Ayer se celebró en Madrid el acto de entrega de los despachos en la 68ª promoción de jueces y, cómo no, ahí ha estado el rey Felipe VI, apoyando a la flamante (in)Justicia española. Efectivamente, como no podía ser de otra manera, tratándose del ilegítimo jefe del Estado, éste ha reiterado su apoyo incondicional al poder judicial. El heredero de su padre y del franquismo ha defendido que los tribunales españoles cuentan con “plena legitimidad” y que se trata de un poder “independiente y neutral”.

Es obvio que no estábamos en la sala durante la celebración para certificarlo, pero todo indica que al monarca le ha crecido la nariz considerablemente al decir tamañas mentiras.

Felipe VI ha subrayado la importancia de que el poder judicial sea “independiente y plenamente separado de los demás poderes”, pero también del imprescindible “respeto a las decisiones judiciales”. Ha señalado que esta última es una “condición indispensable en cualquier democracia”.

Por su parte, Carlos Lesmes, presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, que ha reclamado a los nuevos jueces que defiendan el “carácter irrenunciable del imperio de la ley”.

Ha llamado la atención que, tras más de veinte años haciéndose en Barcelona, donde está la sede de la Escuela Judicial, este año dicha celebración ha tenido lugar en Madrid, en la Real Académica Española (RAE). Según fuentes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el cambio de escenario ha sido debido a que es la conmemoración del 40 aniversario de la Constitución y del 25 aniversario de aprobación de la ley que atribuyó al CGPJ la formación de los jueces.

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