1. El fascismo no es “la ultraderecha” y, sin embargo, “la ultraderecha” forma parte del fascismo.

2. El fascismo no es sólo un adjetivo, ni un insulto, sino también un sustantivo: una determinada forma de ejercicio del poder político por parte de la burguesía monopolista en la época moderna.

3. El fascismo no puede ser idéntico hoy que hace 90 años porque las situaciones históricas han cambiado. La lucha de clases ha cambiado. El movimiento obrero ha cambiado. La URSS ya no existe y, además, existen instituciones antes desconocidas: la ONU, la OTAN, la Unión Europea, la OEA… Que el fascismo evolucione no significa que no sea fascista, sino todo lo contrario: cambia para seguir siéndolo, para mantenerse en el poder.

4. El fascismo no puede ser idéntico en un país que en otro porque la situación política es distinta. No es lo mismo en una gran potencia imperialista que en un país sometido. No es lo mismo en Europa que en Latinoamérica.

5. El fascismo no es un partido, ni dos, ni tres, ni todos. El fascismo no es el PP, ni Ciudadanos, ni Vox, ni España 2000, ni… Esos partidos son fascistas, pero no son el fascismo.

6. El fascismo no es la clase media, ni la pequeña burguesía, ni el lumpen, ni los desclasados… Un ejército no es fascista porque lo sea su tropa sino porque lo es su Estado Mayor, es decir, quien lo dirige.

7. El fascismo no es una política económica, ni tampoco su contraria. No es el (neo)liberalismo, ni el intervencionismo, ni la autarquía, ni las nacionalizaciones, ni la liberalizaciones, ni las privatizaciones, ni el corporativismo, ni la seguridad social…

8. El fascismo no es nacionalismo, ni patriotismo. Cuando un país es socialista, a los fascistas no les importa venderse a cualquier país extranjero que quiera regresar al capitalismo.

9. El fascismo no es una ideología, ni una simbología. Tampoco es ninguna clase de cultura, sino lo contrario; es la ignorancia, el embrutecimiento, el anafabetismo y el garrulismo. Los fascistas no exponen argumentos porque no los necesitan. No es que no digan nada nuevo; no dicen nada.

10. El fascismo no es igualitario sino discriminador. Sobre todo diferencia según la clase social y, por lo tanto, según el poder. Favorece al fuerte y perjudica al débil. Su política consiste en dividir para vencer. Discrimina según el pasaporte, el color de la piel, la religión, las prácticas sexuales…

11. El fascismo no es pacifismo sino su contrario. Es la violencia, el rearme, la guerra, la represión y todas las formas de ejercicio del poder por la fuerza bruta.

12. El fascismo no se opone al reformismo sino que lo necesita. La amalgama de fascismo y reformismo se llama socialfascismo. Ambos son complementarios; se ayudan mutuamente. Los reformistas son el maquillaje del fascismo: lo encubren, lo visten y lo desvisten para que no parezca lo que es. Los fascistas no disimulan ni sus objetivos ni sus medios. Eso lo dejan para los reformistas.

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