Eliana Gilet
El 25 de enero de 2019 pasará como el día en que estalló una de las mayores huelgas de trabajadores de maquiladoras de las que se tiene registro en México. Es un conflicto con un gran significado: los trabajadores organizados se levantaron contra las grandes empresas trasnacionales. Sputnik habló con una de sus representantes legales.
Este movimiento fue bautizado como ’20/32′, mote que resume dos de sus principales reclamos. Los trabajadores exigen un 20% de aumento salarial y un bono de 32.000 pesos (unos 1.700 dólares) para cada trabajador, cifra esta última que compense los aumentos no recibidos en los últimos 15 años.
El colectivo recibió una muestra de solidaridad en la Ciudad de México convocada por el Partido Comunista mexicano y el Partido Socialista de los Trabajadores que congregó cientos de personas en el Ángel de la Independencia, un sitio icónico de la capital.
«El apoyo de las organizaciones en otras partes del país es la fuerza, sobre todo para los trabajadores de cinco empresas no han querido ceder, entre ellas Coca-Cola. Lo que no quieren es sentar el precedente de dar el pago a los trabajadores del ’20/32′ y llegaron al absurdo de la terminación del contrato colectivo» dijo a Sputnik la abogada, Susana Prieto Terrazas.
El inicio comenzó hace casi dos meses en Matamoros, en la frontera norte, una de las zonas maquiladoras más grandes del país. Allí funcionan fábricas deslocalizadas de EEUU o Canadá, que procesan materias primas provenientes de esos países, adonde se vuelven a exportar los productos terminados, procesados por trabajadores mexicanos.
Estas industrias han proliferado en México a partir de 1965 y particularmente a partir de la entrada en vigor del TLCAN en 1994. Además de beneficiarse del arancel cero previsto en los acuerdos comerciales, las maquiladoras reducen costos, pues del lado mexicano los sueldos son comparativamente más bajos que los de un trabajador en el resto de Norteamérica.
Los trabajadores no están dispuestos a dar el brazo a torcer y quieren mejorar su situación de precariedad. Pero desde el estallido del movimiento, sus integrantes han sufrido despidos masivos, represión y también cosechó acuerdos en 25 plantas. Las empresas que siguen en paro son Fluxmetals de México, Coca-Cola, Grupo Mecalux Mexico, Avances Científicos de México y, Agroquímicos y Equipos Industriales.
Hasta ahora, dichas firmas se han negado a negociar con el movimiento, según explicó a Sputnik su asesora jurídica.
El inicio del conflicto
Uno de los primeros anuncios del presidente Andrés Manuel López Obrador al asumir el cargo fue sobre la duplicación del salario en 43 municipios de la frontera norte, o que se aumentara la base mínima a 176 pesos mexicanos (9 dólares) por día.
«Los contratos de estos obreros están indexados al aumento del salario mínimo. Con el decreto del presidente López Obrador debió aumentarse a toda la franja de contratos colectivos en Matamoros, Tamaulipas», explicó Prieto Terrazas a Sputnik.
La respuesta de las empresas, explicó la abogada, fue quitarles los bonos de puntualidad, limpieza, excelencia y asistencia a los trabajadores, para intentar no aumentar el monto pagado.
«Todos los bonos se los eliminaron para anexarlos al salario y cuando fueron a protestar les dijeron que eso derivaba de su ignorancia», explicó.
El malestar creció hasta que cuajó en la movilización de unos 40.000 trabajadores del sector, que en su momento álgido llegó a involucrar a 45 empresas.
El reclamo del bono surgió ante la deuda histórica que las empresas tienen con sus trabajadores y que, según Prieto, fue fomentada por acuerdos ilegítimos entre sindicatos «charros» —amarillos, esquiroles— que no han velado por los intereses de los trabajadores.
«El bono único surge del aumento que debían darle a cada trabajador y que (las empresas) generaron como una prestación adicional única desde hace 15 años, sin aumentarles el salario», explicó la fuente a Sputnik.
El mecanismo que usaban las empresas era sacar la diferencia del aumento salarial que debían pagarle por día a cada trabajador, multiplicarlo por 365 y ofrecerles ese pago por única vez, en un bono anual.
Como los aumentos siempre eran bajos, de menos de 10 pesos, nunca había sido un problema para las empresas. Pero como el aumento ahora es de 88 pesos mexicanos, el bono anual para cada trabajador asciende a 32.000 pesos mexicanos (1.700 dólares).
Mujer maquiladora: la vertiente de género del conflicto
«Hay más mujeres que hombres en la industria maquiladora, pero cada vez se les restringe más el trabajo, si fueron operadas o son mujeres de edad no las quieren, menos si están embarazadas o son madres solteras», dijo la abogada Susana Pazos a Sputnik durante la movilización en la Ciudad de México.
El problema aumenta si consideramos que hasta ahora el salario de la maquila está condicionado a bonos extra por puntualidad y asistencia, lo que dificulta su cumplimiento cabal para las mujeres jefas de hogar.
Si una trabajadora falta un día laboral es suficiente para que en cualquiera de los 43 municipios (de la zona fronteriza) les descuenten la mayor parte del salario, porque las bonificaciones están sujetas al complimiento de una condición», explicó la abogada.
Sucede para todos, hombres y mujeres, con los bonos de productividad que acercan el formato laboral a condiciones de «esclavitud moderna«, como han denunciado desde el movimiento.
«Los bonos de complimiento se hicieron para deshacer a los obreros», sostuvo la abogada. Para graficar lo vivido explicó que en Matamoros, se otorgan según el trabajo de toda la línea de producción.
«Si son 12 personas y uno falta, toda la línea pierde el bono. Si uno llega tarde, toda la línea lo pierde y de castigo te descansan 3 días. Los tienen sujetos a una enemistad y división todo el tiempo», explicó.
La marcha en solidaridad con la mayor huelga obrera contra la industria nacional que se ha vivido en México concluyó en el Zócalo capitalino, con las palabras de una de las trabajadoras que hizo estallar a la multitud en aplausos:
«Las mujeres somos aguerridas y con buenos dotes para a resistencia, por eso somos la mayoría en la industria maquiladora», exclamó la operaria.