Con sus cuentos de hadas de libertad de expresión, de manifestación, de… Francia, el adalid de la democracia, el campeón de los derechos… Macron, el primero en reconocer al títere venezolano impuesto por EEUU, el primero en alentar a los manifestantes (burguesitos y blancos en su inmensa mayoría) en Venezuela toma dos decisiones determinantes: autorizar a la policía el uso de nanopartículas y marcadores químicos en los instrumentos de represión contra los “chalecos amarillos” y utilizar al Ejército para controlar esas movilizaciones.

Este sábado va a tener lugar el Acto XIX de los “chalecos amarillos”. 19 semanas de movilizaciones sin que decaiga el ánimo y sin que el poder haya podido doblegarlos. Por eso se da una nueva vuelta de tuerca, porque son, por ahora, indomables. Los “chalecos amarillos” franceses están ahora entre Numancia y las Termópilas. En Numancia, allá por el 133 antes de nuestra era, los celtíberos resistieron el asedio de Roma durante 20 años y al final decidieron suicidarse antes de entregarse. Hubo, cómo no, unos cuantos que prefirieron ser esclavos y se entregaron. Unos años antes, en el desfiladero de las Termópilas, allá por el 480 antes de nuestra era, un puñado de espartanos, junto a unos griegos y tespios, contuvo al impresionante ejército de los persas. Murieron, pero al final vencieron. Y murieron por el traidor habitual, que siempre aparece para servir al señor.

Los “chalecos amarillos” franceses van a estar a partir de este sábado entre Numancia y las Termópilas.

19 semanas manifestándose, 19 semanas en las que ha habido más de 4.000 detenciones, en las que ha habido casi 2.000 heridos, en las que ha habido una treintena de ojos arrancados por las balas de goma lanzadas por la policía, en las que ha habido 5 amputaciones de mano por lo mismo. Pero 19 semanas indomables, saliéndose de los márgenes que deja el sistema y poniendo en solfa a ese mismo sistema y a quienes lo defienden, incluyendo a esa timorata “izquierda” que sigue ausente de la calle y que tiene como única razón de ser las elecciones dentro del sistema y aceptar algunas migajas de ese sistema. Estas son tres de las últimas víctimas de la represión policial y su sola pinta ya me hace temblar por lo peligrosas que son.

Son Marie Laure, David y Laurence, de izquierda a derecha.

Una pretendida “izquierda” que no ha dado la cara cuando la policía acusa a los “chalecos amarillos” de “desprecio y humillación” ante la última iniciativa que han puesto en práctica: el cacatov, un revoltijo de mierda, literalmente, introducido en globos y preservativos y que se han comenzado a lanzar a la policía.

Todos los “sindicatos” policiales han salido en tromba a criticar esta iniciativa y a pedir al gobierno más mano dura. “Humillante y arriesgado para la salud”, dicen estos encantadores demócratas. Y olvidan que fueron ellos quienes lo pusieron en práctica no hace mucho, permitiendo “de forma experimental” a la policía mezclar carne podrida y huesos triturados en el agua que lanzaban las cañoneras de la policía para, de esta forma, permitir la detención de quienes oliesen de esta forma. El simple olor era ya prueba de que habían asistido a las manifestaciones. Los mismos medios de propaganda se hicieron eco de eso. Pinchad y traducid, porque no tiene desperdicio . Podréis leer que se lanzaron en el agua “proteínas cárnicas maceradas, una mezcla de sangre seca y hueso triturado con un olor pestilente”.

¿A que son encantadores estos demócratas? Haced un ejercicio intelectual y pensad qué hubiese ocurrido si algo parecido se hubiese utilizado en Cuba o en Venezuela, por ejemplo, dos dictaduras de cartel para estos encantadores demócratas.

Son tan encantadores que ahora dan un paso más y autorizan a la policía el uso de nanopartículas y marcadores químicos contra los manifestantes. Dice el gobierno francés, ese encantador demócrata, que son “productos inofensivos”, pero impregnan la piel, el pelo y la ropa durante un lapso de tiempo largo y que servirá para las pesquisas policiales. Ya no es necesario detener con parafernalia, se pueden dejar horas, días y hacerlo son discreción. Porque los manifestantes estarán marcados. Es decir, se utilizan sustancias experimentales a gran escala con técnicas de control social que sólo nos imaginábamos en las distopías literarias o películas de ciencia ficción. Pues ya es realidad, aquí y ahora y de la mano de estos encantadores demócratas y sus maravillosos valores.

Sin embargo, no es nada nuevo. Quienes seguimos la lucha palestina sabemos que es algo que viene realizando el régimen fascista de Israel desde hace tiempo (y hay prisioneros palestinos que pueden atestigüarlo), que los neonazis ucranianos experimentaron con bombas de gas con LSD y que en Brasil (durante el mandato de la “progre” Dilma Rousseff) se autorizó a la policía a usar sustancias neurotóxicas para “calmar a los alborotadores”, aunque hay que decir que luego el gobierno dio marcha atrás y prohibió su uso.

Pero este no ha sido el único anuncio hecho por estos encantadores demócratas que están en el gobierno francés que encabeza Macron. Ayer el portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, dijo que “las nuevas formas de violencia” que utilizan los “chalecos amarillos” hacen necesario que el encantador gobierno democrático de Macron ponga en marcha la “Operation Sentinelle”, es decir, que utilice al Ejército contra los “chalecos amarillos” dado que “han decidido atacar a la democracia y a sus símbolos”.

Las tiendas de lujo que fueron atacadas el sábado pasado, y no fue la primera vez, son ahora “símbolos de la democracia”, al igual que los bancos, que también fueron atacados. Por eso hay que desplegar al ejército, a las “fuerzas antiterroristas” que se utilizaron por primera vez en 2015 tras el atentado islamista de Al-Qaeda contra la revista Charlie Hebdo (una curiosidad al margen, en todos los atentados islamistas en Occidente se ha quitado la iluminación de la torre Eiffel como gesto de solidaridad con las víctimas, pero no se ha hecho lo mismo tras el atentado de Nueva Zelanda de un cristiano contra musulmanes; y es que estos demócratas son encantadores). Según el gobierno, el ejército va a ser desplegado en “lugares estratégicos y sensibles, así como edificios públicos para permitir que las fuerzas policiales regulares sigan concentrándose en el control de multitudes”.

¿Y ante todo esto, la izquierda…? Bien, gracias, en su mundo electoral. Al igual que los sindicatos.

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La última entrega os hablaba de cómo el sistema manipula a los jóvenes. Pues cuando se ve a jóvenes haciendo lo que veis, cantar, pero cantar recordando la historia, hay que resaltarlo. Porque como dijo el pensador Daniel Bensaid un poco antes de morir, el joven que no tiene memoria ni de derrotas ni de victorias pasadas no tiene demasiado futuro. Esta es una canción histórica de la II República, una canción de combate. ¡Bien por ellas! Fue en Sabadell durante un sorprendente acto de homenaje a las 13 rosas, 13 jóvenes comunistas fusiladas por el franquismo en 1939. El resto del vídeo os lo pondré más adelante porque merece la pena.

El Lince

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