En mi opinión, y también en la de muchos autores, el Carnaval de Cádiz se encuentra paralizado desde hace demasiado tiempo, estancado siempre en lo mismo. Si bien hay de todo como en botica, igual vemos críticas interesantes, pero todas dentro de un orden, como también insultos contra otros pueblos del Estado español.
Hubo una vez que el Carnaval dio un gran salto adelante pero ahí se quedó. Desde el autogolpe de Estado del 23-F de 1981 estamos esperando que dé otro: el del compromiso revolucionario y su apuesta por la ruptura democrática lo digan cantando en serio o entre risas, da igual.
Quizás pueda verse algo de eso de manera minoritaria en alguna estrecha calle de la ciudad, casi de forma subversiva pero en el Concurso Oficial ya es otro cantar (nunca mejor dicho): ahí puede ser peligroso.
El Carnaval sabe que España es una dictadura. Pero el miedo es libre.
Y el miedo no es Carnaval.