucho, aprovechando que mi hija mayor trabajaba de enfermera y someti a una extirpacion de vesicula que me hizo UN CIRUJANO CUBANO.

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