La lucha de clases se desarrolla en tres terrenos: el ideológico, el económico y el político. Estas tres partes de la lucha entre las clases y capas sociales que conforman una sociedad determinada siempre van de la mano. El gran fallo de lo que se denomina “izquierda” es haber abandonado las luchas políticas e ideológicas a favor de unas reivindicaciones progres o posmodernas, que no dejan de ser sino las viejas ideas liberales y pequeño-burguesas adaptadas a la realidad material del Siglo XXI.

Sin embargo, el combate de clases no ha sido abandonado por la burguesía. De hecho, en estos momentos de crisis del movimiento obrero, la burguesía redobla sus esfuerzos en la guerra ideológica para imponer su cosmovisión, para que aceptemos su sistema criminal, y el mundo que pergeña, como algo lógico y natural.

En este sentido, el diario burgués El Mundo ha comenzado una campaña de blanqueamiento del golpe de estado fascista del 18 de Julio de 1936, culpando a la República de todos los males habidos y por haber, y presentando al fascismo como algo lógico que venía a poner orden en el caos y desmanes. Numerosos rostros de la derecha política y cultural, así como nazi-fascistas, reaccionarios y liberales, valga la redundancia, se han sumado a la campaña de apoyo a este revisionismo de la Historia. Recuperan los viejos mantras de la historiografía franquista, cambiando a los denostados De la Cierva por nuevos rostros, pero que sueltan las mismas burdas mentiras y manipulaciones. Pura batalla ideológica.

Pero pongamos los puntos sobre las íes. La II República fue una corta experiencia democrático-burguesa, cuyo liderazgo estaba representado por la pequeña burguesía republicana de profesiones liberales, por cuya esencia de clase jamás pudo ser, como afirma la reacción, un régimen comunista. El Partido Comunista de aquella época era una fuerza minoritaria que se oponía a la misma República, cambiando su visión a partir del Congreso de la Komintern en el que se decide apostar por la táctica de Frentes Populares. Sin embargo, el Partido Comunista no se convierte en fuerza decisiva hasta bien empezada la contienda civil, con lo que pretender que la II República fue un régimen a las órdenes de Stalin, aparte de una mentira, es de camisa de fuerza.

Pero no sólo eso. La República mostró su faz burguesa en episodios como la Huelga de Sevilla de 1932, donde asesinaron obreros aplicando la ley de fugas, los sucesos de Casas Viejas, el encarcelamiento de políticos que exigían el derecho del pueblo catalán a la autodeterminación o la represión contra la Revolución de Asturias de 1934, entre otros muchos casos. Lo que demostró la República, fue la incapacidad de la pequeña burguesía de gestionar los conflictos de clase cuando estos llegan a su agudización máxima.

Podríamos seguir hasta las calendas griegas desmontando una por una las falacias históricas de estos presuntos historiadores, pero el caso es que a ellos  la falsedad histórica les importa un bledo. Lo que buscan – y es lo que pretendemos explicar – es inocular el veneno ideológico burgués en las capas trabajadoras para que se entienda este golpe fascista, la reacción, así como los golpes y agresiones al proletariado que se están dando, y estén por venir, como algo natural.

Es por ello que los comunistas no cejaremos en la batalla ideológica contra esa burguesía criminal que anegó España en sangre, pese a que no tenemos ni sus televisiones, ni sus libros, ni sus recursos. Pero contamos con la fuerza de la verdad, ya sabemos que un régimen basado en la mentira no puede mantenerse por mucho tiempo. Debemos señalar el mutis por el foro de la “izquierda” parlamentaria, más preocupada en agarrar poltronas, cargos, e insertarse en el sistema que de luchar por lo que dicen creer. Esta izquierda cobarde, abjurando de la lucha de clases, ha dado alas a este resurgir tanto del revisionismo histórico como de los mas negros episodios de la reacción. Recordemos el apoyo del “Ayuntamiento del Cambio” madrileño a la contrarrevolución facciosa de Hungría de 1956, su posicionamiento junto a los islamistas sirios o su solidaridad con el terrorista Leopoldo López.

COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

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