El pasado día 31 de agosto de 2018 se destruyeron más de 300.000 puestos de trabajo en España, estableciendo un récord en la historia del mercado laboral del país.
Al tratarse de la última jornada de la temporada de verano, la alta cifra de contratos laborales vinculados al sector turístico que fueron rescindidos contribuyó decisivamente a que 363.017 afiliados a la seguridad fueran dados de baja, mientras la cifra de nuevas altas se quedó en 58.375, según los datos del Ministerio de Trabajo español.
Cabe destacar que el récord batido en esta ocasión no está en la cifra de bajas –despidos o finalizaciones de contrato– producidas el mismo día, sino en el saldo entre altas y bajas, que hasta ahora siempre había sido inferior a la cifra de 300.000. De hecho, ha habido jornadas en España en las que se ha alcanzado el medio millón de bajas, pero esa cantidad se vio siempre compensada por un número de altas que suavizó la cifra neta de destrucción de empleo.
Notable y creciente dependencia del turismo
La cantidad de empleos destruidos al final de la temporada estival es un reflejo de una de las características endémicas del mercado laboral español: su notable dependencia del sector turístico, que suele ponerse de manifiesto cada año en esta fecha y en las considerables modificaciones que experimentan las cifras de la Seguridad Social al inicio y al término de los periodos vacacionales.
El récord alcanzado el 31 de agosto de este año también es significativo porque constituye el mayor pico registrado en una carrera ascendente, visible a través de una comparativa anual: en la misma fecha del año pasado se registraron 313.141 bajas y solo 46.779 altas; es decir, se destruyeron 266.362 empleos. En el año anterior, 2016, la cifra de empleos perdidos se situó en torno a los 230.000; y en 2015 fueron unos 190.000.
