Para los perrodistas españoles, todo lo que vaya contra el imperialismo criminal es “populismo”.
Alabaron a Macron que arrasó Francia con recortes brutales y ahora cuando da marcha atrás ante la reacción del pueblo francés, le llaman “populista cívico” que se ha rendido ante el “populismo amarillo”.
Es obvio que para ellos todo lo que no sea aplastar a las clases populares, convertirlas en esclavas de los oligarcas-, auténticos señores feudales de nuestros días-, es incompatible con lo que llaman “democracia”.
Creen estar a salvo de sus bárbaros efectos gracias a su condición de perros guardianes del amo.
Deberían recordar que cuando los galgos ya no pueden correr como antes, cuando ya no sirven, sus despiadados amos los cuelgan por el cuello de las ramas de los árboles. Allá ellos. Pan para hoy, condena para mañana