La noticia importante del fin de semana no son las elecciones andaluzas, donde se ha vuelto a imponer la abstención, que ha alcanzado cotas históricas. No. La noticia es la misma de siempre: los fascistas imponen en la ley en todas partes con sus amenazas y chantajes.

El espacio cultural La Rambleta, en Valencia, se ha visto obligado a cancelar el espectáculo humorístico “Mongolia sobre hielo”, que iba a ser representado este fin de semana tras recibir amenazas de grupos fascistas, mientras la policía hacía dejación de sus funciones: decía que no podía garantizar la seguridad de los asistentes, de los trabajadores de las instalaciones y de los artistas.

Desde La Rambleta afirman que “la crispación, los insultos, las amenazas y la incitación a la violencia que se han expuesto en las redes sociales, así como las amenazas directas que han recibido los trabajadores” del Centro, “impiden la celebración” de la representación. También aseguran que han mantenido contactos “tanto con la Policía Local como con el Ayuntamiento de Valencia” y que no se puede “garantizar la ausencia de incidentes durante la celebración del espectáculo”. “Las amenazas lanzadas son verosímiles e intolerables”, arguyen.

Es la segunda vez en tres semanas que este tipo de ataques fascistas logran la cancelación de una función humorística en la ciudad. El 8 de noviembre el Teatro Olympia, también en Valencia, decidió cancelar el espectáculo protagonizado por el cómico Dani Mateo, “Nunca os olvidaremos”, después de la polémica que protagonizó al sonarse la nariz con la bandera fascista en la televisión, por las “presiones recibidas” por las bandas nazis.
Hace menos de una semana el dirigente de esa formación, José Luis Roberto, ya amenazaba con boicotear la actuación ahora retirada de La Rambleta. En un mensaje de Facebook decía: “¿Escrache a Dani Mateo y no a estos cerdos traidores que se cagan en ti?”.
El viernes la Revista Mongolia, responsable de la obra “Mongolia sobre Hielo”, emitió un comunicado aclarando que la suspensión les parece “una grave equivocación en una democracia que quiera ser digna de este nombre”.
Aseguran no comprender “que las autoridades no sean capaces de garantizar la seguridad”. A este respecto, les resulta incomprensible que un país que puede garantizar la seguridad de unos Juegos Olímpicos o “incluso nada menos que en la final de la Copa Libertadores” no pueda asegurarla en una obra de “dos humoristas en un teatro de titularidad municipal”.
Por otro lado, explican que “cada suspensión refuerza a los intolerantes, que ven cumplidos sus objetivos y se envalentonan ante la siguiente campaña”, y afirman que lo sucedido “interpela directamente al conjunto del país al amenazar las bases mismas de una sociedad abierta”.

Ya ven: en Valencia no es necesario que las elecciones las gane Vox para que triunfe “la ultraderecha”.

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