Diecinueve deportistas rusos están compitiendo en el Mundial de Atletismo, que abrió sus puertas este 5 de agosto en Londres, pero tienen que hacerlo en calidad de “atletas neutrales”.
La intención de la IAAF es que no haya ni el más mínimo rastro ruso en los Campeonatos del Mundo, asegura el medio español El Confidencial.
“No es solo que los atletas no puedan vestir los colores de su país en ningún momento, o que no suene el himno ruso (sonará el de la IAAF) si ganan una medalla de oro: las restricciones van mucho más allá”, escribió el periodista Darío Ojeda.
La Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) prolongó la suspensión de la Federación Rusa de Atletismo (RusAF) de la membresía en la organización como consecuencias del escándalo de dopaje que estalló en noviembre de 2015, cuando un informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) acusó a Rusia de prácticas generalizadas de dopaje en el atletismo.
En el reciente Congreso de la IAAF, celebrado esta semana en Londres (previo al Mundial), 166 federaciones votaron para mantenerla excluida. Solo 21 miembros apoyaron a Rusia, pero no fue suficiente pues necesitaba dos tercios para ser readmitida.
Cabe notar que en el campeonato mundial de 2015 en China el equipo ruso se había presentado bajo su propia bandera. Y en el estadio olímpico ‘Nido de Pájaro’ dos veces sonó el himno de Rusia tras las brillantes victorias de María Lasitskene (todavía Kuchina, antes de casarse) en salto de altura y Serguéi Shubenkov en 110 metros con vallas. Ahora, ni ellos ni a otros 17 rusos se les permite competir en el campeonato mundial bajo los colores azul blanco y rojo de su bandera.
Pero el afán de ‘desparecer’ todo rastro ruso no para ahí. El 5 de julio se aprobó una modificación en el reglamento de competición que regula la participación de los llamados “atletas neutrales autorizados” y les impide hasta cantar el himno en cualquier local asociado con el evento, incluido el hotel. Ni siquiera lo pueden poner en su propio móvil.
Se trata de un conjunto de reglas de conducta que equivale, de hecho, a prohibir referencias a Rusia como país. El formulario no debe contener horquillas con los colores nacionales prohibidos, como tampoco pueden aparecer en los maquillajes, tatuajes y otros accesorios.
Con o sin himno, María Lasitskene es la gran favorita para revalidar el título de salto de altura que ganó en Pekín. “Si, como se espera, vuelve a ganar el oro, igualará a Hestrie Cloete y Blanka Vlasic como las únicas saltadoras con dos títulos mundiales consecutivos. Pero en su caso tendrán una peculiaridad: el primero lo logró representando a Rusia; el segundo llegaría bajo bandera neutral”, apunta Ojeda.
Ella y los demás deportistas han tenido que demostrar que no tienen ninguna conexión con el dopaje para poder participar en competiciones internacionales. En estos momentos son en total 47 los atletas autorizados.
“Estamos haciendo todo lo posible para asegurarnos de que esto no vuelva a ocurrir en el atletismo ruso”, aseguró Dimitri Shliajtin, presidente de la Federación rusa de atletismo, ante el Congreso de la IAAF.
Pero eso no fue suficiente para el grupo de trabajo de la IAAF que se encarga de monitorizar los avances en ese sentido, que consideran la falta de controles significativos como el principal problema. La AMA exige, entre otras muchas cosas, que Rusia acepte las conclusiones del Informe McLaren, algo bastante improbable, ya que el país eslavo niega que el dopaje haya sido institucional, apoyado por el Estado ruso.
“No hubo un programa estatal de dopaje y no lo puede haber. Eso no sucedió en Rusia. Nadie va a aceptar ese informe“, aseguró el vice primer ministro ruso de Deporte, Vitali Mutko, en recientes declaraciones.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ratificó que Rusia parte de la inadmisibilidad de cualquier tipo de dopaje en el deporte, sin embargo no está de acuerdo con determinados aspectos presentados en varios informes al respecto, entre ellos el McLaren.
Altos cargos de Rusia han negado en repetidas ocasiones cualquier vínculo del Gobierno o de las instituciones, servicios u órganos gubernamentales con los casos de dopaje entre los deportistas.