La respuesta es bien simple: porque se comete en Somalia, África, un continente en el que puede ocurrir cualquier cosa sin a nadie le importe un comino. “Yo soy Charlie Hebdo” pero no soy ni seré nunca África. Jamás derramaré una lágrima por el Continente Negro. Mi ayuntamiento nunca decretará un minuto de silencio, ni ondearán las banderas a media asta. Ya puede ocurrir cualquier cosa porque la noticia no llegará a ningún noticiario. Por eso casi todos tendríamos problemas en situar exactamente en el mapa dónde se encuentra exactamente Somalia.

El lector de un periódico comenta lo siguiente: “¿Son más importantes las elecciones austriacas que la muerte de 300 personas en un atentado? El pasado domingo estuve viendo los telediarios nocturnos de diferentes cadenas de televisión. Solamente Antena 3 anunció en portada y como cuarta noticia el atentado con un camión bomba que había ocurrido en la capital de Somalia, Mogadiscio, con 300 muertos y al menos 350 heridos. Con un solo herido por atentado en cualquier país europeo inmediatamente se corta la emisión de las televisiones; sin embargo, 300 muertos en Somalia no son noticia”.

El 14 de octubre, delante de un hotel, un camión cargado de explosivos reventó en Mogadiscio, la capital de Somalia, matando a 315 personas e hiriendo a más de 400. Las imágenes de las decenas de cádaveres de niños son horripilantes, pero nos ahorrado problemas de conciencia -si es que tenemos tal cosa- con su contemplación.

Dos horas después de la primera explosión se produjo una segunda en un mercado popular del barrio de Medina. El Presidente de la República, Farmajo, ordenó un duelo nacional de tres días.

Tranquilizamos nuestra conciencia creyendo que somos el Eje del Bien y cuando no es así nos tranquilizamos de otra manera: es posible que no seamos exactamente el Eje del Bien, pero no somos tan malos como otros; somos “el mal menor”. Sin embargo, es discutible que la pérdida absoluta de conciencia y de moral se pueda considerar como algo “menor”.

La moral y la conciencia son como los precios, cuestión de más o menos, cuantitativas. Por eso un titular perdíó un cero, convirtiendo las centenas en decenas: “Al menos 20 muertos en atentado en Mogadiscio” (*). Es completamente lógico que un atentado en el que “sólo” mueren 20 personas no suscite ningún interés. En una sociedad capitalista no hay derecho a la información. Los periódicos son empresas que compran y venden mercancías de un tipo especial, noticias, que también tienen su precio.

(*) http://www.telemetro.com/internacionales/muertos-atentado-Mogadiscio_3_1072122788.html

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